carga despego hacia Venus. Llevaba materiales de construccion y equipos cientificos para construir en el planeta una estacion solar. La tripulacion de la nave se componia del comandante, navegante y radioperador. Casi inmediatamente despues de haber despegado se recibio un comunicado de que los radares habian localizado un cuerpo de un diametro de cuarenta metros que volaba transversalmente al curso de la nave. La velocidad, como la otra vez, no era considerable, y esto permitio frenarla a su debido tiempo y evitar el choque. El navegante tuvo tiempo de enfocar exactamente el pequeno telescopio de a bordo por el rayo del localizador pero no vio nada. El radioperador de la nave informo que a medida que el cuerpo desconocido se iba aproximando a la nave, se debilitaba en la pantalla la senal del localizador y desaparecia en el momento de su maxima aproximacion. Esto fue del todo inexplicable.

Esta vez fue completamente imposible «basarse» en la referencia de un meteorito o de que los aparatos no funcionaban, ya que este hecho lo confirmaban los apuntes de los automaticos. Se alarmaron en el Instituto de cosmonautica. El cuerpo desconocido, que amenazaba la seguridad de las vias interplanetarias, era necesario encontrarlo costara lo que costase. Los observatorios comenzaron las busquedas. Sinitsin participo en ellas desde el principio. A su disposicion estaba una potente y novisima instalacion de radar por medio de la cual se realizaron trabajos por el «contorno lunar». Dias enteros el rayo invisible tanteaba el espacio en un radio de cuatrocientos mil kilometros de la Tierra. Y por fin, hace una semana cuando llego Sinitsin al trabajo vio en la cinta del aparato registrador la senal tan esperada. A las tres cincuenta y nueve minutos y treinta segundos, a una altura de doscientos ochenta mil kilometros habia volado un cuerpo de cuarenta metros de diametro. Se movia del oriente hacia el occidente, es decir, en direccion contraria a la rotacion de la Tierra. Al cabo de dos dias, ptro ahora de dia, en la misma parte del cielo, pero a distinta altura, el radar «vio» de nuevo algo parecido de las mismas dimensiones que la primera vez, pero que volaba con otra velocidad. Esto se repitio ocho veces. Todas las observaciones coincidian en lo referente a la dimension pero divergian en cuanto a la altura y la velocidad. Ni una sola coincidencia completa. Fracasaron los intentos de ver el cuerpo misterioso con el telescopio visual, no se le pudo encontrar. Esto no asombro a nadie, ya que el telescopio se dirigio aproximadamente, y ademas, el cuerpo era muy pequeno y su orbita desconocida. En el Instituto de cosmonautica ya sabian que los primeros exitos habian sido conseguidos y esperaban de Sinitsin una informacion detallada…

?Seria posible que habria que reconocer su incapacidad?

Muratov llevaba sentado mas de una hora sin moverse y pensaba intensamente. La primera afirmacion de que no podian ser varios cuerpos iba esfumandose gradualmente, sustituida por la seguridad de que eran varios. Y no tres o cuatro sino dos. A esta conclusion conducia el analisis de todo el trabajo realizado por Serguei y por el mismo.

?Dos, solo dos! Giraban alrededor de la Tierra, encontrandose siempre contrapuestos en ambas partes del planeta.

Esta suposicion se la hizo tambien Serguei. Se ocupo de calcular las orbitas posibles y llego al absurdo.

A Muratov ni tan siquiera se le ocurria poner en duda la exactitud de los calculos de su amigo. Lo de Serguei todo estaba bien, todo, excepto…

Muratov salta del divan y se dirige a la mesa. Si, es necesario comprobar esa variante, incluso en el caso de que parezca fantastica. Serguei ha partido del supuesto de que son dos cuerpos surgidos naturalmente, que se mueven segun las leyes de la gravedad.

Entonces, claro esta, ninguna de las orbitas pensadas correspondera al movimiento real de los cuerpos, pero, si son… artificiales…

En apoyo de esta suposicion habia muchos hechos.

Primero, los cuerpos no son visibles con el telescopio visual, incluso a una distancia corta (el caso de la astronave de carga). Esto se puede explicar debido a que estan pintados con un color negro absoluto y no reflejan los rayos del Sol. Los cuerpos naturales no pueden tener este color.

Segundo, los radares los «ven» de lejos y no de cerca. Esto es mas dificil de explicar, pero se puede suponer (fantaseando hasta el fin), que quienes los lanzaron han querido dificultar a las personas el hallazgo de estos cuerpos. Como lo han hecho, esa es otra cuestion.

