Pete alzo las cejas al apretar la tecla de la caja; el cajon se abrio y le dio en la barriga.

– Estas un poco enamorado de la hija de mi jefe, ?no Brendan? Sin mirar a Jimmy exclamo.

– ?No, no, no! -solto una risa que desaparecio tan pronto como le salio de la boca-. Solo lo preguntaba porque los domingos suelo verla por aqui.

– Su hermana pequena hace hoy la Primera Comunion -anuncio Jimmy.

– ?Ah, Nadine?

Brendan miro a Jimmy, con los ojos demasiado abiertos y con una sonrisa demasiado ancha.

– Nadine -repitio Jimmy, sorprendido de que Brendan se hubiera acordado del nombre tan facilmente-. Si.

– Bien, felicitela de mi parte y de la de Ray.

– Claro, Brendan.

Brendan bajo la mirada hasta el mostrador y asintio varias veces con la cabeza mientras Pete ponia en una bolsa el te y la barrita.

– Bien, bueno, encantado de verles. ?Vamos, Ray!

Ray no estaba mirando a su hermano cuando se lo dijo, pero empezo a andar de todas maneras; Jimmy recordo una vez mas lo que la gente solia olvidar acerca de Ray: no era sordo, solo mudo. Jimmy estaba convencido de que habia muy pocas personas del barrio o en los alrededores que conocieran a alguien como el.

– ?Eh, Jimmy! -exclamo Pete cuando los hermanos se hubieron marchado-. ?Puedo hacerte una pregunta?

– Dispara.

– ?Por que odias tanto a ese chico?

Jimmy se encogio de hombros y respondio:

– La verdad, no se si lo que siento es odio, pero… ?Venga, hombre, no me digas que ese cabroncete mudo no te parece un poco horripilante!

– ?Ah, es el? -pregunto Pete-. Si. Es una mierdecilla extrana, siempre mirandote fijamente como si viera algo en tu cara que deseara arrancar. ?Sabes? Pero yo hablaba del otro. Yo me referia a Brendan. Hombre, el chico parece majo, Timido, pero amable, ?sabes lo que te quiero decir? ?Te has dado cuenta de como utiliza el lenguaje de signos con su hermano aunque no tenga que hacerlo? Es como si quisiera que el chico no se sintiera solo; es un gesto muy bonito. Pero Jimmy, tio, cada vez que le miras tengo la sensacion de que quieres cortarle la nariz y hacersela comer.

– ?Que dices?

– Si.

– ?De verdad?

·-Tal como lo oyes.

Jimmy miro por la polvorienta ventana que habia encima de la maquina de la Loto y vio que la avenida Buckingham aparecia gris y humeda bajo el sol de la manana. Noto aquella maldita sonrisa timida de Brendan Harris en su propia sangre, como si le picara.

– ?Jimmy? Solo estaba jugando contigo. No tenia ninguna intencion de…

– ?Ahi viene Sal! -exclamo Jimmy, de espaldas a Pete y sin apartar la mirada de la ventana, mientras veia al viejo arrastrar los pies y atravesar la avenida camino de la tienda-. ?Ya era hora, joder!

6. TE DUELE PORQUE ESTA ROTO

El domingo de Sean Devine, el primer dia de trabajo despues de una semana de suspension de empleo, empezo cuando el sonido del despertador lo saco de modo repentino de un sueno y le arranco de el, para darse cuenta luego como se saca a un bebe del utero, al que no le permitirian regresar. No recordaba muy bien los pormenores, tan solo unos cuantos detalles inconexos, pero tenia la sensacion de que en ningun caso habia habido un hilo conductor. Sin embargo, el esbozo general del sueno se le habia quedado clavado como un alfiler en la parte trasera del craneo y dejado nervioso durante el resto de la manana.

