– Un dia de estos deberiamos vernos para tomar una cerveza -sugirio Sean.

– Cuando quieras.

– Bien, pues, hasta entonces. Cuidate, Dave.

Se estrecharon la mano y Dave se esforzo por no hacer una mueca de dolor al sentir que le apretaban la mano hinchada.

– Tu tambien, Sean.

Sean empezo a bajar las escaleras mientras Dave permanecia en el rellano. Sean le saludo con la mano y Dave le devolvio el saludo, aunque sabia que Sean no podia verle.

Decidio tomarse una cerveza en la cocina antes de regresar a casa de Jimmy y de Annabeth. Albergaba la esperanza de que Michael, que con toda probabilidad habria oido a Sean y al otro policia marcharse, no bajara de inmediato, pues necesitaba unos minutos de tranquilidad, un poco de tiempo para poner sus ideas en orden. No estaba muy seguro de lo que acababa de ocurrir en la sala de estar. Por las preguntas que le habian hecho Sean y el otro poli, no tenia muy claro si le consideraban testigo o sospechoso, y al haberselas formulado de una forma tan casual no acababa de ver cual era el verdadero motivo que les habia llevado hasta alli. Esa duda le habia dejado con un horroroso dolor de cabeza. Cuando Dave no estaba seguro de algo o cuando el suelo bajo sus pies le parecia movedizo e inestable, el cerebro se le solia dividir en dos mitades, como si se lo partieran con un trinchante. Eso le provocaba dolor de cabeza y, de vez en cuando, algo mucho peor.

Porque, a veces, Dave no era Dave. Era el chico. El chico que habia escapado de los lobos. Y no solo eso, sino el que habia escapado de los lobos y que, ademas, se habia convertido en un hombre. Y aquella criatura era muy diferente del Dave Boyle de siempre.

El chico que habia escapado de los lobos era un animal de la noche que se desplazaba a traves de los bosques, silencioso e invisible. Vivia en un mundo que los demas nunca veian ni reconocian ni querian saber que existia: un mundo que fluia cual corriente oscura junto al nuestro, un mundo de grillos y luciernagas, que solo se podia ver como un efimero destello por el rabillo del ojo, y que desaparecia en cuanto uno volvia la cabeza.

Ese era el mundo en el que Dave vivia casi todo el tiempo. No como Dave, sino como el nino que habia escapado de los lobos. Y ese nino no habia crecido bien. Se habia vuelto mas furioso y mas paranoico, capaz de hacer cosas que el verdadero Dave ni siquiera habria podido imaginar. Por lo general, aquella criatura se limitaba a vivir en el mundo imaginario de Dave, un salvaje moviendose a toda velocidad entre espesas hileras de arboles, y solo en ocasionales destellos dejaba entre ver a los demas vislumbres de si mismo; mientras permaneciera en el bosque de los suenos de Dave, era inofensivo.

Sin embargo, Dave habia sufrido ataques de insomnio desde que era nino. Podian presentarse despues de muchos meses de sueno tranquilo y, de repente, se encontraba otra vez en ese mundo agitado y desapacible del constante despertar y la falta de descanso. Despues de unos cuantos dias asi, Dave comenzaba a ver cosas por el rabillo del ojo: casi siempre ratones, que pasaban como un rayo sobre las tablas del suelo y por encima de las mesas; otras veces, veia moscardones negros que doblaban rapidamente las esquinas y entraban como un rayo en las habitaciones. EI aire que le rodeaba estallaba inesperadamente y veia diminutas bolas de fuego luminoso. La gente empezaba a parecerle presuntuosa, y el nino cruzaba el umbral de su hosque imaginario para adentrarse en el mundo real. Por lo general, Dave era capaz de controlar a aquel nino, pero algunas veces le asustaba. El nino le gritaba al oido. El nino amenazaba con matar impudicamente a traves de la mascara que solia cubrir el rostro de Dave, y mostrarse tal como era ante los demas.

Hacia tres dias que Dave no dormia muy bien. Se quedaba en la cama cada noche observando como dormia su mujer, mientras que el nino danzaba por su esponjoso tejido cerebral y rayos resplandecientes estallaban ante sus ojos.

«Lo unico que necesito es poner en orden mis ideas -susurraba mientras tomaba un trago de cerveza-. Si lo consigo, todo ira bien- se decia a si mismo mientras oia como Michael bajaba las escaleras. Solo tengo que actuar con logica, tranquilizarme, conseguir dormir bien y el nino regresara al bosque; la gente dejara de parecerme estupida, los ratones regresaran a sus agujeros y los moscardones se iran tras ellos.»

