remotamente, complice de secuestro y asesinato. Aquel nino cincuenton, carente de toda maldad y fantasia, con su mentalidad contable, sus chistes pesados y su buenmuchachismo, era incapaz de robarse un centavo ni de matar una mosca.

Lo unico razonable era que Victor matara a Rieks involuntariamente. Quiza en una rina por cuestiones amorosas. O que Rieks muriera envenenado, o por un exceso de alcohol, o de droga, o de barbituricos; o como le sucediera aquella vez en Londres, cuando cayera en coma por intoxicacion de mariscos, a los que su organismo hacia un rechazo fortisimo. O por cualquier accidente inimaginable. Y en ese caso seria logico que, desesperado, a sabiendas de que con Rieks se le escapaba un futuro brillante, Victor hubiera decidido salvar algo de su naufragio, mediante un simulacro de secuestro.

Lo mas grave era que evidentemente tenia complicidad con la mujer de los llamados. Quiza era alguna amante. Quiza Rieks se sintiera traicionado y hubiera intentado agredirlo y Victor lo habia matado en defensa propia. Pero era inadmisible suponerle premeditacion y alevosia.

Esa noche, Van Dongen tomo varias decisiones.

Primera y segunda: esperaria hasta comprobar la muerte de Rieks, que el daba por segura; y hasta conocer los resultados de la autopsia. Necesitaba detalles precisos sobre la forma en que habia muerto.

Tercera: queria contribuir al pago del rescate para observar de cerca la conducta de Victor y de su, o de sus complices.

Cuarta: de ninguna manera defenderia el dinero de Vincent Groote y su horrible familia, que siempre le fuera tan hostil. Lo sentia por Christina, la viuda de Rieks, que no era mala persona y le habia demostrado afecto. Pero ella cobraria un seguro de diez millones. Economicamente, saldria ganando.

Y quinta: aunque era evidente que Victor habia intentado sacarle dinero al cadaver, Jan no lo denunciaria. Eso, habia que perdon rselo. En su lugar, el hubiera hecho algo parecido y sin ningun cargo de conciencia.

En todo caso, estaba seguro de que Victor no era un solapado asesino, ni un orate, capaz de actuar tan torpemente en contra de sus mayores intereses.

Ademas, Jan conocia demasiado bien a Rieks. Sabia hasta que punto podia volverse agresivo, cuando era presa de sus furibundos ataques de celos, de su histeria, de sus morbosas sospechas.

Por otra parte, si finalmente Jan obtenia de la investigacion policial, la certidumbre de que Victor era un asesino alevoso, tiempo habria de hacerlo condenar, o de ajustarle personalmente las cuentas a nombre de Rieks.

38

Victor, con bigotes y peluca, entra esa manana al Triton a las 07:30 en punto, halando un carrito de dos ruedas con una gran maleta blanca, en cuyo interior transporta dos paralelepipedos de cemento, cada uno con un peso de 25 kilos. Un botones lo ayuda con un grueso estuche cilindrico de lona negra, de 2 metros de largo por 50 centimetros de di metro.

Victor recomienda al muchacho, en pesimo espanol, no golpear el bulto aquel, porque contiene un teodolito y equipos opticos para un trabajo de agrimensura.

Alicia, segun lo convenido, llega a las 8.

Victor le explica que dentro de la maleta blanca, cabe perfectamente la anaranjada que escogio Van Dongen para transportar el dinero del rescate. Victor ya ha tomado las medidas de ambas, y la una cabe holgadamente dentro de la otra.

De inmediato, ambos se ponen los guantes y comienzan a armar el equipo de pesca, que viene dentro del estuche de lona negra.

A las 08:20 Victor termina de armar las seis partes de una base met lica rectangular, que ubica frente a la ventana del balcon. La base esta provista, en su parte anterior, de un tubo de inox, de unos 40 centimetros de altura. Victor introduce en el tubo la cana de pescar, de un grueso material pl stico, imitacion madera, capaz de flexionarse ante cualquier peso inferior a cien kilos, pero sin llegar jamas a la U. Fija la cana con un dispositivo de seguridad y luego le ajusta el reel.

