la subdirectora del Departamento de Homicidios de la Oficina del Fiscal del Distrito del Condado de Suffolk, Maggie Mason, y a su izquierda el sargento Robert Burke, que dirigia las otras brigadas del Departamento de Homicidios. Whitey y Sean estaban sentados uno frente al otro a ambos lados de la mesa, junto a Joe Souza, Chris Connolly, y los otros dos detectives del departamento de Homicidios del Estado, Payne Brackett y Shira Rosenthal. Todo el mundo tenia montones de informes de campo o de fotocopias de estos sobre la mesa, asi como fotografias del lugar del crimen, los informes de los forenses, los informes de la Policia Cientifica, ademas de todas las libretas y blocs de notas de cada uno de ellos, unas cuantas servilletas con nombres garabateados, y algunos esquemas del lugar del crimen dibujados de modo rudimentario.
Whitey y Sean fueron los primeros en hablar; contaron las entrevistas que habian hecho a Eve Pigeon y Diane Cestra, a la senora Prior, a Brendan Harris, a Jimmy y Annabeth Marcus, a Roman Fallow y a Dave Boyle, al que Whitey, para gratitud de Sean, solo se refirio como «mero testigo del bar».
Brackett y Rosenthal fueron los siguientes en tomar la palabra; Brackett se encargo de contarlo todo, pero Sean estaba convencido, si lo que habia pasado con anterioridad se podia usar como referente, de que todo el trabajo duro lo habria hecho Rosenthal.
Todos los empleados de la tienda del padre tenian coartadas solidas y ninguno tenia motivos aparentes. Todos coincidieron en afirmar que la victima, que ellos supieran, no tenia enemigos conocidos ni deudas astronomicas ni adiccion a las drogas. Al examinar el dormitorio de la victima solo encontraron setecientos dolares en metalico, aunque no hallaron ningun diario ni sustancias ilegales. Una revision de su cuenta bancaria mostro que los depositos coincidian con la cantidad de dinero que ganaba. No habia ingresado ni retirado grandes cantidades de dinero hasta la manana del viernes en que habia cancelado la cuenta. Era el dinero que habian encontrado en la comoda de su dormitorio y que confirmaba la teoria del sargento Powers de que la victima tenia intencion de abandonar la ciudad el domingo. Las entrevistas preliminares que se habian hecho a los vecinos no indicaban nada que pudiera hacer creer que existieran problemas familiares.
Brackett junto todas las hojas sobre la mesa para indicar que habia terminado, y Friel se volvio hacia Souza y Connolly.
– Redactamos las listas de la gente que habia estado en los mismos bares que la victima, en su ultima noche con vida. De una posible lista de setenta y cinco clientes, entrevistamos a veintiocho de ellos, sin contar a los dos que entrevistaron el sargento Powers y el agente Devine, es decir, Fallow y el Dave Boyle ese. Los policias Hewlett, Darton, Woods, Cecchi, Murray y Eastman se encargaron de entrevistar a los restantes y ya nos han pasado los informes preliminares.
– ?Que hay de Fallow y O'Donnell? -pregunto Friel a Whitey.
– Estan limpios. Sin embargo, eso no quiere decir que no contrataran a alguien para que lo hiciera.
Friel se recosto en la silla y puntualizo:
– A lo largo de todos estos anos he visto muchos asesinatos a sueldo, pero este caso no me lo parece.
– Si hubiera sido un asesino a sueldo -apunto Maggie Mason-, podria haberse limitado a pegarle un tiro dentro del coche.
– ?Bien, ya lo hizo! -exclamo Whitey.
– Diria que lo que ella insinua es que le habria pegado mas de uno, que habria vaciado el cargador.
– Se le podria haber atascado la pistola -sugirio Sean. Los demas le miraron con ojos entreabiertos-. Es algo que no hemos tenido en cuenta. Imaginemos que se le atasco la pistola y que Katherine Marcus tuvo tiempo de reaccionar; podria haber derribado al tipo y echar a correr.
Esas palabras silenciaron la sala un momento, y Friel, pensando en hacer un gesto con el dedo indice, dijo:
– Es posible. Lo es, pero ?por que le pego con un palo, con un bate o con algo similar? A mi no me parece obra de un profesional.
