– Muy en serio. Ademas, esta hipotesis no es peor que las otras. La comprobacion de las primeras dos ha llevado tres semanas. Estoy de acuerdo con que aquellas dos hipotesis eran mas trabajosas. Segun los datos del DVYR, ninguno de los clientes extranjeros de Yeriomina se encontraba en Moscu a finales de octubre, con la unica excepcion del ultimo, el holandes, pero Olshanski no pone en duda su coartada. De todas formas, no podemos comprobar a fondo actos irracionales realizados en estado de psicosis aguda. No queda mas remedio que esperar que alguna informacion aflore por casualidad pero es muy posible que nos jubilemos antes de que eso ocurra. Sin embargo, no acabo de creerme la historia del trastorno mental de Yeriomina. Victor Alexeyevich, tengo motivos para pensar que no estaba enferma y que su sueno robado es una patrana.
– ?Y el motivo? Si Kartashov esta involucrado, ?cual es su motivo?
– No lo se. Y quiero intentar averiguarlo. Pero nos resulta dificil hacer algo mientras trabajamos solos, yo y Chernyshov. Avanzamos pasito a pasito.
– A mi me parece que no avanzais en absoluto -gruno Gordeyev-. Todo ese tantear, comprobar, dar palos de ciego y… ?que habeis obtenido? Ni para un alivio. ?Te has puesto en contacto con la comisaria del distrito donde vivia Yeriomina?
– Bueno… en realidad… -balbuceo Nastia.
Quien estuvo desde el principio a cargo de la busqueda de la desaparecida Yeriomina en la Comisaria era el capitan Morozov, por lo que le encargaron tambien colaborar con el grupo que investigaba el asesinato. En los primeros dias, Nastia intento confiarle algunas tareas pero Morozov le explico en terminos que no podrian ser mas claros que, ademas de ese asesinato, perpetrado, por cierto, en un lugar desconocido y, probablemente, en otro distrito de Moscu o en sus afueras (Morozov, solo estaba obligado a ocuparse de crimenes cometidos en su circunscripcion), tenia que investigar dieciocho atracos, dos decenas de robos de coches, una infinidad de asaltos a mano armada, peleas y unos cuantos asesinatos sin resolver, de los que Petrovka se habia desentendido y que le tocaba apanar mal que bien a el solito. Los cometidos que Nastia le encomendaba a Morozov los cumplia sin ganas, sin prisas y de aquella manera. En cambio, demostro una rara habilidad para darle esquinazo, de modo que encontrarse con el capitan no le resultaba nada facil. Pasados tres o cuatro dias, Nastia dejo de buscarlo, y a partir de entonces ella y Chernyshov apechaban con el descomunal trabajo solos.
Pero Kamenskaya nunca habia sido ni quejica ni acusica, por lo que se limito a mascullar algo ininteligible por toda respuesta a la pregunta del jefe.
– Ya veo -murmuro el Bunuelo, que habia comprendido el problema al instante-. Tendre que llamar a la comisaria y meterles un varapalo. Pon a Morozov a trabajar, no te andes con miramientos. ?Cualquiera diria que tiene mas trabajo que Chernyshov! Pasado manana viene el estudiante, te ayudara. No tengas inconveniente en utilizar a nuestros chicos. Lo unico que te pido es que lo hagas a traves de mi. ?Entendido? A traves de mi exclusivamente. Soy el jefe, soy quien reparte tareas, y punto. No tengo por que rendirle cuentas a nadie. Tu, en cambio, no podras darles la callada por respuesta si se ponen a hacer preguntas, ?a que no?
– Asi es, no podre. Creerian que se me han subido los humos.
– Eso es, eso es -cabeceo el coronel pensativo.
Nastia comprendio que volvia a olvidarse por unos segundos de la conversacion, se levanto de la mesa y recogio sus apuntes.
– ?Puedo irme, Victor Alexeyevich? -medio anuncio, medio pregunto ella.
– Eso es, eso es -repitio Gordeyev, y de repente dirigio a Nastia una mirada extranisima y en voz muy baja le dijo-: Ten mucho cuidado, Stasenka. Eres la unica que me queda.
A diferencia de Gordeyev, el juez de instruccion Olshanski se deshizo en sonrisas al saludar a Nastia pero puso trabas a la mayor parte de sus requerimientos. Nastia tenia pocas dudas en cuanto a las causas de su hostilidad. Durante la primera semana de incoar la causa del asesinato de Yeriomina, los que trabajaban con el juez eran Misha Dotsenko y Volodya Lartsev. Mientras Konstantin Mijailovich trataba a Dotsenko con indiferencia, Lartsev era uno de sus favoritos, por lo demas, merecidamente. A Olshanski y Lartsev les unia tambien una amistad personal, cada uno habia estado varias veces en casa del otro, y sus mujeres eran buenas amigas. Cuando, hacia un ano y medio, la mujer de Lartsev y su nino recien nacido murieron de sobreparto, y Volodya se quedo solo con su hija de diez anos, fueron los Olshanski quienes le ayudaron a superar el dolor y a encauzar mas o menos otra vez su vida.
