– ?Te has enamorado de otra persona?
– No, no…
– ?Un hombre?
– No.
– ?Otra mujer, entonces?
– No.
– ?Ya no me quieres?
– No se que quiero -respondio Sally-. Siento, no se, como si me estuviera desvaneciendo, como si fuese una foto antigua.
Hope penso que eso sonaba demasiado indulgente y romantico. Le sento como un punetazo e hizo todo lo que pudo, dada la tension a la que habia estado sometida, por no estallar.
– ?Sabes, Sally? -dijo con una frialdad que la sorprendio-. No quiero discutir los vaivenes de tu estado emocional. Las cosas no son perfectas. ?Que es lo que quieres hacer? Odio vivir en este campo de minas que tenemos por casa. Me parece que o bien nos separamos o… no se, ?que? ?Que sugieres? Pero desde luego odio esta montana rusa psicologica…
Sally nego con la cabeza.
– No lo habia pensado.
– Y una mierda que no. -Hope sentia remordimientos por lo bien que le sentaba estar furiosa.
Sally empezo a decir algo, pero se detuvo.
– Hay otro problema -dijo-. Uno que nos afecta a las dos, a como vivimos…
Sally la informo de la denuncia del Colegio de Abogados y de la dura realidad de que una buena parte de sus ahorros, al menos por el momento, habia volado, y que tardaria algun tiempo en localizar el dinero y realizar los tramites necesarios para recuperarlo.
Hope escucho asombrada.
– Estas bromeando, ?no?
– Ojala.
– Pero no era tu dinero, era nuestro dinero. Tendrias que haberme consultado primero…
– Tuve que actuar con rapidez para impedir una investigacion por parte del Colegio de Abogados.
– Eso es una excusa. Pero no explica por que no cogiste el maldito telefono para decirme lo que estaba pasando.
Sally no respondio.
– ?Asi que no solo estamos al borde del divorcio, sino que de pronto nos quedamos sin blanca?
Sally asintio.
– Bueno, no del todo, pero hasta que las cosas se resuelvan…
– ?Magnifico! ?De maravilla! ?Que demonios vamos a hacer ahora? -Hope se levanto para pasearse por la habitacion. Estaba tan enfadada que le parecia que las luces de la habitacion parpadeaban.
Antes de que Sally pudiera responder «No lo se», sono el telefono.
Hope lo miro como si el aparato tuviera la culpa de todas las desgracias y cruzo la habitacion para atenderlo. Murmuraba obscenidades para si a cada paso.
– ?Si? -dijo con rudeza-. ?Quien es?
Desde el sillon, entristecida por el caos en que parecia estar sumida su vida, Sally vio que el rostro de Hope se tensaba de repente.
– ?Que pasa? -pregunto-. ?Algo va mal?
Hope vacilo, escuchando a su interlocutor. Al final asintio.
– Madre de Dios. Espera, te la paso. -Se volvio hacia Sally-. Si. No. Toma. Cogelo. Es Scott. El gusano ha vuelto a la vida de Ashley. A lo grande.
Scott llego a la casa una hora mas tarde. Llamo al timbre, oyo a
– Hola, Scott. Pasa.
A el le sorprendio ver que Hope habia estado llorando, porque siempre habia supuesto que ella era la dura en la relacion con Sally: su ex esposa siempre era la mitad pasiva de cualquier relacion.
Se salto los saludos cuando llego al salon.
– ?Has hablado con Ashley?
Sally asintio.
– Mientras venias para aqui. Me ha informado de lo que te ha contado. Ahora esta sin trabajo y metida en un lio en sus estudios -suspiro-. Supongo que hemos subestimado a ese O'Connell.
Scott alzo las cejas.
– Eso seria quedarnos cortos. Fue un error probablemente inevitable. Pero ahora tenemos que ayudar a Ashley a salir de la encrucijada.
– Crei que habias ido a Boston para eso -dijo Sally friamente, mirandolo con las cejas arqueadas-. Junto con cinco mil dolares en efectivo.
– Si -replico Scott con la misma frialdad-. Supongo que nuestra oferta de soborno no funciono. Bien, ?cual es el siguiente paso?
Todos guardaron silencio, hasta que Hope estallo.
– Ashley tiene problemas graves. Esta claro que necesita ayuda, pero ?como? ?Que podemos hacer?
– Tiene que haber leyes que la protejan -dijo Scott.
– Las hay, pero ?como las aplicamos? -observo Hope-. Y hasta ahora, ?que ley pensamos que ha quebrantado ese tipo? No la ha atacado. No la ha golpeado. No la ha amenazado. Le ha dicho que la ama. Y la ha seguido. Y luego lo que ha hecho es joderle la vida con el ordenador. Malicia, principalmente…
– Hay leyes contra eso -dijo Sally.
– ?Contra la malicia con el ordenador? -repuso el-. No lo creo.
– Acoso anonimo -dijo Sally.
Scott se echo hacia atras en su asiento.
– He tenido un problema peliagudo esta ultima semana, generado anonimamente por ordenador. Creo que esta resuelto, pero…
– Yo tambien -dijo Hope.
Sally alzo la cabeza, sorprendida. Pero antes de que pudiera decir nada, Hope la senalo directamente.
– Y tu tambien. -Y se levanto-. Creo que vamos a necesitar una copa -dijo, y se marcho en busca de otra botella de vino-. Tal vez mas de una -exclamo por encima del hombro, mientras Scott y Sally se miraban el uno al otro, sumidos en la duda.
El detective de la policia estatal de Massachusetts sentado frente a mi parecia un tipo bastante agradable, sin ese aspecto endurecido y cansino de los policias de las novelas. De estatura y constitucion medias, llevaba una chaqueta cruzada azul y pantalones caquis baratos, y tenia un cabello corto tirando a pelirrojo y un desarmante bigote hirsuto en el labio superior. De no ser por la negra pistola Glock de 9 mm que llevaba en una sobaquera, habria parecido mas bien un vendedor de seguros o un profesor de instituto.
Se reclino en su silla, ignorando el telefono que sonaba.
– Asi que quiere saber un poco sobre el acoso, ?eh?
– Si. Estoy haciendo un trabajo de investigacion -respondi.
– ?Para un libro? ?O un articulo? ?No porque tenga interes personal en el tema?
– Creo que no comprendo…
El detective sonrio.
– Bueno, usted parece el tipo que va a ver al medico y dice: «Tengo un amigo que quiere saber cuales son los sintomas de una enfermedad como la sifilis o la gonorrea. Y como el, mi amigo, puede haberla pillado, porque le duele un monton…»
Negue con la cabeza.
– ?Cree que me estan acosando y quiero…?
El sonrio con aire calculador.