Muratov en estos segundos, sin saber por que, penso no en si y no en las personas que se encontraban con el, sino en las naves de su escuadrilla. Se encontraban relativamente cerca de la cima del embudo de granito que robeaba el observatorio.

?Acertarian a hacer alli lo mismo que aqui habia hecho Leguerier?

Ya era tarde para dar la orden por el radiofono.

«Ademas — penso Vifctor — si el cuerpo cae en la astronave, de esta no quedara nada, ya que su masa es enormemente grande. Ningun refugio salvaria a la gente».

La aguja del gravimetro continuaba acercandose inexorablemente hacia la raya roja y esto era senal de que se aproximaba una catastrofe. Eran completamente inutiles los campos de defensa antigravitacional y magnetico. Eran demasiado debiles para influir en esa mole. Una muerte casual y absurda se cernia sobre las personas que carecian de medios para evitarla.

— ?Miren! — dijo Leguerier, alargando la mano hacia el gravimetro.

Era algo mas que extrano, inexplicable, lo que ellos vieron.

La aguja disminuyo todavia mas su movimiento. En contra de las leyes de la atraccion no acelero su movimiento, sino todo lo contrario, lo disminuyo, y ahora se movia casi imperceptiblemente.

Y de repente… se detuvo por completo, casi tocando la linea roja.

Esto significaba que el cuerpo desconocido ceso su caida y pendia inmovil sobre Hermes a una distancia no mayor de cien metras.

Una inspiracion ruidosa de alivio salio simultaneamente del pecho de los que se encontraban en el camarote.

?Salvados! El peligro, que hasta ahora parecia inevitable, paso de una forma incomprensible.

— Esto solo puede hacerlo una nave dirigida — dijo Leguerier.

— ?Cuales son entonces sus dimensiones! — exclamo asombrado Muratov.

No cabia la menor duda. Todo lo que habia de incomprensible en la actitud del cuerpo desconocido, seria completamente comprensible si esto fuera una nave cosmica con potentes motores.

?De donde podian proceder? La Tierra no comunico sobre el vuelo de alguna nave en esta zona. Cualquier astronave hubiera comunicado sus coordinadas de posicion, si su comandante por cualquier motivo tuviera que descender en el asteroide. Lo hubieran captado hacia tiempo los radares. Y lo mas importante de todo es que ninguna de las naves cosmicas posee tan enormes dimensiones y carece de la «capacidad» de absorber por completo los haces de ondas de radio.

La astronave desconocida, juzgando por su masa, era gigantesca, pero a traves del techo transparente del camarote se veian solo las estrellas.

— Se ha detenido un poco hacia un lado — dijo Leguerier y en su voz se noto un estremecimiento de emocion —. No hay la menor duda de que es una nave cosmica ?pero no nuestra!

Todavia estaba hablando cuando la aguja del gravimetro de nuevo vacilo y rapidamente se deslizo hacia la izquierda.

La nave cosmica se alejaba.

?Para que entonces volo hacia Mermes? Si los desconocidos astronautas observaron en el asteroide una obra artificial, debian haberse interesado y aclarar lo que era. En vez de esto se detuvieron menos de un minuto y partieron. Durante este corto tiempo era imposible haberlo examinado todo bien. Ademas, para realizar esta maniobra se exigia un gasto de energia aunque esta no fuera muy grande.

?Cual era la causa de esta conducta tan rara?

Los ingenieros y cientificos se miraban unos a otros en silencio. Nadie comprendia nada, y las personas se hacian a si mismo la siguiente pregunta: ?no seria una ilusion esta visita?

Leguerier interrumpio el largo silencio.

— La nave se aleja en linea recta y gradualmente aumenta su velocidad — dijo —. ?Para que la disminuyo y se detuvo? Esto es mas que incomprensible.

