Estaban vestidas no solo de una forma rara, sino absurda. Las camisas cortas, cenidas por un cinturon, no llegaban a cubrir la rodilla. Los pies y las manos estaban cubiertos de espeso vello. No llevaban calzado. En la cabeza tenian tambien cabellos espesos y enmaranados, y sus barbas eran muy largas.
Los cuatro eran rechonchos y achaparrados, de una estatura no mayor de metro y medio. Estaban uno muy junto a otro, y parecian muy asustados. Los cuatro rostros eran humanos, pero se diferenciaban grandemente no solo de los terrestres, sino tambien del de Guianeya. En su piel no tenian ningun tono verdoso, sus ojos eran completamente redondos, sin cejas ni pestanas, sus narices eran chatas. Los labios finos ponian al descubierto unas encias amarillas y dos filas de dientes pequenos, tambien de color amarillo.
Los pasajeros de los vechemoviles miraban en silencio a los asombrosos cosmonautas. Nadie comprendia nada.
— ?Que pasa? — pregunto Muratov — ?Acaso no son los suyos, Guianeya?
Ella callaba sin apartar la mirada de los llegados. Despues se extremecio y sus ojos brillaron.
— ?Merigo! — exclamo asombrada y desconcertada.
Este la oyo, levanto la cabeza y vio a Guianeya. No hizo mas que pasar un segundo y se lanzo velozmente hacia el vechemovil.
— ?Matarla! — grito, con asombro de todos, en un espanol casi correcto —. ?A ella y a todos! ?Son enemigos y han venido para torturarlos!
Su aspecto producia la impresion de que queria ahogar a Guianeya alli mismo, con sus propias manos.
Guianeya ni se movio. Todos los que iban en la maquina la miraron y vieron como sus labios se contrajeron con una sonrisa de desprecio indescriptible. Sus ojos entornados miraron solo un segundo al cosmonauta. Despues se volvio despectivamente.
— ?Muy interesante! — exclamo Stone. Garcia ya habia tenido tiempo de traducirle las palabras del cosmonauta.
— Tranquilicese, amigo — dijo carinosamente Muratov —. ?Para que matar a nuestra huesped? Esta sola y con nada puede causarnos dano.
— ?Por que sola? — El desconocido hablaba ya tranquilamente —. Eran cuarenta y tres —.Anadio una palabra, por lo visto, en su idioma, que reflejaba, un odio profundo.
— Eran cuarenta y tres — contesto Muratov, acertando de que hablaba el desconocido —. Pero cuarenta y dos han muerto y solo ella ha quedado viva.
— ?Esta usted seguro?
— Completamente seguro. ?No hay duda! No hay ninguna causa para que se intranquile usted.
— ?Saben lo que querian hacer con ustedes?
— Claro que lo sabemos. Pero a nosotros nadie nos puede causar dano. ?Digan mejor, de donde han venido ustedes y cuantos son?
— Somos cuatro. Hemos venido de nuestra patria.
— ?Donde se encuentra?
— ?Alli! — el desconocido senalo el cielo.
— ?Cuanto tiempo han volado ustedes? Segun el calculo de sus anos.
— No comprendo.
— ?Ha durado mucho su vuelo?
— Muchisimo. Creiamos que no llegariamos nunca.
— ?Quien de ustedes es el jefe? ?Quien ha dirigido la nave?
— El jefe es Vego. La nave nadie la ha dirigido. No sabemos hacerlo.
— ??Que?!
Muratov se volvio a Stone y de forma breve le tradujo el contenido de la conversacion.
— No comprendo nada — termino Muratov.
— Si, es dificil de comprender. No tienen nada de parecido a los cosmonautas. Es un enigma.
La risa argentina de Guianeya corto sus palabras.
— Ellos — Guianeya despectivamente, por encima del hombro, indico a los llegados — han robado la nave. Y han llegado aqui sin saber adonde iban. ?Es asombroso que hayan quedado vivos!
— De sus palabras no se deduce esto — contesto Matthews —. Se ve que tenian un objetivo. ?Pero como han conseguido llegar a la Tierra sin saber gobernar la nave?
— Porque quedo el programa de vuelo que habia antes. Esta nave debia volar despues de nosotros.
— Al fin todo esta claro — dijo Stone despues de haber escuchado la traduccion —. A la astronave la ha gobernado un cerebro electronico, que ya cerca de la Tierra espero la orden que no le dieron. ?Es un caso asombroso e inigualable! El realizar este vuelo es un acto de una audacia insensata.
Muratov se dirigio de nuevo al «cosmonauta».
— ?Ha escuchado lo que ha dicho esta muchacha? — pregunto.
— Si, lo he oido.
— ?Han robado ustedes esta nave?
— Ahora es nuestra.
Guianeya se volvio hacia el llegado. Se inclino un poco hacia el y le pregunto algo en su idioma.
Los ojos redondos brillaron con una alegria feroz. El forastero pronuncio una larga frase.
Guianeya palidecio enormemente. Unos segundos miro a la cara de Merigo con los ojos desmesuradamente abiertos. Despues los cerro, lanzando un gemido y cayo sin sentido a los pies de Matthews que no le dio tiempo de sujetarla.
10
Parecia que ya no habia ningun enigma mas, que todo estaba claro.
Los ingenieros de la Tierra pudieron facilmente comprender la construccion de la astronave y sus motores que funcionaban bajo el principio de la interaccion de campos gravitacionales y antigravitacionales. La tecnica terrestre ya habia llegado a la solucion de problemas parecidos, y se encontraron pocas cosas nuevas en el «descubrimiento».
Esto no causo a nadie asombro. Juzgando por las instalaciones de la astronave, el desarrollo de la tecnica en la patria de Guianeya se encontraba aproximadamente al mismo nivel que la tecnica de la Tierra.
El camino recorrido por la nave, reflejado en el programa del cerebro electronico, fue descifrado incluso sin la ayuda de Guianeya. Y en las cartas estelares se marco una estrella, el Sol del planeta, de donde partieron los cuatro.
Estuvieron en camino casi siete anos, segun el tiempo terrestre. La velocidad fue grande, y en la patria de los astronautas transcurrio mucho mas tiempo.
No ofrecia ninguna dificultad el que regresaran los cuatro. Era facil introducir en el programa la orden de aterrizar. Pero los cientificos de la Tierra decidieron de otra forma, ya que no querian dejar pasar la feliz ocasion que se les habia presentado.
A los cuatro les dijeron que podian regresar y anadieron que no volarian solos, que con ellos irian personas de la Tierra. El camino les parecera mucho mas corto y no habia que atormentarse durante siete anos ya que el bano de anabiosis habia sido completamente reparado y de esta forma los siete anos se transformarian en un solo mes.
Las leyes de la relatividad eran incomprensibles para Merigo y sus companeros, y no creian que al regresar no encontrarian a aquellos que dejaron. Pero con alegria acogieron la idea de regresar a la patria.
— Estabamos convencidos de que nos quedariamos aqui para siempre — dijo Merigo, el unico de los cuatro con el que se podia hablar.
Los otros tres podian, con dificultad, pronunciar solo unas cuantas frases en espanol.
Claro esta que tambien podian hablar con ellos los que dominaban el idioma de Guianeya.
— Ustedes dicen que nosotros no veremos mas a nuestros familiares — anadio Merigo —. Ya nos hemos hecho a esta idea, y nos despedimos de ellos para siempre cuando abandonamos nuestra patria.
La grandeza de la abnegada hazana de los cuatro admiro a los habitantes de la Tierra, y destacaba esta