han mostrado. Ya que estamos aqui vayamos a verlo.

«?Se ha salido por la tangente! — penso Marina enojada —. ?Que terquedad tan rara!»

Iban por Selena en un vechemovil. Marina giro el timon y la maquina se dirigio hacia el centro.

Aumentaba la alarma incomprensible de Guianeya. Ardian las mejillas de la muchacha, sus ojos brillaban febriles. Varias preguntas que hizoj Marina quedaron sin respuesta.

Parecia que, sumida en sus pensamientos, Guianeya no oia nada.

Pero cuando entraron en el vestibulo de la estacion del puerto cosmico, Guianeya cambio por! completo. Se reavivo y asedio a preguntas a Marina. Su faz adopto el matiz habitual y solo el brillo de los ojos demostraba que la alarma todavia no la habia abandonado.

Y de repente (Marina no creyo en lo que habia oido) Guianeya pregunto:

— ?Cuantas personas han participado en la Sexta expedicion lunar?

La palabra «expedicion», en el idioma de Guianeya, por primera vez resono en los oidos de Marina. Acerto su significado por el sentido de la frase.

«Que hacer ahora? — penso ella —. No era po sible continuar la tactica anterior.

Guianeya por tercera vez y de una forma completamente abierta se quitaba la mascara.

Pasar ahora esto pori alto significa descubrir mi juego. Y no se puede dejar sin respuesta la pregunta. Es necesario aceptar el desafio».

— ?De donde usted conoce esta expedicion? — pregunto Marina mirando fijamente a su amiga. La memoria entrenada en el estudio de los idiomas le ayudo a repetir exactamente la nueva palabra.

Guianeya no se altero lo mas minimo.

— Usted misma me ha hablado de esta expedicion — respondio imperturbablemente.

Era una mentira a todas luces. Marina recordaba perfectamente que nunca habian tenido una conversacion sobre esto.

«?Vaya! — penso —. Guianeya no solo es capaz de fingir sino tambien de mentir. De esto se desprende que la moral en su mundo no se encuentra a un nivel muy alto.»

— No recuerdo — dijo Marina en voz alta — que alguna vez le haya hablado de la Sexta expedicion lunar. ?Por que le puede interesar a usted?

Guianeya dio la callada por respuesta y prefirio volver al silencio habitual.

Marina pensaba intensamente como actuar en lo sucesivo. Sabia perfectamente que era inutil insistir en que le respondiera. Despues de haber callado una vez, Guianeya ya no cambiaba su decision y seguiria callando en adelante. Lo mejor seria cortar esta conversacion. Segun todos los indicios, Guianeya estaba dispuesta a dejar definitivamente de fingir que no sabia nada. ?Bueno, que marchen las cosas por su iniciativa!

— ?Esperaremos la llegada de la Sexta expedicion? — pregunto Marina como si no hubiera sucedido nada.

— Si — contesto Guianeya.

Con esta corta palabra reconocia que habian venido especialmente a Poltava para recibir a la Sexta expedicion. Ella no podia dejar de comprender que el sentido de sus palabras estaba claro para Marina.

Y sin embargo, esto no la asustaba.

«?Ha llegado la hora! — penso Marina —. Saberl el idioma y no hablarlo es muy dificil. A lo mejor, Guianeya ansiaba hablar libremente. Desempenar este papel ano y medio ya era mas que?suficiente.»

— ?Hola! — resono detras de ellas.

Guianeya se volvio con tanta rapidez que no habia la menor duda de que conocio la voz que i habia oido hace ano y medio. La alegria ilumino su rostro.

— ?Por fin! — exclamo con plena franqueza, siendo la primera en tender la mano a Muratov, como lo hizo cuando se despidio, lo que nunca, ni con nadie, habia hecho —.

?Por que ha estado tanto tiempo sin venir? Se lo he pedido a Marina.

?Por cuarta vez!

Como si recompensara a la gente de la Tierra por su largo silencio, Guianeya, en unos cuantos dias, «se descubria» con una rapidez vertiginosa.

Muratov comprendio lo que habia dicho.

— No he tenido tiempo — contesto recordando con dificultad las palabras —. El verla a usted es para mi una gran alegria.

Marina se sonrio al oir su pronunciacion.

Guianeya no se sonrio. No retiro su mano y miraba directamente a sus ojos con aquella misma mirada tan penetrante como entonces, en la camara de salida de la astronave, como si quisiera decir a preguntar algo.

Y callaba.

Pero vio que Muratov comprendia su idioma.

?Que le impedia hacerle preguntas? — Siento — dijo Muratov, porque Guianeya seguia sin pronunciar una palabra — no haber podido cumplir antes su deseo.

Recordando el consejo de Stone y teniendo en realidad gran dificultad para elegir las palabras, intercalo en sus frases, como si hubiera sido sin querer, algunas palabras espanolas.

Guianeya no le pidio que repitiera lo dicho, pero, por su rostro no se podia determinar si le habia causado asombro o no el oir hablar espanol a Muratov.

— ?Estuvo en nuestra casa?

Muratov comprendio que se referia a Poltava. «Quiere preguntarme si he visto su dibujo en el album», penso Viktor.

— Si, estuve alli.

Guianeya retiro su mano. Parecia que en sus oscuros ojos habia brillado la desilusion.

?Que esperaba de el Guianeya?

Para el estaba completamente claro, que el paisaje de Hermes, el episodio que se referia a los dos, habia sido dibujado y colocado especialmente en la mesa para que lo pudiera ver. Esto no solo no tenia nada de casual, sino un determinado sentido que algo le debia de decir a el. Y Guianeya esperaba otra contestacion.

Sintio despecho de si mismo por no haber sabido acertar, comprender sus pensamientos. No servia de justificacion ante sus ojos el hecho de que para la persona de un planeta sea extraordinariamente dificil comprender el pensamiento Y las intenciones de la persona de otro. El debia, estaba obligado a prestar mas atencion al dibujo, intentando comprender lo que ella queria decir, y si esto no lo hacia, era posible que perdiera todas las posibilidades de mantener una franqueza amistosa con Guianeya.

— He visto su dibujo — dijo, con la esperanza dudosa de corregir algo y utilizando en sus frases, cada vez con mas frecuencia, palabras espanolas —. Dibuja usted admirablemente, Guianeya.

Se volvio de una forma tan francamente despectiva que Muratov se confundio y se ofendio consigo mismo.

El comienzo de la renovacion del antiguo conocimiento estaba claro que no le favorecia en nada.

La voz del locutor informo del aterrizaje del cohete de la nave que llegaba de la Luna.

Era la que ellos esperaban: la Sexta expedicion lunar.

Marina tradujo el comunicado a Guianeya.

— Usted no me ha contestado — dijo la huesped — a ?cuantas personas han participado en esta expedicion?

— Dieciocho.

— ?Solo han llegado ellos? ?No han venido otros pasajeros en el cohete?

?La quinta vez!

Guianeya pronuncio en espanol las palabras «cohete de aterrizaje».

Marina no se decidio a contestar en el mismo idioma. Stone le habia recomendado un cuidado extremo. Guianeya podia haber pronunciado estas dos palabras espanolas sin querer, sin darse cuenta. Desde por la manana estaba agitada y no tenia dominio de si misma.

— No lo se — respondio Marina en el idioma de Guianeya —. Pienso que no han venido otros pasajeros. Esta nave tenia una tarea especial, era solo para la expedicion.

La insistencia de Guianeya cada vez asombraba mas a Marina. ?Para que necesitaba saber tales detalles?

El cohete de aterrizaje descendio no lejos de la estacion. Acercaron la escalera y uno tras otro

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