Cerro los ojos.

Cuando Lauren se marcho.

Fue entonces.

Brendan Harris miro el telefono y deseo que sonara. Miro el reloj. Dos horas de retraso. En verdad no era una sorpresa, ya que el tiempo y Katie nunca habian tenido una relacion muy buena, pero aquel dia precisamente… Brendan solo deseaba irse, ?Donde estaba, si no estaba en el trabajo? El plan habia consistido en que ella lo llamaria desde la tienda, que iria a la Primera Comunion de su hermanastra y que luego se encontraria con el. Sin embargo, ni habia ido a trabajar ni le habia llamado.

El no podia llamarla. Esa habia sido siempre una de las peores pegas de su relacion desde la primera noche en que se enrollaron. Katie solia estar en uno de estos tres sitios: en casa de Bobby O'Donnell, al principio de su relacion con Brendan; en el piso de la avenida Buckingham en el que se habia criado junto con su padre, su madrastra y sus dos hermanastras; o en el piso de arriba, en el que vivia un monton de sus tios locos, dos de los cuales, Nick y Val, eran famosos por sus psicosis y por la mas absoluta falta de control sobre sus impulsos. Despues estaba su padre, Jimmy Marcus, que odiaba profundamente a Brendan, a pesar de que ni este ni Katie se podian imaginar por que. Sin embargo, Katie se lo habia dejado muy claro, ya que a lo largo de todos aquellos anos su padre le habia repetido con frecuencia: «Mantente alejada de los Harris; si alguna vez traes uno a casa, te repudiare».

Segun Katie, su padre solia ser un tipo bastante racional, pero una noche, con lagrimas que le llegaban hasta el pecho, dijo a Brendan:

– Cuando hablamos de ti, se vuelve como loco. Loco de verdad. Una noche habia bebido, ?vale?, quiero decir que estaba borracho, y empezo a contarme cosas de mi madre, de lo mucho que me queria y todo eso, y luego dijo: «Esos malditos Harris, Katie, son escoria».

Escoria. El sonido de la palabra se le quedo grabado a Brendan en el pecho como si se tratara de flema.

– «Mantente alejada de ellos. Es la unica cosa que te pido en esta vida Katie. Por favor.»

– Entonces, ?como ha podido suceder? -pregunto Brendan-. Que hayas acabado saliendo conmigo, quiero decir.

Se dio la vuelta entre sus brazos, le dedico una triste sonrisa y le dijo.

– ?Aun no lo sabes?

A decir verdad, Brendan no tenia ni la mas remota idea. Katie lo era todo para el. Una diosa. Brendan era solo, pues eso, Brendan.

– No, no lo se.

– Eres amable.

– ?De verdad?

Asintio con la cabeza y anadio:

– Veo como te comportas con Ray, con tu madre, con la gente normal y corriente de la calle, y eres muy amable, Brendan.

– Mucha gente es amable.

Nego con la cabeza y replico:

– Hay mucha gente simpatica, pero no es lo mismo.

Y Brendan, reflexionando sobre lo que Katie le acababa de decir, tuvo que admitir que a lo largo de toda su vida nunca habia conocido a nadie a quien no le cayera bien, ni del modo que se haria en un concurso de popularidad, sino simplemente por frases del tipo «El chico ese de los Harris es muy majo». Nunca habia tenido enemigos, no se habia peleado desde la escuela primaria y era incapaz de recordar la ultima vez que alguien le habia dirigido una palabra desagradable. Tal vez fuera debido a que era amable. Y a lo mejor, tal y como habia dicho Katie, eso era una cualidad excepcional. O tal vez solo era la clase de persona que no hace enfadar a la gente.

Bien, a excepcion del padre de Katie. Era todo un misterio. Y no tenia sentido negar lo que era: odio.

Tan solo hacia media hora que Brendan lo habia sentido en la tienda de barrio del senor Marcus: ese odio silencioso y comedido que emanaba de Jimmy como si fuera una infeccion virica. Se encogia ante el, tartamudeaba por culpa de aquel odio. Habia sido incapaz de mirar a Raya los ojos durante todo el camino de vuelta por como le habia hecho sentir aquel odio: sucio, con el pelo lleno de piojos y los dientes cubiertos de mugre. Y el hecho de que no tuviera ningun sentido, pues Brendan nunca le habia hecho nada al senor Marcus, ?que demonios!, si apenas le conocia, no facilitaba las cosas. Cada vez que Brendan miraba a Jimmy Marcus veia a un hombre que no dejaria de cachondearse de el aunque estuviera en llamas.

