– No tienes por que hacerlo -repuso Annabeth.

– Me gustaria hacerlo -respondio Celeste con una sonrisa extrana y desesperada-. De verdad. Me gustaria. Asi me dara el aire un rato. Quiero hacerlo, Anna.

– ?Estas segura? -pregunto Jimmy, y la voz le salio de la boca con un suave grunido.

– ?Claro que si! -contesto Celeste.

Sean era incapaz de recordar cuando habia sido la ultima vez que viera a alguien tan desesperado por salir de una habitacion. Se levanto de la silla, se dirigio y hacia ella y alargo la mano.

– Nos hemos visto unas cuantas veces. Soy Sean Devine.

– ?Ah, si!

Celeste tenia la mano pegajosa por el sudor cuando estrecho la de Sean.

– Una vez me corto el pelo -anadio Sean.

– Si, ya lo se. Ahora me acuerdo.

– Bien… -dijo Sean.

– Bien.

– No quisiera entretenerla.

Celeste volvio a soltar aquella risa desesperada y repuso:

– No, no. Me ha encantado volver a verle. Ahora tengo que marcharme. -?Adios!

– ?Hasta la vista!

– ?Adios, carino! -le dijo Dave, pero Celeste ya iba pasillo adelante hacia la puerta principal como si hubiera olido un escape de gas.

– ?Mierda! -exclamo Sean, volviendose hacia Whitey.

– ?Que? -pregunto Whitey.

– Me he dejado la libreta de notas en el coche patrulla.

– Pues mas vale que vayas a buscarla -propuso Whitey.

Mientras Sean se alejaba por el pasillo, oyo a Dave decir:

– ?Que pasa? ?No puede coger una hoja prestada de su libreta? No alcanzo a oir lo que fuera que Whitey le contestara, porque cruzo el umbral y bajo las escaleras a toda velocidad; llego al porche delantero en el instante en que Celeste llegaba al coche. Metio la llave en la cerradura y abrio la puerta; despues alargo el brazo, abrio la puerta de atras y dejo el vestido con cuidado en el asiento trasero. Al cerrar la puerta, miro por encima del coche y vio a Sean bajando las escaleras; Sean vio una expresion de profundo terror en el rostro de Celeste, como si estuviera a punto de ser atropellada por un autobus.

Podria ser sutil o directo, pero al mirarle a la cara supo que la unica esperanza que le quedaba era ser directo. Conseguir que le respondiera mientras, por la razon que fuere, se encontrara asi de alterada.

– Celeste -dijo-. Solo quiero hacerle una pregunta rapida.

– ?A mi?

Hizo un gesto de asentimiento mientras se acercaba al coche y apoyaba las manos en el techo.

– ?A que hora regreso Dave a casa el sabado por la noche?

– ?Que?

Le repitio la pregunta, sin dejar de mirarla a los ojos.

– ?Por que esta tan interesado en lo que hizo Dave el sabado por la noche? -le pregunto.

– Pura rutina, Celeste. Hoy le hemos hecho unas cuantas preguntas a Dave porque se encontraba en el McGills a la misma hora que Katie. Mi companero esta un poco preocupado porque las respuestas no acababan de encajar. Me imagino que esa noche Dave se tomo unas cuantas copas y que es incapaz de recordar los detalles con exactitud, pero mi companero no para de darme la tabarra. Por lo tanto, solo quiero saber con exactitud a que hora llego a casa, para poder quitarme a mi companero de encima y concentrarme en la busqueda del asesino de Katie.

– ?Cree que lo hizo Dave?

Sean se aparto del coche, la miro con una ligera inclinacion de cabeza, y exclamo:

– ?Yo no he dicho eso, Celeste! ?Caramba, como iba a pensar yo una cosa asi!

– Nunca se sabe.

– Ha sido usted quien lo ha dicho.

– ?Que! -exclamo Celeste-. ?De que estamos hablando? Estoy confundida.

