Marcus corria mas deprisa que su perseguidor?

Whitey entreabrio la boca, pero parecio olvidarse de lo que iba a decir.

– Segun su informe, sargento, la senorita Marcus prefirio, como minimo en dos ocasiones, esconderse que correr. Se escondio en el jardin vallado y bajo el puente de madera. Eso me dice dos cosas: que corria mas rapido que su perseguidor (si no hubiera sido asi, no habria tenido suficiente tiempo para intentar esconderse), y que paradojicamente sabia que el hecho de llevarle ventaja no era suficiente. Si anade eso al hecho de que no hizo ningun esfuerzo por salir del parque, ?que opina?

A nadie se le ocurrio respuesta alguna. Al cabo de un rato, Friel le pregunto:

– ?Usted que opina, Maggie?

– Bien, creo que cabe la posibilidad de que se sintiera rodeada.

Por un momento, Sean tuvo la sensacion de que el aire de la sala se volvia electrostatico y que hacia estallar corrientes electricas.

– ?Esta pensando en una banda o algo asi? -pregunto Whitey al rato.

– O algo asi-repitio Maggie-. No lo se, sargento. Lo unico que hago son conjeturas de su informe. No me cabe en la cabeza que a esa mujer, que segun parece corria mas rapido que su agresor, no se le ocurriera intentar salir del parque lo mas rapido posible, a menos que pensara que alguien mas la estuviera rodeando.

Whitey inclino la cabeza y dijo:

– Con el debido respeto, senora, si hubiera sido asi, habria habido muchas mas pruebas fisicas en el escenario del crimen.

– Usted mismo cito la lluvia varias veces en su informe.

– Bien -asintio Whitey-, pero si hubiera habido un grupo de gente, o tan solo dos personas, persiguiendo a Katherine Marcus, habriamos encontrado muchas mas pruebas. Como minimo, unas cuantas huellas mas. Alguna cosa, senora.

Maggie Masan se puso las gafas de nuevo y miro el informe que tenia en la mano. A cabo de un rato, preciso:

– Es una hipotesis, sargento. Y, basandome en su propio informe, creo que vale la pena no descartarla.

Whitey mantuvo la cabeza baja, pero Sean podia sentir como la indignacion le subia por los hombros, cual gas de alcantarilla.

– ?Que opina, sargento? -pregunto Friel.

Whitey levanto la cabeza, les dedico una exhausta sonrisa y contesto:

– La tendre en cuenta. No obstante, en este preciso momento no creo que haya muchas bandas en el barrio. Si aceptamos esa hipotesis y creemos que fue obra de dos personas, volvemos a la posible teoria de que fue asesinada por un asesino a sueldo.

– De acuerdo…

– Pero si ese fuera el caso, y al principio de esta reunion hemos acordado que no era facil saberlo, el otro tipo habria vaciado la pistola en el mismo momento en que Katherine Marcus hubiera golpeado a su companero con la puerta. Esto solo tendria sentido si se tratara de un asesino que se hiciera acompanar de una mujer asustada y borracha, que se hubiera mareado al ver tanta sangre, que no pudiera pensar con claridad o que hubiera tenido muy mala suerte.

– Sin embargo, confio en que tendra usted en cuenta mi hipotesis -apunto Maggie Masan, con una sonrisa amarga y con la mirada puesta en la mesa.

– Desde luego que si -respondio Whitey-. En este momento estoy dispuesto a aceptar cualquier propuesta. Se lo aseguro. Parece ser que conocia al asesino; sin embargo, ya hemos descartado a todos los posibles sospechosos que pudieran tener algun motivo. Cuanto mas tiempo llevamos trabajando en este caso, mas probable me parece que fuera una agresion no premeditada. La lluvia ha borrado dos terceras partes de nuestras pruebas, Katherine Marcus no tenia ni un solo enemigo, ni secretos financieros ni adiccion a las drogas ni tampoco habia presenciado ningun asesinato de los que tenemos archivados. Por lo que de momento sabemos, no hay nadie que haya salido ganando con su muerte.