– No creo que Fallow y O'Donnell trabajen con profesionales de verdad -apunto Whitey-. Bien podrian haber contratado a cualquier drogadicto a cambio de un par de billetes y un boligrafo. Sin embargo, acaban de contarnos que la senora Prior oyo como la victima saludaba a su asesino. ?Creen que habria actuado asi si se le hubiera acercado un adicto al
Whitey, haciendo una especie de gesto de asentimiento, dijo:
– Un punto interesante.
Maggie Mason se apoyo en la mesa y sugirio:
– ?Que les parece si nos basamos en la teoria de que la victima conocia a su asesino?
Sean y Whitey cruzaron una mirada; luego se volvieron hacia Friel y asintieron con la cabeza.
– No es que East Bucky no tenga una buena cantidad de drogadictos, particularmente en las marismas, pero ?creen que una chica como Katherine Marcus se relacionaria con ellos?
– Otro punto interesante. -Whitey solto un suspiro-. Asi es.
– Ojala fuera obra de un profesional -declaro Friel-. Sin embargo, el hecho de que la golpearan de ese modo, no se, a mi me sugiere rabia y falta de dominio sobre uno mismo.
Whitey hizo un gesto de asentimiento y puntualizo:
– Lo unico que estoy diciendo es que no lo podemos descartar del todo.
– De acuerdo, sargento.
Friel se volvio de nuevo hacia Souza, que parecia un poco cabreado por la digresion.
Se aclaro la voz y, mirando sus notas con calma, prosiguio:
– De todos modos, estuvimos hablando con un tal Thomas Moldanado, que estaba bebiendo en el Last Drop, el ultimo bar al que fue katherine Marcus antes de llevar a sus amigas a casa. Segun parece, en el bar solo habia un cuarto de bano, y Moldanado nos conto que habia mucha cola cuando las chicas se marcharon. Asi pues, salio a la parte trasera del aparcamiento a mear y vio a un tipo sentado en un coche, con las luces apagadas. Moldanado nos conto que era la una y media, ni un minuto mas ni un minuto menos. Nos dijo que llevaba un reloj nuevo y que queria ver si brillaba en la oscuridad.
– ?Y brillaba?
– Eso parece.
– Sin embargo, el tipo del coche -preciso Robert Burke- podria haber estado durmiendo la mona.
– Eso mismo es lo primero que le respondimos, sargento. Moldanado nos dijo que el habia pensado lo mismo al principio, pero que el tipo estaba erguido y con los ojos bien abiertos. Tambien nos conto que, de no ser porque tenia un coche pequeno y extranjero, algo parecido a un Honda o un Subaru, habria creido que era un poli.
– Metido en ese asiento tan pequeno estaria un poco estrecho, ?no creen? -pregunto Connolly.
– Asi es -respondio Souza-. Luego Moldanado se imagino que debia de ser algun cliente, ya que, de noche, esa zona suele llenarse de prostitutas. Pero, en ese caso, ?que hacia dentro del coche? ?Por que no estaba paseando por la avenida?
– Bien, entonces… -dijo Whitey.
Souza levanto el brazo y exclamo:
– ?Un momento, sargento! -Se quedo mirando a Connolly con los ojos resplandecientes e inquietos-. Volvimos al aparcamiento a echar un vistazo y encontramos sangre.
– Sangre.
Asintio con la cabeza y continuo:
– Era tan espesa y tan densa que cualquiera habria pensado que alguien habia estado cambiando el aceite del coche en el aparcamiento. Sin embargo, empezamos a examinar el lugar y encontramos una gota aqui, y otra mas alla, alejandose del charco. Encontramos algunas gotas mas en las paredes y en el suelo del callejon trasero del bar.
– Agente -espeto Friel-, ?que demonios intenta decirnos?
– Que ayer por la noche alguien mas resulto herido fuera de ese bar.
– ?Como sabe que sucedio la misma noche? -le pregunto Whitey.
– La Policia Cientifica lo ha confirmado. Un vigilante nocturno dejo el coche en el aparcamiento esa noche, justo encima del charco de sangre, evitando, asi, que la lluvia lo borrara. Quienquiera que fuera la victima, estaba herida de gravedad, y la persona que la ataco tambien debia de estarlo. Encontramos dos tipos de sangre diferentes en el aparcamiento. Ahora estamos comprobando los hospitales y las companias de taxis, por si la victima hubiera subido en uno. Tambien encontramos fibras capilares cubiertas de sangre, trozos de piel y tejido cerebral. Estamos a la espera de recibir noticias de seis medicos de urgencias. Los demas nos han respondido