Sean le dedico la sonrisa mas reconfortante que pudo y anadio:

– Cuanto antes sepa a que hora llego Dave a casa, antes podre convencer a mi companero para que deje de molestarme con las incoherencias de la historia de su marido, y podremos pasar a otros asuntos.

Parecia tan abandonada y tan confusa que, por un instante, parecia que se iba a tirar bajo las ruedas de un coche; Celeste le inspiro a Sean la misma lastima que solia sentir por su marido.

A pesar de que estaba convencido de que Whitey le pondria muy mala nota en el informe final de los tres meses de prueba, si llegaba a oir lo que estaba a punto de decir, lo hizo:

– Celeste, no creo que Dave haya hecho nada. Lo juro por Dios. Sin embargo, mi companero si que lo cree, y el es mi superior. El es el que decide por donde debe ir la investigacion. Si me dice a que hora llego Dave a casa, ya habremos acabado y Dave no tendra que volver a preocuparse por nosotros.

– Pero han visto el coche -apunto Celeste.

– ?Que?

– Antes les oi hablar. Alguien vio este coche aparcado delante del Last Drop la noche que Katie fue asesinada. Su companero cree que Dave mato a Katie.

«?Mierda!» Sean no podia dar credito a lo que estaba oyendo.

– Lo unico que quiere mi companero es esclarecer unas cuantas cosas sobre Dave. No es lo mismo. Aun no tenemos ningun sospechoso, Celeste. ?Queda claro? No tenemos ningun sospechoso. Sin embargo, la historia de Dave tiene algunas cosas que no encajan. Una vez que las hayamos aclarado, habremos terminado. Se habran acabado las preocupaciones.

«Le atracaron -queria decir Celeste-. Regreso a casa cubierto de sangre, pero solo porque le atracaron. El no lo hizo. Aunque yo misma pudiera pensar que lo hizo, hay algo dentro de mi que me dice que Dave no es esa clase de persona. Hago el amor con el. Me case con el. Nunca me habria casado con un asesino, ?sabes, maldito poli?»

Intento recordar lo que habia planeado para no perder la calma cuando la policia llegara haciendo preguntas. Aquella noche, mientras lavaba la ropa banada en sangre, estaba segura de que tenia un plan para afrontar esa situacion. Pero en aquel momento aun no le habian dicho que Katie estaba muerta, ni que la policia la interrogaria sobre la implicacion de su marido en la muerte de Katie. ?Como iba ella a predecirlo? Ademas, ese policia tenia un pico algo chulo y encantador. No era del tipo barrigon, resacoso y entrecano que se habia imaginado. Era un viejo amigo de Dave, y este le habia contado que Sean Devine tambien estaba en la calle con el y con Jimmy Marcus el dia que lo secuestraron. Y ahora se habia convertido en un hombre alto, elegante, atractivo, con una voz que uno podria pasarse la noche entera escuchandole, y con unos ojos que parecian levantarte capas y capas.

?Santo cielo! ?Como iba a resolver esa situacion? Necesitaba tiempo. Necesitaba tiempo para pensar, para estar sola y para estudiar la situacion con calma. No tenia por que aguantar aquello: un vestido de una chica muerta mirandole desde el asiento de atras, y un poli al otro lado del coche mirandola con ojos venenosos y seductores.

– Estaba dormida -respondio.

– ?Que?

– Que estaba dormida -repitio-o Cuando Dave llego a casa el sabado por la noche, yo ya estaba en la cama.

El policia asintio con la cabeza. Volvio a apoyarse en el coche y empezo a dar golpecito s en el techo. Parecio satisfecho. Parecia que todas sus preguntas hubieran sido respondidas. Celeste recordo que el solia tener una buena mata de pelo de color castano claro, con mechas practicamente color caramelo en la coronilla. Recordo haber pensado que nunca tendria que preocuparse por quedarse calvo.

– Celeste -dijo con aquella voz ahun1ada y de color ambar que le caracterizaba-. Creo que esta asustada.

Celeste tuvo la sensacion de que una mano sucia le apretaba el corazon.

– Creo que esta asustada y que sabe algo. Quiero que entienda que estoy de su parte, y tambien de la de

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