de lagrimas le resbalaba por las mejillas-. Estare sin falta.

– ?Que me dices del idioma? -pregunto la madre, y se puso severa-: ?Recuerdas algo o ya se te ha olvidado por completo?

– No te preocupes, alli siempre puedes entenderte en ingles.

– No, bonita, eso no vale. Prometeme que te pondras al dia con el italiano. De pequena lo dominabas a la perfeccion.

– Mama, hace tanto que ya no soy pequena. Trabajo de sol a sol y no estoy segura de poder encontrar tiempo para estudiar. No te enfades, por favor.

– Pero si no me enfado. -Nastia tuvo la certeza de que su madre habia sonreido al pronunciar estas palabras-. Me siento orgullosa de ti, Nastiusa. Y no te me pongas a llorar. ?Crees que no te oigo moquear? Ve a la cama y no malgastes tu misero presupuesto emocional en angustias tontas. Acuerdate bien, cada tarde a las siete delante de la basilica de San Pedro. Dale un beso a papa y otro a Liosa.

Nastia coloco despacio el auricular sobre el aparato y solo entonces vio a Liosa, parado en el umbral de la cocina.

– ?Que? ?Estas mas tranquila? -pregunto sonriendo-. ?Te has convencido de que tu madre sigue queriendote?

– ?Te he despertado? -balbuceo Nastia acongojada-. Perdona.

– Santo cielo, en el fondo, que nina eres todavia -suspiro Chistiakov.

Estuvieron media hora sentados en la bien caldeada cocina hasta que Nastia se calmo del todo.

CAPITULO 5

Durante la reunion matutina celebrada en el despacho de Gordeyev, Nastia escruto disimuladamente a sus companeros de trabajo, haciendose una y otra vez la misma pregunta: ?cual de ellos? A algunos los conocia bien, a otros, no tanto, pero ninguno le parecia sospechoso de falsedad y traicion.

Misha Dotsenko. El mas joven de los detectives de Gordeyev, alto, de ojos negros. A veces era profundamente ingenuo y conmovedor, y a veces sorprendia con su sobria inteligencia y capacidad profesional. Siempre iba elegantemente vestido, acicalado, inmaculado, bien planchado. Tal vez se gastaba todo el sueldo en ropa. Pero ?era acaso un defecto vestirse bien? ?Cual seria el punto debil de Misha? ?El dinero? Quiza. O una mujer. Aunque era soltero y, por tanto, inmune al chantaje, siempre que su pareja no estuviera casada.

Yura Korotkov. Vivia con su madre, hijo y suegra, hemiplejica a consecuencia de un derrame cerebral, en un minusculo apartamento de dos habitaciones. Habia pasado muchos anos en la lista de espera del centro de distribucion de viviendas pero su turno nunca llego. Ahora, la construccion estatal estaba parada y el sueldo de policia jamas alcanzaria para comprarse un piso nuevo. A Nastia le unia a el una gran amistad, siempre estaba al corriente de sus andanzas amorosas, pequenos triunfos y diminutas tragedias. Korotkov se desahogaba con ella y Nastia le consolaba y le daba sabios consejos que, en esencia, siempre decian lo mismo: Dios te libre de perjudicar a los tuyos. Durante el ultimo ano y medio, Yura tenia un asunto serio con una mujer que habia sido testigo en un caso de asesinato. Enamoradizo, se enardecia con rapidez y se enfriaba en un instante, pero con esta historia estaba batiendo su propio record de constancia. Su querida era madre de dos hijos, y Yura tenia la firme intencion de esperar a que crecieran para casarse con ella. ?Necesitaba dinero? Necesitaba muchisimo dinero. ?Significaba esto que para conseguirlo no se pararia ante la traicion?

Kolia Seluyanov, uno de los detectives con mas experiencia de todo el departamento, guason, parlanchin, aficionado a gastar bromas, a veces pesadas. Pero era capaz de cambiar de registro en un santiamen, ponerse serio, acudir a toda prisa en ayuda del companero, costase lo que costase. Kolia estaba divorciado; la mujer, que no habia aguantado su dificil caracter combinado con una jornada laboral no restringida por horario alguno, se llevo a los ninos y, acompanada de un nuevo marido, se marcho a Voronezh. Nastia sabia que, a veces, Kolia mentia a los jefes, fingia trabajar fuera de las oficinas y cogia el avion y se iba a Voronezh para pasar unas horas al lado de los ninos y regresar la misma noche a Moscu. Despues de cada viaje de estos agarraba una melopea de campeonato, y durante los dos o tres dias siguientes se le veia mustio y deprimido. ?Era el? ?Obedecian esos viajes a la necesidad de cumplir ciertas misiones secretas o al deseo irresistible de ver a los hijos?

