– ?Yo?
– Pues si.
– Absolutamente no. Imposible.
Scott se sintio mareado. No sabia que pensar.
– Pero tengo aqui delante una copia de su tesis, y hay parrafos que son iguales palabra por palabra. No se como ha sucedido, pero…
– Imposible -repitio Louis Smith-. Su articulo fue publicado meses despues de que escribiera mi tesis, pero usted debio de hacer su investigacion y redactarlo mas o menos al mismo tiempo. Y hubo retrasos en incorporar mi tesis a Internet. De hecho, aparte de la pagina web de la universidad, que enlaza con algunas webs de historia, es muy dificil encontrarla. Suponer que usted lo consiguiera y tomase algunos parrafos… bueno, no lo entiendo. ?Puede leerme esos parrafos, si no le importa?
Scott miro las palabras resaltadas en amarillo.
– Si -dijo-. En mi articulo, en la pagina treinta y tres, escribi… -Scott leyo ambos.
Louis Smith respondio lentamente.
– Vaya, es muy curioso. El parrafo que usted me lee y que supuestamente aparece en ambos trabajos no es del mio. Es decir, yo no lo escribi. No esta en mi tesis. Quiero decir, los argumentos son similares, pero no la redaccion.
– Pero -repuso Scott- estoy leyendo de una copia por impresora de su tesis.
– No puedo asegurarlo, profesor, pero me da que pensar que alguien ha manipulado la copia de mi trabajo que le han enviado… ?Quien podria hacer una cosa asi y para que?
El viento arreciaba y la luz del sol se difuminaba hacia el oeste, dando al mundo una cualidad gris y confusa. Hope reunio al equipo tras terminar el entrenamiento. Las chicas estaban sudorosas. Las habia hecho trabajar duro, quiza mas que de ordinario cuando se acercaba el final de la temporada, pero habia corrido al tiempo que ellas, como si el esfuerzo fisico y el aire frio fuesen lo unico que podia distraerla.
– Buen trabajo -jadeo-. Faltan dos semanas para las eliminatorias. Sera dificil venceros. Muy dificil. Eso es bueno. Pero hay otros equipos que pueden estar preparandose igual de bien. Ahora interviene algo mas que el estado fisico. Ahora se trata de una cuestion de voluntad. ?Como quereis que se recuerde este ano, esta temporada, este equipo?
Contemplo los brillantes rostros de aquellas jovencitas que habian aprendido que el trabajo duro y la dedicacion dan sus frutos. «Primero surge un destello en sus ojos -penso Hope-, y luego se les extiende a la piel, tan intenso que desprende una especie de calor.»
Les sonrio, aun sintiendo un profundo desasosiego.
– Mirad -dijo-. Para ganar, todas tenemos que arrimar el hombro y sudar la camiseta. ?Alguna quiere decir algo? ?Alguna duda o sugerencia?
Las chicas se miraron unas a otras. Algunas negaron con la cabeza.
Hope no sabia si ya circulaban algunos rumores. Pero le costaba imaginar que no fuera asi. «No hay secretos en un colegio», penso.
Las chicas parecieron encogerse colectivamente de hombros. Hope quiso interpretarlo como un gesto de solidaridad.
– Muy bien -dijo-. Pero si hay alguien que se sienta incomoda por algo, cualquier cosa, puede ir a mi despacho. Mi puerta esta siempre abierta. Y si no quereis hablar conmigo, hacedlo con la directora deportiva… - No podia creer que estuviera diciendo eso. Atino a cambiar de tema-. Nunca os habia visto tan calladas, asi que voy a suponer que os habeis quedado sin voz por haber trabajado tan duro. Por tanto, se cancela la carrera final. Daros una palmadita en la espalda, y luego recoged vuestras bolsas y a casa.
Esto produjo una salva de aplausos. Exonerarlas de un par de vueltas extra alrededor del campo siempre funcionaba. «Estan preparadas», penso. Y se pregunto si lo estaba ella.
Las chicas empezaron a despejar el campo, en pequenos grupos, y Hope oyo sus risas. Las vio marchar y luego se sento en el banquillo.
El viento habia aumentado. Penso que ser parte de algo, como la escuela y
Pero fuera quien fuese, parecia no tener mas sustancia que la creciente oscuridad que la rodeaba, y Hope, a pesar de lo furiosa que estaba, prorrumpio en sollozos incontrolados.
– ?Ashley? ?Ashley Freeman? Hace tiempo que no la veo. Meses. Tal vez incluso mas de un ano. ?Sigue viviendo en la ciudad?
No respondi a esa pregunta.
– ?Trabajaba usted aqui con ella? -pregunte.
– Si. Eramos varios posgraduados trabajando aqui a tiempo parcial.
Yo estaba en el vestibulo del museo, no lejos del restaurante donde Ashley habia esperado infructuosamente una tarde a Michael O'Connell. La joven recepcionista llevaba el pelo muy corto y con una cresta en lo alto, lo que le daba aspecto de gallo, y tenia media docena de
– ?Por que le interesa Ashley? ?Algo va mal?
Negue con la cabeza.
– Me interesa un caso legal en el que ella estuvo relacionada. Estoy haciendo un trabajo de investigacion. Solo queria ver donde trabajaba. Entonces, ?la conocio usted cuando estaba aqui?
– No muy bien… -Vacilo.
– ?Que ocurre?
– No creo que la conociera mucha gente. Ni que la apreciaran demasiado.
– ?Sabe el motivo?
– Bueno, oi decir que Ashley era un poco rara, o algo asi. Se hablo y especulo mucho cuando se marcho.
– ?Por que?
– Se rumoreaba que encontraron en su ordenador algo que la metio en problemas.
– ?Algo?
– Algo raro. ?Vuelve a tener problemas?
– No exactamente -respondi-. Problemas tal vez no sea la palabra adecuada.
18 Cuando las cosas empeoran
Michael O'Connell consideraba que su mayor virtud era la paciencia.
No era solo una cuestion de ocupar el tiempo, o de sentarse mano sobre mano. Esperar de verdad requeria preparativos y planes, para que cuando llegara el momento el fuera por delante de todos los demas. Se consideraba un director de cine, la persona que tiene una vision de la historia completa, acto a acto, escena a escena, hasta el final. Era un hombre, se decia, que conocia todos los finales, ya que los disenaba el mismo.
Estaba en calzoncillos, el cuerpo sudoroso. Un par de anos antes, mientras curioseaba en una tienda de libros de segunda mano, habia encontrado un libro de ejercicios muy curioso. Pertenecia al manual de preparacion fisica de las Reales Fuerzas Aereas Canadienses y estaba lleno de antiguos dibujos de hombres en calzon haciendo flexiones con una sola mano y la barbilla levantada. Era todo lo contrario de los manidos ejercicios abdominales de seis minutos que saturaban los canales de television a todas horas. Habia aprendido los ejercicios de las RFAC, y bajo sus ropas sueltas de estudiante ocultaba el fisico de un luchador profesional. Nada de asistir a gimnasios selectos, que eran nidos de vanidad, ni de penosas carreras en solitario por los paseos de la ciudad. Preferia tonificar sus musculos a solas, en su habitacion, escuchando a veces con auriculares algun grupo de rock pretendidamente satanico, como Black Sabbath o AC/DC.
Se tumbo en el suelo, alzo las piernas por encima de la cabeza y luego las bajo despacio, deteniendose para mantener la postura tres veces antes de inmovilizar los talones a escasos centimetros del parquet. Repitio este