Jimmy nunca le dio el mas minimo indicio de recordar que el y Dave habian sido algo mas que conocidos. Despues de un tiempo, Dave habia empezado a aceptar como verdadera la version que Jimmy tenia de su relacion.

Jamas habian sido amigos. Nunca habian jugado al stickball [10] ni a dar patadas a las latas ni al poquer en la calle Rester. No habian pasado un ano entero jugando todos los sabados con Sean Devine, haciendo batallitas en la cantera de grava de las afueras de Harvest, saltando de tejado en tejado en las naves industriales cercanas al Pope Park, viendo Tiburon en el cine Charles, acurrucados en los asientos y gritando. Nunca habian hecho derrapar la bicicleta juntos ni habian discutido por ver quien haria de Starsky o quien haria de Hutch, ni a quien le tocaba hacer de KoIchak en The Night Stalker [11]. Tampoco se habian estrellado con el trineo al bajar por Somerset Hill a toda pastilla durante los primeros dias de la tormenta de nieve de 1975. Y el coche que olia a manzanas jamas se habia detenido en la calle Gannon.

Con todo, ahi estaba Jimmy Marcus, el dia despues de encontrar muerta a su hija, diciendole que estaba contento de volver a verlo; Dave sintio lo mismo que dos horas antes con Sean, que Jimmy decia la verdad.

– Yo tambien estoy encantado de volver a verte, Jim.

– ?Como lo llevan nuestras chicas? -pregunto Jimmy, y esbozo una sonrisa traviesa que le llego casi a los ojos.

– Supongo que estan bien. ?Donde estan Nadine y Sara?

– Con Theo. Da las gracias a Celeste de mi parte, ?quieres? ?No se que habriamos hecho sin ella!

– Jimmy, no tienes por que agradecerlo a nadie. Celeste y yo estamos encantados de poder echar una mano en todo lo que podamos.

– Ya lo se. -Jimmy alargo la mano y le dio un apreton a Dave en el antebrazo-. Gracias.

En ese instante, Dave habria levantado una casa por Jimmy y la hahria sostenido con el pecho hasta que este le dijera donde la tenia que colocar.

Casi olvido por que habia salido al porche: necesitaba contar a Jimmy que habia visto a Katie el sabado por la noche en el McGills. Tenia la necesidad de contarselo antes de que pasara demasiado tiempo y de que Jimmy empezara a preguntarse por que no se lo habia dicho antes. Necesitaba contarlo a Jimmy antes de que este se enterase por otra gente.

– ?Sabes a quien he visto hoy?

– ?A quien? -pregunto Jimmy.

– A Sean Devine -respondio Dave-. ?Te acuerdas de el?

– ?Claro! -exclamo Jimmy-. Aun guardo su guante.

– ?Que?

Jimmy hizo un gesto con la mano para quitarle importancia y anadio:

– Ahora es policia. De hecho, es el que se ocupa de investigar el… asunto de Katie. Bueno, es el que lleva el caso, como dicen ellos.

– Si -asintio Dave-. Han pasado a verme.

– ?De verdad? -pregunto Jimmy-. ?Por que ha ido a verte, Dave?

Dave, haciendo un esfuerzo para que pareciera natural y espontaneo, respondio:

– Porque me encontraba en el McGills el sabado por la noche. Katie estaba alli. Sean vio mi nombre en la lista de gente que habia estado ese dia en el bar.

– Katie estaba alli -repitio Jimmy, alejando la mirada y empequeneciendo los ojos-. ?Viste a Katie el sabado por la noche, Dave? ?A mi Katie?

– Si, Jim. Lo que te quiero decir es que yo estaba alli y ella tambien. Despues se marcho con sus dos amigas y…

– ?Con Diane y Eve?

– Si, esas chicas con las que siempre salia. Se marcharon y eso fue todo.

– Eso fue todo -repitio Jimmy, con la mirada perdida.

– Bien, eso es todo lo que se. Mi nombre aparecia en la lista.

– Si, ya lo has dicho antes. -Jimmy sonrio, pero no a Dave, sino a algo que debia de haber visto al mirar a lo lejos-. Esa noche, ?llegaste a hablar con ella?

– ?Con Katie? No, Jim. Estaba viendo el partido con Stanley el Gigante. Solo la salude desde lejos y cuando volvi a levantar la cabeza ya se habia marchado.

Jimmy permanecio en silencio un momento, inspirando aire por la nariz y haciendo repetidos gestos de asentimiento con la cabeza. Al cabo de un rato, se volvio hacia Jimmy, le dedico una pequena sonrisa, y,dijo:

– Esta bien.

– ?El que? -pregunto Dave.

– Estar aqui afuera sentado. Sentado sin hacer nada.

– ?Si?

– Si, simplemente sentarse y observar al vecindario -manifesto Jimmy-. Uno se pasa la vida arriba y abajo a causa del trabajo, los hijos y todo lo demas y excepto cuando duermes, nunca tienes tiempo de bajar el ritmo. Por ejemplo, hoy, un dia muy poco corriente, aun tengo que ocuparme de ciertos detalles. Tengo que llamar a Pete y a Sal y asegurarme de que van a encargarse de la tienda. Tengo que ocuparme de asear y vestir a las ninas cuando se despierten, vigilar que mi mujer no se venga abajo -le dedico una sonrisa un tanto extrana y se inclino hacia delante, balanceandose un poco, con las manos muy juntas-. Tengo que estrechar manos, aceptar pesames, hacer sitio en la nevera para toda esa comida y las cervezas, aguantar a mi suegro, y despues tengo que llamar a la oficina del forense para saber cuando nos entregaran el cadaver de mi hija, puesto que debo hacer los preparativos con la funeraria Reed y con el padre Vera de Santa Cecilia, encontrar a un proveedor para el velatorio y una sala para despues del funeral y…

– Jimmy -sugirio Dave-, nosotros podemos encargarnos de algunas de esas cosas.

Sin embargo, Jimmy siguio hablando, como si Dave ni siquiera estuviera alli.

– … no puedo meter la pata, no puedo permitirme el lujo de cagarla, porque seria como si ella muriera de nuevo y, de aqui a diez anos, lo unico que la gente recordaria es que su funeral fue un desastre, y no puedo permitir que nadie se lleve esa impresion, ?sabes?, porque si algo se puede decir de ella desde que tenia unos seis anos, es que era muy aseada, que se ocupaba de su ropa; y si, esta bien, salir aqui afuera y quedarse sentado, sin hacer nada mas que contemplar el barrio e Intentar pensar en algo relacionado con Katie que me haga llorar, porque, te juro, Dave, que el hecho de no haber llorado aun esta empezando a mosquearme; se trata de mi propia hija y todavia no he sido capaz de llorar, joder.

– Jim.

– ?Si?

– Ahora estas llorando.

– ?No me digas!

– ?Tocate la cara y lo veras!

Jimmy lo hizo y noto las lagrimas que le bajaban por las mejillas. Aparto la mano y se quedo mirando los dedos humedos un momento.

– ?Vaya! -exclamo.

– ?Quieres que te deje solo?

– No, Dave, no. Quedate un poco mas conmigo, si te va bien.

– Claro que me va bien, Jim. ?Faltaria mas!

17. UNA PEQUENA INVESTIGACION

Una hora antes de asistir a la reunion que tenian concertada en la oficina de Martin Friel, Sean y Whitey pasaron un momento por casa de Whitey para que pudiera cambiarse la camisa que se habia manchado a la hora de comer.

Whitey vivia con su hijo, Terrance, en un bloque de pisos de ladrillos blancos en la zona sur de los limites de

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