Stone.

Veresov asintio con la cabeza.

— ?Sera suficiente esto? — pregunto Sinitsin —. ?Encontrara el robot su objetivo?

— Lo encontrara — contesto seguro Stone —. En esta direccion no hay ningun otro cuerpo.

Callaron los motores de la «Titov». Ahora los dos cuerpos se movian por inercia a igual velocidad. Pero no habia tiempo que perder, ya que el satelite en cualquier momento podia cambiar su regimen de vuelo.

Stone apreto el boton.

En la pantalla panoramica aparecio la silueta del robot en forma de cigarro alargado con cortos tentaculos. Detras se extendia una llama blanca de la larga cola.

Unos segundos estuvo el robot en el espacio, al lado de la astronave, como si no supiera a donde dirigirse. Despues comenzo a alejarse cada vez mas rapidamente.

— ?Lo olio! — dijo Veresov.

— ?No se estrellara co.ntra la superficie del satelite? — pregunto Muratov, que no conocia el mecanismo de los robots cosmicos.

— No, frenara al llegar al objetivo.

La llama blanca, que salia de las toberas del robot, se convirtio en un punto.

— ?Esta lejos! — senalo Stone.

Una luz azulada ilumino la pantalla en el cuadro de mandos. Funcionaba la camara de television del robot.

Y Muratov vio de nuevo lo que fugazmente paso ante sus ojos en el ocular del telescopio hacia unos dias, durante la primera expedicion.

Una mancha oscura oculto el brillante campo de estrellas. Vacilaba, temblaba, vibraba el contorno ilusorio de un enorme huevo (por lo visto el robot se encontraba junto al satelite) como una abertura en el abismo del cosmos. Por la pantalla cada vez con mas frecuencia centelleaban franjas que, de tiempo en tiempo, la cubrian formando una red compacta.

Pero no se oia el chasquido caracteristico de las interferencias.

— El satelite entorpece la transmision televisada — dijo Stone —. ?Pero como y con que?

Y de pronto… se encendio una llama blanca de una brillantez inaguantable, donde se acababa de ver el minusculo punto del robot. La luz cegadora de la pantalla panoramica inundo todo el puesto de direccion de la «Titov», y los tripulantes se taparon involuntariamente los ojos temiendo quedarse ciegos.

— ?»Titov»!.. ?»Titov»!.. ?Que ha pasado?… ?Conteste!.. — resonaba en el altavoz la llamada alarmante de la Tierra.

La explosion habia sido tan fuerte que la habian visto en pleno dia en el cielo sin nubes.

— Todavia no sabemos lo que ha ocurrido — contesto maquinalmente Stone abriendo con precaucion los ojos, ante los que giraban a velocidades vertiginosas manchas de diferentes colores —. La astronave esta ilesa. Parece como si se hubiera destruido el robot y puede ser que el mismo satelite.

— El satelite esta en su sitio.

— Esto significa que fue solo el robot.

El local parecia que estaba en profundas tinieblas despues de una luz tan intensa. No veian nada, ni el cuadro de mando, ni uno a otro. Solo la brillante lampara de techo se distinguia nebulosamente, como una mancha amarilla.

— No abran los ojos, camaradas — aconsejo Stone —. Dejenles descansar.

Pero el mismo no hizo caso de su consejo. El deseo incontenible de saber lo que habia pasado con el robot, lo obligo a mirar intensamente el lugar donde se encontraba la pantalla del televisor.

La vista se restablecio completamente despues de unos cuantos minutos.

— Falto un pelo para quedarnos ciegos — dijo Sinitsin.

La pantalla se apago, lo cual indicaba que no funcionaba la camara de television del robot.

— Hemos hecho bien en enviar el robot por delante y no a una persona — dijo Stone —. Como se ve no podemos aproximarnos al satelite. Habra que destruirlo.

— ?Intentelo! — exclamo con un tono raro Veresov.

— ?Que quiere usted decir con esto?

— ?Que no comprende que ha tenido lugar una aniquilacion?

— Se ha establecido con toda exactitud que el satelite no es de antisubstancia.

— Ya pesar de todo ha tenido lugar una aniquilacion que ha destruido nuestro robot.

Han rodeado a su explorador de una nube de antigas.

— ?Por que no tuvo lugar una aniquilacion en el encuentro de este satelite con la astronave «Tierra — Marte», a finales del siglo pasado?

Veresov se encogio de hombros.

— Esto no lo se — dijo —, pero no es posible poner en duda lo que ha ocurrido ahora.

— Estoy de acuerdo con Veresov — dijo Muratov —. Es posible que no siempre rodee al satelite una nube de antigas. Pero ?en realidad es una nube? Puede ser que haya lanzado algo contra el robot, que precisamente la senal de radio haya conectado la instalacion de defensa.

Stone apreto por segunda vez el boton de direccion del robot. Si esta intacto tiene que regresar a la nave.

Pero el robot no regreso y ningun aparato pudo registrarlo. El cohete-explorador desaparecio sin dejar huella.

— Aterricemos — decidio Stone.

— E intentemos llevar a cabo la tercera variante de nuestro plan — anadio Sinitsin.

— Esta claro. Pero esto exige una preparacion minuciosa.

5

La tercera expedicion no se celebro en el dia senalalado, ni tampoco pudo celebrarse porque los satelites habian desaparecido.

Al principio fue observado su alejamiento de la Tierra. Por primera vez, no cambiaron la velocidad al alcanzar el apogeo de su orbita. La espiral cada vez se hacia mas ancha y llego el momento cuando las senales, de por si debiles, se «apagaron» por completo en las pantallas de los radares.

?Cual fue la causa de su marcha? ?Seria a consecuencia de la persecucion por las astronaves terrestres o que habrian cumplido el programa trazado de antemano?

Fue sugerido que los satelites no giraban todo el tiempo alrededor de la Tierra, sino que lo hacia periodicamente. Asi se podia explicar que no hubieran sido hallados mucho antes. Tambien era posible que se hubieran ido a su base para cargar energia.

Fuera lo que fuese, el hecho era que los exploradores de un mundo extrano habian abandonado el cielo de la Tierra temporalmente, y posiblemente, para siempre.

Pero ya era tarde si sus amos querian «borrar las huellas». En las manos de las personas se encontraba el hilo seguro que habria de conducirlos al mismo centro del secreto de los satelites.

El hilo lo formaban los resultados de las localizaciones. Esta vez triunfo el raciocinio de la Tierra sobre el de un mundo desconocido.

El analisis de las grabaciones de las instalaciones de radar de las tres naves, indicaba la direccion exacta de donde procedian las senales de radio o a donde iban dirigidas desde los satelites, lo cual tambien era posible.

Esta direccion era: Luna, region del crater Tycho.

?He aqui el lugar donde se encontraba el «dirigente» enigmatico de los satelites! ?He aqui de donde recibian las ordenes de sus amos o adonde enviaban la informacion obtenida!

?Que se encontraba alli? Un cerebro electronico como pensaban todos o un representante vivo de otra humanidad, como pensaba Muratov.

Esto era necesario aclararlo lo antes posible.

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