Eran mas de las cuatro cuando Dave y Michael regresaron a casa de Jimmy y Annabeth. Ya no habia tanta gente y se respiraba cierta sensacion de que las cosas se habian estancado: las bandejas casi vacias de donuts y de pasteles, el aire de la sala de estar en la que la gente habia estado fumando todo el dia, la muerte de Katie. Durante la manana y las primeras horas de la tarde se habia respirado un aire sosegado y coIectivo de amor y de dolor, pero cuando Dave regreso, se habia convertido en algo mas frio, en una especie de retraimiento tal vez, como si la gente empezara a irritarse por el rechinar continuo de las sillas y por las tristes despedidas del vestibulo.

Segun Celeste, Jimmy se habia pasado casi toda la tarde en el porche trasero. Habia entrado en casa unas cuantas veces para ver como estaba Annabeth y para recibir unos cuantos pesames mas por la perdida que habia sufrido, pero tan pronto como podia se abria camino entre la multitud para regresar al porche; una vez fuera, se sentaba bajo la ropa que colgaba de la cuerda y que ya hacia rato que estaba seca y endurecida por el sol.

Dave pregunto a Annabeth si habia algo que el pudiera hacer o si le podia ir a buscar alguna cosa, pero ella empezo a negar con la cabeza; Dave se dio cllenta de que habia sido una estupidez preguntarselo. En el caso de que Annabeth necesitara algo, en la habitacion habia por lo menos diez personas, tal vez quince, a las que acudiria antes que a el; hizo un esfuerzo por recordarse a si mismo que le habia llevado hasta alli y por no sentirse molesto por ello. Dave se habia dado cuenta de que, por lo general, no era el tipo de persona a la que la gente acudia cuando necesitaba ayuda. Algunas veces sentia que ni siquiera estaba en el mismo planeta y sabia, con un pesar profundo y resignado, que seria el tipo de hombre que flotaria hasta el fin de sus dias sin que nadie contara con el.

Salio al porche con ese aire fantasmagorico. Se acerco a Jimmy por detras y vio que este estaba sentado en una vieja silla playera bajo la ropa ondulante. Jimmy ladeo un poco la cabeza al oir que Dave se acercaba.

– ?Te molesto, Jim?

– ?Dave! -Jimmy sonrio mientras Dave se colocaba delante de el-. ?No, hombre, no! ?Sientate!

Dave se sento sobre una cajon de plastico para guardar botellas de leche. Detras de el, oia el ruido procedente de la casa: un zumbido de voces apenas perceptibles y el tintineo de la vajilla, el siseo de la vida.

– En todo el dia no he tenido la oportunidad de hablar contigo -dijo Jimmy-. ?Como estas?

– ?Como estas tu? -pregunto Dave-. ?Mierda!

Jimmy extendio los brazos por detras de la cabeza, bostezo y respondio:

– La gente no para de preguntarmelo, ?sabes? Supongo que es normal. -Bajo los brazos, se encogio de hombros y anadio-: Cambio de humor con mucha facilidad. En este preciso momento estoy bien; sin embargo, es bastante probable que de aqui a un rato ya no lo este.

Volvio a encogerse de hombros, miro a Dave, y le pregunto:

– ?Que te ha pasado en la mano?

Dave la miro con atencion. Habia tenido todo el dia para inventar una excusa, pero se habia olvidado de hacerlo.

– ?Ah! ?Esto? Estaba ayudando a un colega a trasladar un sofa y me di un golpe contra la jamba de la puerta mientras lo subiamos por la escalera.

Jimmy ladeo la cabeza, fijo la mirada en los nudillos y en la piel amoratada en tre los dedos, y exclamo:

– ?Ah, bien!

Dave noto que no se lo creia y penso que necesitaba inventarse una mentira mas convincente para la siguiente persona que se lo preguntara.

– ?Algo de lo mas tonto! -preciso Dave-. ?Uno se puede hacer dano de tantas formas!

En ese momento Jimmy le estaba mirando fijamente a los ojos, sin pensar en la mano. Aflojando la tension del rostro, le dijo:

– Estoy muy contento de volver a verte.

«?De verdad?», estuvo a punto de decir Dave.

En los veinticinco anos que hacia que conocia a Jimmy, no recordoba haber tenido nunca la sensacion de que Jimmy estuviera contento de verle. Algunas veces, habia notado que a Jimmy no le importaba verle, pero eso no era lo mismo. Incluso cuando sus vidas volvieran a encontrarse, al haberse casado con dos primas hermanas,

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