Igor Lesnikov, hombre reconocidamente guapo, que tenia encandiladas a todas las jovenes de Petrovka, 38. A diferencia de Seluyanov, de risa facil y abierto a cualquier posibilidad, Igor no sonreia apenas, era reservado, se lo tomaba todo en serio y se mantenia aparte. Nastia lo ignoraba todo sobre su vida familiar excepto que estaba casado en segundas nupcias y habia sido padre recientemente. ?Seria el el topo? Su punto debil era su ambicion, su deseo de ascender en el escalafon…

La voz del jefe interrumpio sus penosas cavilaciones.

– Kamenskaya, te estoy hablando a ti. Despierta.

– Le escucho, Victor Alexeyevich -dijo Nastia sobresaltada.

– El estudiante que viene a hacer practicas, Mescherinov, trabajara contigo, seras su instructora. A partir de hoy lo tienes a tu disposicion.

Desde el rincon opuesto de la sala, el estudiante de la academia moscovita Mescherinov, rubio y ancho de hombros, sonreia a Nastia.

Al termino de la reunion, Nastia llevo a Mescherinov a su despacho.

– Esta mesa esta libre, Oleg, pongase aqui, sera su sitio de trabajo durante el proximo mes. Puede llamarme Nastia a secas.

– ?Como va a ensenarme? ?Igual que en la academia?

Nastia vacilo y se encogio de hombros.

– No tengo una idea muy clara sobre como ensenan en su academia. No descarto que mi metodo no le guste. En ese caso podra pedir que le asignen a algun otro instructor. Para empezar, vamos a ver si sabe pensar de forma binaria.

– ?Como es eso? -pregunto el estudiante frunciendo el entrecejo.

– Yo escojo una palabra. Pongamos por caso, el nombre de un actor y director de cine de fama mundial. Su tarea consiste en adivinar de quien se trata. Tiene derecho a hacerme toda clase de preguntas pero con una condicion: las preguntas deben representar una alternativa que abarque todas las variantes posibles, de tal modo que me impidan responderle «ni una cosa ni la otra». Por ejemplo, puede empezar con la pregunta: «?Es hombre o mujer?» Aqui no hay una tercera variante. ?Ha captado la idea general?

– Creo que si.

– Entonces, adelante.

– ?Es hombre o mujer?

– Hombre.

– ?Empieza su nombre con una vocal o con una consonante?

– Muy bien -aprobo Nastia-. Con una consonante.

Pero su alabanza habia sido prematura. Mescherinov se quedo pensando la tercera pregunta un largo rato. Nastia no quiso meterle prisas y en silencio se puso a ordenar los numerosos mensajes y notas esparcidas sobre su mesa.

– No se me ocurre nada mas -dijo por fin el estudiante.

– Piense -contesto Nastia sin levantar la vista.

– Es que no entiendo para que tengo que hacerlo. Esto es una memez. Creia que me iba a explicar las situaciones operativas o que me asignaria una mision…

– Se la asignare. Quiza. Pero antes necesito comprobar que sabe pensar. No es preciso que sea rapido, yo misma pienso despacio. Aqui tiene su primera leccion: cuando este trabajando, no podra aceptar las tareas que le hacen gracia y negarse a realizar aquellas que no le gustan. Tiene que estar preparado a resolver cualquier problema logico que se le plantee en el curso de una investigacion. Nadie va a hacerlo por usted. Si cree que el trabajo de un detective se reduce a emboscadas y detenciones, tengo que decepcionarle. Todo esto ocurre mucho mas tarde, cuando el caso esta a punto de ser cerrado. Pero si tiene delante el cadaver de un hombre asesinado no se sabe por quien ni por que, no le queda otro remedio que ponerse a pensar detenidamente en quien y por que pudo haberle matado y como podria averiguarlo y comprobarlo. De manera que hagame el favor de seguir

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