Su mujer, Lauren, habia aparecido en su sueno, aun podia olerle su piel. Llevaba el pelo despeinado y del color de la arena mojada, mas oscuro y mas largo que en la vida real; tambien llevaba puesto un banador humedo blanco. Estaba muy bronceada y tenia polvo brillante de arena esparcido por los tobillos desnudos y por los pies. Olia a mar ya sol y, sentada en el regazo de Sean, le besaba la nariz y le hacia cos quillas en la garganta con sus largos dedos. Se encontraban en la terraza de una casa junto a la playa y a pesar de que Sean oia el sonido de las olas, no llegaba a divisar el mar. En el lugar en el que deberia haber estado el mar, habia una pantalla de television en blanco con la anchura de un campo de futbol. Cuando miro el centro de la pantalla Sean solo llego el ver su propio reflejo, pero no el de Lauren, como si estuviera alli sentado flotando en el aire.

Sin embargo, habia carne en sus manos, carne calida.

Lo siguiente que recordaba es que estaba de pie en el tejado de la casa pero el cuerpo de Lauren habia sido sustituido por una veleta lisa de metal. La asio y debajo de el, al pie de la casa, un enorme agujero negro le abria la boca, con un velero del reves anclado al fondo. Despues se encontraba desnudo en la cama con una mujer a la que nunca habia visto, y la acariciaba con la sensacion, segun la logica de algunos suenos, de que Lauren estaba en otra habitacion de la casa, mirandoles por el video; una gaviota se estrello contra la ventana y los trozos de cristal salieron disparados hacia la cama como si fueran cubitos de hielo; Sean, totalmente vestido de nuevo, se puso en pie sobre la cama.

La gaviota, que respiraba con dificultad, le decia: «Me duele el cuello», y Sean se desperto antes de poder responderle: «Te duele porque esta roto».

Al despertar, el sueno empezo a escurrirsele entero desde la parte trasera del cerebro, y las hilas y la pelusa se le quedaban enganchadas en la cara inferior de los parpados y en la parte superior de la lengua. Siguio con los ojos cerrados mientras sonaba el despertador, con la esperanza de que no fuese mas que otro sueno y de que podria seguir durmiendo, como si el ruido solo sonara en su mente.

Al cabo de un rato, abrio los ojos, con el tacto del solido cuerpo de la mujer desconocida y el olor a mar de la carne de Lauren todavia fijado a su tejido cerebral; se percato de que no era un sueno, ni una pelicula, ni una cancion excesivamente triste.

Eran esas sabanas, aquella habitacion y la cama. Era la lata vacia de cerveza en la repisa de la ventana, y aquel sol en los ojos y el despertador que sonaba en la mesita de noche. Era el grifo que goteaba y que siempre se olvidaba de arreglar. Era su vida, toda suya.

Apago el despertador, pero no salio de la cama enseguida. Todavia no deseaba levantar la cabeza de la almohada porque no queria saber si iba a tener resaca. Si en realidad tenia resaca, el primer dia de trabajo le pareceria el doble de largo; como ademas era el primer dia de trabajo despues de una suspension de empleo, tendria que tragarse toda la mierda y todos los chistes que contaran a su costa, y eso ya seria suficiente para que el dia le pareciera interminable.

Siguio alli tumbado y oyo los pitidos procedentes de la calle, los pitidos de la television de los cocainomanos de la puerta de al lado, que la ponian a todo volumen y se tragaban desde Letterman hasta Barrio Sesamo, el pitido del ventilador del techo, del microondas, de los detectores de humo y el zumbido del frigorifico. Pitaban los ordenadores en el trabajo, pitaban los telefonos moviles y los ordenadores portatiles; de la cocina y de la sala de estar llegaban pitidos y sonaba un constante bip-bip-bip que venia de la calle de abajo, y de la comisaria, mas al sur, y de los inquilinos de Faneuil Heights y East Bucky.

Todo pitaba, en esos dias. Todo era rapido, fluido y disenado para estar en movimiento. Toda la humanidad iba de un lado a otro, al ritmo del mundo y creciendo con el.

?Cuando empezo a suceder todo esto, joder?

En realidad, era lo unico que deseaba saber. ?Cuando habia empezado a acelerarse el ritmo ya dejarle con los ojos clavados en la espalda de los demas?

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