Y, tercero, los cuerpos se mueven en direccion contraria al movimiento del planeta, al contrario de la rotacion de la Tierra. Es cierto que este fenomeno se encuentra en la naturaleza, pero con poca frecuencia.

?Se puede llegar a la conclusion de que son satelites artificiales de la Tierra lanzados desde otro sitio!

La tenaz memoria de Muratov recordaba que esta hipotesis fue expuesta en el siglo veinte. Una vez leyo algo sobre ella. ?Cual era el apellido del autor? Muratov pone en tension la memoria. ?Ah! Si, Braithwell.

«Pero todos los satelites artificiales lanzados por el hombre se mueven segun las leyes de la gravedad — penso —. Vuelan por inercia, no poseen motor y ante la presencia de cualquier fuerza externa, la orbita puede adoptar el contorno mas fantastico».

?Facilita la resolucion del problema esta nueva premisa? No, todo lo contrario, la dificulta. ?Como averiguar la trayectoria, si es completamente desconocido su objetivo?

Pero a pesar de todo es necesario intentar algo puesto que son conocidos ocho puntas que pertenecen a dos orbitas. Es desconocido que puntos determinados pertenecen a cada orbita. Pero la combinacion de ocho puntos por cuatro no es mucho. ?Y si a una orbita pertenecen tres, y a otra cinco? ?O existe otra combinacion cualquiera?

Inesperadamente le surgio una idea mas. Muratov se conmovio al ver lo sencilla e importante que era. Si suponemos que los cuerpos son artificiales, entonces, naturalmente, se desprende otro razonamiento: no son compactos sino huecos. Esto cambia grandemente la masa y como consecuencia tambien todos los calculos. Y, claro esta, no son de piedra, sino metalicos. Entonces puede ocurrir tambien que una de las orbitas, calculadas por Serguei para los dos cuerpos, sea cierta si anadimos a ella la correccion referente a la masa. Muratov comenzo a examinar desde el principio todas las anotaciones de Serguei. Aunque Sinitsin hubiera estado, al realizar el trabajo, todo lo nervioso que se pudiera, las anotaciones y deducciones estaban perfectamente claras, laconicas y exactas. Las costumbres arraigadas actuan inconscientemente…

En los tropicos amanece rapidamente. Los rayos del Sol naciente dispersaban las tinieblas en los rincones del gabinete. La luz de la lampara es ya una mancha amarillenta.

Pero Muratov no se da cuenta de esto. Las placas-programas desaparecen en la maquina una tras otra. En la pequena pantalla aparecen claramente los resultados de los calculos.

El matematico electronico ayuda admirablemente al matematico hombre.

?Orbitas, orbitas, orbitas! Solo en ellas puede pensar Muratov, solo ellas estan clavadas en su mente. ?No hay sitio para otra cosa!

A las nueve en punto de la manana se acerca Sinitsin a la puerta de su gabinete llevando un ligero traje blanco, rasurado, esmeradamente peinado, animado e incluso aparentemente alegre. Pero la alegria es solo exterior, en su alma hay alarma y turbacion.

?Habra logrado Viktor, aunque no sea mas que parcialmente, aunque no sea mas que en algo, aproximarse a la solucion? ?Le habra surgido alguna nueva idea que pueda arrojar algo de luz en las tinieblas del enigma cosmico?

Sinitsin conocia bien la aguda mentalidad de Viktor, su enorme capacidad matematica.

Poseia ademas un rasgo altamente desarrollado: la fuerza imaginativa, rasgo muy util para la investigacion y del que carecia en absoluto el mismo Sinitsin. Sinitsin era un practico, Muratov, un teorico.

Diecisiete horas de trabajo (Sinitsin no dudo ni un solo minuto de que. Viktor habia trabajado toda la noche) algo tenian que dar.

Habia que apresurarse. En cualquier momento podia exigir el Instituto de cosmonautica que le enviaran todos los materiales y no habria manera de negarse. Sinitsin sabia muy bien que las rutas interplanetarias estaban cerradas temporalmente, que las naves cosmicas estaban en los cohetodromos esperando a que estuviera libre el espacio proximo a la Tierra. ?Y numerosas expediciones se encontraban en Venus, en Marte, en los satelites de los grandes planetas, en los asteroides! Tenian cerrado el camino hacia la Tierra. ?Todos esperaban!

Al abrir la puerta, Sinitsin se detuvo asombrado en el umbral.

Las cortinas estaban echadas, la habitacion estaba a media luz. Viktor dormia tranquilamente en el divan con las manos debajo de la cabeza (?posicion ya conocida!).

Pero el asombro fue inmediatamente sustituido por una fuerte emocion. ??Era posible?!

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