Cuando Victor abre la enorme maleta blanca y saca los bloques de cemento, Alicia lo mira hacer desconcertada. ?l emplaza los dos bloques en la parte posterior de la base met lica, uno encima del otro, y encima de ellos una almohada.

– ?Y eso?

– La base deberia ir atornillada al piso -dice Victor jadeando todavia por el esfuerzo-, pero aqui no se puede. Se darian cuenta los de abajo. Pero eso no importa: entre tu y los bloques har n suficiente contrapeso. Ven, sientate encima y prueba.

Ella se sube a la base, se acomoda sobre la almohada y hace girar el carrete.

Por el gesto de Victor, que enciende un cigarro sonriente, todo parece funcionar normalmente, pero Alicia hace una mueca de duda:

– ?Y tu est s seguro de que este trasto va a levantar 30 kilos?

– ?Carajo, Alicia! Hace veinte anos que pesco con equipos como este. El hilo y el reel pueden izar animales de ochenta kilos. Treinta, te los levanta como una pluma… Y el contrapeso que haces tu, mas los bloques de hormigon, representa ciento diez.

Alicia hace girar de nuevo el reel.

Victor mira en derredor, como buscando algo. Por fin abre un armario y saca mediante sucesivos halones, la pequena nevera del minibar. La desplaza con gran esfuerzo hasta el centro de la habitacion y desaloja su contenido sobre el piso.

– Mira: esta mierda pesa como 40 kilos.

Coge enseguida el hilo de pescar, y con destreza marinera, amarra la nevera por su cuatro lados y remata con un par de nudos corredizos. Alicia lo observa, muy interesada.

– ?Dale, ponlo a girar!

Alicia da varias vueltas al carrete, sin ningun esfuerzo. Al ver que la nevera se eleva, se lleva una mano a la boca. Esta asombrada de poder izar con tanta facilidad aquel peso, hasta casi medio metro del suelo.

– ?Convencida? Ahora atiende.

– Cuando hayas subido la maleta con el dinero, la metes dentro de la otra, la amarras a este carrito y luego embalas sin prisa el equipo. No tienes por que apurarte. En unos 5 a 7 minutos puedes estar saliendo hacia el ascensor. No tendr s ningun problema. Lo importante es que actues con naturalidad y mucha calma.

Alicia asiente y mira con desconfianza los bloques de hormigon.

– Y cuando encuentren aqui estos tarecos ?que?

– Nada. Por el pasaporte que les dimos, descubrir n que el cuarto lo reservo un tal Hendrick Groote. La policia va a suponer que los secuestradores le usaron el pasaporte para tomar el cuarto a nombre suyo. Y como el pobre Rieks no les podr contar nada…

– ?Y si despues algun empleado del hotel reconoce el estuche negro ese del equipo de pesca? ?No es tuyo…?

– Justamente, el original no es negro, sino verde, con varias inscripciones y el dibujo de un delfin en amarillo. Pero hace un par de dias le di varias manos de pintura negra. Nadie lo podria reconocer. Ademas, cuando lleguemos a la casa lo voy a quemar.

– Eres un genio del mal -lo celebra ella, pero sigue preocupada, nerviosa-. ?Cu nto pesa el equipo?

– Casi ocho kilos.

– Y treinta kilos de la maleta, mas los ocho del equipo en este carrito tan endeble ?no ser demasiado para mi?

– Esto no es nada endeble: son varillas de acero.

Victor se para sobre la base del carrito y se coge de una de las varillas superiores. Luego se acuclilla y la conmina:

– Si no me crees, intentalo conmigo, que peso 80 kilos.

Alicia pasa algun trabajo al principio, para ponerlo en movimiento.

Sobre la marcha, Victor le acaricia las piernas.

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