Inesperadamente fulguro una luz brillante. Aquellos, que tuvieron tiempo de erguir la cabeza, observaron delante de ellos, como en el cielo aterciopelado negro se inflamo la nube de un torbellino de llamas de una explosion monstruosa.

Tuvo lugar muy lejos, pero precisamente alli donde debia encontrarse la nave. El camarote se ilumino en un instante con una luz blanca mortecina. Y de repente todo se apago.

La aguja dd gravimetro cayo hacia el cero como si estuviera agotada. ?Desaparecio como por encanto la masa que actuaba en el, la masa de la nave cosmica de otro mundo que hasta hace poco volaba hacia Hermes!

— ?Una catastrofe! — grito Muratov —. La nave ha explotado.

— Si, ha explotado — dijo despacio y tristemente Leguerier —. Ha tenido lugar una aniquilacion. Y nunca sabremos lo que ha pasado ante nuestros ojos.

— Ni a que humanidad pertenecia — anadio Muratov.

La inesperada catastrofe conmovio profundamente a todos. Las personas estaban emocionadas. ?Aunque fueran seres desconocidos, extranos a las personas de la Tierra los que se encontraban en la nave, eran representantes racionales de la humanidad del universo!

?Tan cerca, al lado, estuvo la mente de otro mundo; en este momento podia haber tenido lugar la entrevista tan esperada de las personas-hermanos! ?Por primera vez en la historia! ?Y no fue posible! El mensajero de otro mundo, que posiblemente habia salido de las lejanias profundas del espacio, desaparecio sin dejar huellas.

?Esto era tan absurdo, tan insoportablemente ofensivo, tan estupido!

Leguerier presiono maquinalmente el boton que establecia la comunicacion entre los departamentos del observatorio.

— ?Pero por que, por que no descendieron? — dijo Weston —. Ellos tuvieron que haber visto nuestro observatorio. ?Por que tan apresuradamente se alejaron?

— Es posible, precisamente porque — contesto Muratov —. Vinieron a nosotros del antimundo. Se convencieron de que nuestro asteroide, en relacion con ellos, era de antisubstancia, y se apresuraron a alejarse del peligro. Y al alejarse chocaron con un meteorito y tuvo lugar la aniquilacion que ellos temian.

— Su hipotesis es infundamentada, Muratov — dijo Leguerier —, infundamentada por dos razones. Primera, en ese momento no volaban ningunos grandes meteoritos. A la distancia que tuvo lugar la explosion nuestros radares hubieran registrado cualquier meteorito. Segunda, la nave cosmica que volaba a un sistema planetario extrano, debia estar defendida del peligro de la aniquilacion. Ellos debian tener determinado hace tiempo de que materia se compone nuestro sistema planetario. Ademas se encontraron con nosotros no en su extremo sino casi en el centro.

— Podian no haber atravesado todo nuestro sistema sino acercarse a el, por abajo o por arriba, en relacion con el plano de la ecliptica.

— Inconcebible. Tal imprudencia no es propia…

No termino de hablar escuchando atentamente una llamada perceptible procedente de la camara de entrada que era la puerta exterior del observatorio.

?Quien podia llamar?

Si fuera alguien de la tripulacion de las naves de la escuadrilla no tendria por que llamar. Existia un sistema de senales que era conocido de todos, y ademas nadie podia presentarse sin avisar de antemano.

Un mismo pensamiento atraveso la mente de todos. ?Habria llamado un ser de otro mundo, que hubiera descendido de la nave que hacia solo algunos minutos se habia destruido!

?Pero si esta nave no se asento en la superficie de Hermes, como podia haber desembarcado a alguien?

?La nave habia partido y la idea de que alguien habia desembarcado era absurda!

?La llamada se repitio, precisa, insistente!

Leguerier conecto la pantalla de vision exterior.

Y vieron…

En el umbral se encontraba una alta figura humana con una escafandra.

?Una figura humana conun y corriente!

?Comun y corriente?…

?Esto no era asi! Todos notaron en seguida algo distinto.

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