– A excepcion de O'Donnell -apunto Burke-. El no queria que la senorita Marcus se fuera de la ciudad.

– A excepcion de O'Donnell -repitio Whitey-, pero tiene una coartada perfecta y no parece probable que contratara a alguien. ?Que otros enemigos tenia? Ninguno.

– Y, a pesar de todo eso, esta muerta -recalco Friel.

– Y, a pesar de todo eso, esta muerta -repitio Whitey-. Por eso creo que fue algo fortuito. Si uno descarta el dinero, el amor y el odio como posibles motivos, la verdad es que se queda con bien poco. Solo cabe pensar que fuese algun tipo de esos que estan al acecho y que tienen una pagina web dedicada a la victima o alguna estupidez parecida.

Friel alzo las cejas.

Shira Rosenthal dijo de forma inesperada:

– Eso ya lo estamos comprobando, senor. De momento, nada.

– Entonces, ?no saben lo que buscan? -pregunto Friel despues de un largo silencio.

– Claro que lo sabemos -espeto Whitey-. Buscamos a un tipo con una pistola. ?Ah, si, y con un palo!

18. PALABRAS QUE EL CONOCIA

Despues de dejar a Dave en el porche, y con el rostro y los ojos secos de nuevo, Jimmy se dio la segunda ducha del dia. Sentia una necesidad de llorar en lo mas profundo de su ser. Le fue creciendo en el pecho como si fuera un globo, hasta que se quedo sin aire.

Se habia ido a la ducha porque queria intimidad; temia no poder contener las lagrimas como lo hizo en el porche. Temia llegar a convertirse en un charco tembloroso, acabar llorando tal y como lo habia hecho de nino en la oscuridad de su dormitorio, con la certeza de que al nacer habia estado a punto de matar a su madre y de que su padre le odiaba por ello.

En la ducha, volvio a sentir aquella sensacion: la antigua oleada de tristeza, esa que le hacia sentirse viejo y que le habia acompanado desde siempre, la certeza de que una tragedia se cernia sobre su futuro, una tragedia tan pesada como los mismisimos bloques de piedra caliza. Como si un angel le hubiera predicho el futuro mientras se encontraba en el utero, y Jimmy hubiera salido del seno de su madre con las palabras del angel grabadas en el cerebro, aunque no en los labios.

Jimmy alzo los ojos hacia el grifo de la ducha. Sin pronunciar palabra, dijo:

«En el fondo de mi alma se que he contribuido a la muerte de mi hija. Lo noto. No obstante, no se como.»

Y la voz sosegada le respondio: «Ya lo sabras». «Dimelo.»

«No.»

«?Vete al infierno!» «Todavia no he acabado.» «?Ah!»

«Ya lo sabras.»

«?Tendre que maldecirme por ello?» «Eso depende de ti.»

Jimmy inclino la cabeza y penso en el hecho de que Dave viera a Katie poco antes de que esta muriera. Katie, viva, borracha y bailando. Bailando y feliz.

Cuando se dio cuenta de que otra persona habia visto a Katie con vida despues de el, pudo, por fin, llorar.

La ultima vez que Jimmy habia visto a Katie fue cuando esta salia de la tienda al acabar su turno del sabado. Eran las cuatro y cinco de la tarde y Jimmy se encontraba al telefono hablando con su proveedor de Frito-Lay, haciendo pedidos, distraido, mientras Katie se inclinaba hacia el para besarle en la mejilla y decirle: «Hasta luego, papa».

– Hasta luego -le habia respondido; luego habia observado como salia por la trastienda.

No, eso no era verdad. No la habia observado, tan solo la habia oido salir, ya que su mirada estaba puesta en la hoja de pedidos que tenia sobre la mesa y junto al secante.

En realidad, pues, la ultima imagen que tenia de ella fue cuando, apartando los labios de su mejilla, le habia dicho: «Hasta luego, papa».

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