Brendan no podia llamar a Katie a ninguna de las dos lineas y arriesgarse a que la persona que contestara al telefono le pillara o solicitara una identificacion de llamada, y que el senor Marcus empezara a preguntarse que hacia Brendan Harris, el odiado, llamando a su Katie. Habia estado a punto de llamarla un millon de veces, pero el mero hecho de imaginarse que el senor Marcus o Bobby O'Donnell o alguno de los psicopatas hermanos Savage pudiera contestar era suficiente para hacerle colgar el telefono de nuevo con manos sudorosas.

Brendan no sabia a quien le tenia mas miedo. El senor Marcus era un tipo normal y corriente, el propietario de la tienda a la que Brendan habia ido a comprar casi toda su vida, pero habia alguna cosa en el1 ademas del evidente odio que sentia hacia Brendan, que inquietaba a la gente, una habilidad para algo, Brendan no sabia que era exactamente, que hacia que la gente a su alrededor bajara la voz y evitara mirarle a los ojos. Bobby O'Donnell era uno de esos tios de los que nadie sabia muy bien como se ganaba la vida, pero en cualquier caso, la gente cruzaba la calle para no tener que encontrarse con el. Y por lo que se referia a los hermanos Savage, estaban a anos luz de la mayoria de la gente en cuanto a lo que se entendia por comportamiento normal y aceptable. Los hermanos Savage, que eran los cabronazos mas locos, descabellados e incorregibles y lunaticos que hubo jamas en las marismas; tenian una mirada muy penetrante y un temperamento tan explosivo que podria llenarse una libreta del tamano del Antiguo Testamento con todas las cosas que les enfurecian. Su padre, un estupido y morboso por si solo, se habia encargado, junto con su delgada y bendita esposa, de traer a todos los hermanos a este mundo con solo once meses de diferencia, como si hubieran instalado una cadena de montaje nocturna de bombas de relojeria. Antes de que echaran abajo el edificio, cuando Brendan aun era un nino, los hermanos se habian criado amontonados, ronosos y colericos en un dormitorio del tamano de una radio japonesa, junto a las vias elevadas que solia haber sobre las marismas y que les tapaban todo el sol. El suelo del piso estaba bastante inclinado hacia el este y los trenes pasaban sin cesar por delante de la ventana de los hermanos todos los malditos dias del ano; aquella mierda de edificio de tres plantas temblaba tanto que muy a menudo los hermanos se caian de la cama y se despertaban por la manana amontonados unos sobre otros. Empezaban el dia de tan mal humor que parecian ratas de alcantarilla y tenian que darse de punetazos para poder salir del monton y empezar el dia.

Cuando eran ninos, el mundo exterior no los consideraba como individuos aislados. Simplemente eran los Savage, una nidada, una manada, una coleccion de miembros, axilas, rodillas y pelos enmaranados que daban la impresion de moverse en una nube de polvo como el diablo de Tasmania. Cada vez que uno veia que la nube se le acercaba, se lucia a un lado, con la esperanza de que encontraran a otra persona a la que joder antes de que te alcanzaran, o que el remolino sencillamente pasara de largo en otra direccion, perdidos en la obsesion de sus propias psicosis obscenas.

De hecho, hasta que Brendan no habia empezado a salir con Katie en secreto, ni siquiera estaba seguro de cuantos hermanos eran, y eso que se habia criado en las marismas. Sin embargo, Katie se lo explico: Nick era el mayor, y hacia seis anos que se habia marchado del barrio para cumplir una condena de un minimo de diez anos en Walpole; a continuacion iba Val, que segun Katie, era el mas carinoso; despues venian Chuck, Kevin, Al (al que solian confundir con Val), Gerard, que acababa de salir de Walpole y, en ultimo lugar, Scott, el benjamin de la familia y el favorito de su madre cuando esta vivia; ademas, era el unico que tenia estudios universitarios y que no vivia con sus hermanos en los pisos primero y tercero de aquel edificio que tomaron tras amenazar a los antiguos inquilinos, que se marcharon a otro estado.

– Ya se que tienen muy mala fama- le habia dicho Katie a Brendan pero son unos chicos muy majos, Bueno, excepto Scott, que es bastante mas reservado.

Scott. El «normal»,

Brendan miro su reloj de nuevo y despues el despertador que tenia junto a la cama. Se quedo contemplando el telefono.

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