Pero la muerte de la mujer no habia cambiado solo la vida privada de Lartsev. Tambien afecto a su rendimiento. Volodya ya no era capaz de entregarse al trabajo por completo y de currar de sol a sol, tal como lo habia hecho antes. Ahora tenia mas preocupaciones y dolores de cabeza, el tiempo le cundia mucho menos porque durante el dia trataba de resolver algunos problemillas del piso y de la compra, pasar por casa para comprobar que todo estaba en orden, marcharse antes para controlar a la hija mientras esta hacia los deberes y prepararle todas las comidas para el dia siguiente. Los colegas se mostraban compasivos ante su dolor y le perdonaban muchas cosas; y mas teniendo en cuenta que lo que se resentia de sus cuitas era el volumen del trabajo desempenado pero en absoluto su calidad. No obstante, Konstantin Mijailovich Olshanski, que tomaba muy a pecho todo cuanto concernia a su amigo, se ofendia con la menor alusion al hecho de que en ocasiones el rendimiento laboral de Volodya ya no era lo que habia sido. Nastia no se sentia nada feliz con el papel de chivo expiatorio que le habia tocado interpretar en esta ocasion.
– Las conclusiones peritales de la cinta no estan listas todavia -le anuncio Olshanski nada mas cruzar ella el umbral.
Nastia se habia llevado de la casa de Kartashov, ademas de la ultima casete, tambien las dos anteriores, que contenian mensajes grabados, fuera de toda duda, por la propia Vica, y habia pedido al juez de instruccion remitir al experto sus preguntas sobre la naturaleza de la inexplicable pausa y sobre si en la ultima cinta habia grabaciones de una voz identica a las muestras numero 4, 11 y 46 de las dos casetes anteriores. Si decidia desconfiar de Kartashov, desconfiaria de el totalmente, decidio Nastia. Por consiguiente, habia que comprobar cada detalle, empezando por el principio. Al oirle decir que las conclusiones peritales no estaban disponibles todavia, dejo escapar un suspiro de desilusion.
– Lastima. Contaba con tenerlas ya. Pero da lo mismo, Konstantin Mijailovich, hay que seguir investigando a Kartashov.
– Estoy de acuerdo -asintio Olshanski inclinando la cabeza-. ?Alguna propuesta?
– Varias. En primer lugar, hay que volver a interrogar a esa amiga de Yeriomina, Kolobova, y al psiquiatra. Luego, hablar otra vez con los padres de Kartashov y con todos aquellos que fueron interrogados al comienzo de la investigacion.
Habia estado a punto de decir: «Con todos aquellos a los que habia interrogado Lartsev», pero se mordio la lengua a tiempo.
El juez de instruccion torcio el gesto.
– ?Adonde pretendes ir a parar con estos interrogatorios? Hazme el favor, explicame que preguntas vas a hacerles que no se les hayan hecho antes?
«Las preguntas seran las mismas pero mucho me temo que las respuestas sean diferentes», dijo Nastia para su capote pero volvio a contenerse.
– El caso esta en punto muerto -continuaba entretanto el juez-, sin novedades de ningun genero, aunque tu no paras de crear apariencias de actividad y vuelves a hacer una y otra vez lo que ya ha sido hecho. ?Donde esta tu famosa capacidad analitica? Con la de cosas que me han contado de ti, con la de elogios que he oido, no acabo de ver por ninguna parte tus dotes excepcionales. Como detective eres comun y corriente, del monton. Asi que seamos claros, Kamenskaya. Puedes tomar a mal lo que te he dicho pero esta basado rigurosamente en mis observaciones. Si hay algo que he pasado por alto, la culpa es enteramente tuya. Te lo he advertido, ?no?, que no se te ocurra jugar a secretitos. Venga, confiesa de una vez, ?que es lo que me ocultas?
La paciencia de Nastia habia llegado a su limite. «No, no soy Greta Garbo -penso-. Nunca podria ser actriz. Solo puedo ser yo misma, soy incapaz de fingir mas de cinco minutos.» Decidio decir la verdad.
– Konstantin Mijailovich, los protocolos de los primeros interrogatorios son una chapuza de la peor especie. Comprendo lo desagradable que le resulta oirlo, se que Lartsev es su amigo intimo. Creame, hace varios anos que le conozco, le tengo en gran estima y me merece maxima confianza y afecto. Pero en la situacion actual, las emociones, ya sean suyas o mias, entorpecen el curso normal de la investigacion. Hemos de reconocer que Lartsev tenia prisas, que queria hacer las cosas en el menor tiempo posible y que su trabajo es una chapuza que necesitamos deshacer y rectificar. Como consecuencia, se ha desperdiciado un tiempo que pudo haber sido