de Vica, no para que me lea la cartilla. Y si le apetece ponerme de vuelta y media y acusarme de amoral, negare lo que le he dicho, sobre todo porque veo que no lleva protocolo de nuestra conversacion. Sabe usted, a mi edad puedo prescindir de su juicio moral. Un asesinato es asunto grave y no me creo con derechos a ocultarle lo que sea. Pero confiaba en que me entendiera correctamente. Veo que me he equivocado. Lo lamento mucho, Anastasia Pavlovna.

– No, no, no se ha equivocado -dijo Nastia, e intento sonreirle con toda la simpatia de que era capaz pero no lo consiguio, la sonrisa le salio timida, avergonzada e incluso contrita-. Le agradezco su sinceridad. Digame una cosa, ?pudo uno de esos… clientes venir a Moscu en octubre e intentar volver a ver a Yeriomina sin recurrir a su mediacion?

– Ya lo creo. Pero yo no hubiese tardado en enterarme. Vica lleva… llevaba trabajando para mi dos anos y pico. Durante este tiempo habia recurrido a sus servicios un sinfin de veces pero no siempre para atender a socios nuevos. A algunos les gustaba tanto que insistian en volver a verla cada vez que venian por aqui. Algunos, es cierto, lo hacian a mis espaldas. Pero Vica nunca me lo oculto cuando sucedia, puesto que se trataba de su trabajo y no de asuntos personales. Se daba perfecta cuenta de que, cuando un socio extranjero venia a Moscu y no me llamaba aunque solo fuera para saludar, era indicativo de su actitud respecto a mi personalmente, a la empresa y a nuestro negocio conjunto. Comprendia que yo necesitaba estar al tanto de hechos semejantes, aparte de que se lo habia advertido en mas de una ocasion. No, no creo que se hubiera decidido a ocultarmelo.

– Entonces, ?nada de eso pudo ocurrir en octubre?

– No. Por cierto, aquel empresario holandes que el 22 de octubre acompano a Vica a casa llevaba dos anos ya acostandose con ella, se iba con ella cada vez que venia a Moscu.

– Necesito la lista de todos los clientes de Yeriomina -manifesto Nastia.

La lista, bastante larga, le fue proporcionada, y ahora Nastia estaba esperando que el DVYR, el Departamento de Visados y Registro de Extranjeros, comprobase si alguno de los hombres citados en la lista estuvo en Moscu en el periodo de tiempo en que se produjo la desaparicion de Victoria Yeriomina. Nastia habia concebido grandes esperanzas relacionadas con esta pista pero era consciente de que la respuesta tardaria lo suyo en llegar.

Al volver a casa se dejo caer exhausta sobre el sofa y se tendio con deleite. Tenia hambre pero le daba pereza levantarse para ir a la cocina. Nastia Kamenskaya solia decir que habia nacido con la pereza bajo el brazo.

Permanecio asi, tumbada en el sofa, hasta el caer de la noche, cuando hizo acopio de fuerzas y se arrastro hasta la cocina. En la nevera apenas habia comida, lo que le ahorro hacer la eleccion: cenaria un huevo pasado por agua y atun en conserva. Sumida en sus pensamientos, Nastia no notaba el sabor de lo que comia. Tenia muchas ganas de tomar cafe y empleo toda su voluntad en vencer este deseo, ya que sabia que incluso sin el cafe le iba a costar conciliar el sueno.

Le escocia la sensacion de lo infructuoso de sus esfuerzos, la ausencia del mas minimo progreso en la investigacion. Tenia la impresion de que lo estaba haciendo todo mal, y temia decepcionar al Bunuelo. Era la primera vez que trabajaba sola, y no era lo mismo que analizar informaciones recogidas por los companeros y dar sesudos consejos. Ahora era ella la que recopilaba los datos y para esto no contaba con los consejos de nadie.

Otra cosa que torturaba a Nastia era su compasion por el jefe, Victor Alexeyevich Gordeyev, quien por algun medio se habia enterado de que uno de sus subordinados se habia dejado corromper y, tal vez, no era uno solo, por lo que ahora les habia retirado la confianza a todos pero debia fingir que nada habia ocurrido y que seguia respetandoles y queriendoles como antes. Era igual que en una obra de teatro, penso Nastia recordando el ensayo de Grinevich. Con la unica diferencia de que para el Bunuelo toda su vida tenia que ser un espectaculo mientras no se aclarase la situacion, y le tocaba, dia tras dia, ser un actor encima de un escenario. Para el la vida verdadera se reducia a aquello que pasaba en su interior, en su alma. Mientras un actor, al terminar la funcion, podia quitarse el maquillaje, irse a casa y vivir durante unas horas su vida real, el Bunuelo carecia de tal posibilidad porque incluso estando en casa tenia muy presente que alguien a quien queria y en quien confiaba le estaba traicionando. ?Como podia vivir con este peso encima?

Por alguna razon, Nastia no penso ni por un instante que a partir de ese momento tambien a ella le tocaba vivir con este peso aplastandole el corazon…

El coronel Gordeyev estaba irreconocible. Hombre energico, inquieto, que para reflexionar necesitaba ponerse a dar rapidas vueltas por el despacho, ahora, sentado completamente inmovil detras de la mesa y sosteniendo la cabeza con las manos, parecia petrificado. Daba la impresion de ser presa de emociones tormentosas y temer que un solo movimiento negligente hiciera desbordar todo lo que estaba bullendo en su interior. Por primera vez en todos los anos que llevaba trabajando en Petrovka, la presencia del jefe incomodo a Nastia.

– ?Como va el caso de Yeriomina? -pregunto Victor Alexeyevich.

Su voz sono calmosa, desapasionada. Sin reflejar ni siquiera una pizca de curiosidad.

– No va, Victor Alexeyevich -confeso Nastia con llaneza-. No me sale nada. Estoy en un atolladero.

– Vale, vale -mascullo el Bunuelo, la mirada clavada en algun punto lejano por encima de la cabeza de Nastia.

Ella tuvo la sensacion de que el jefe, absorto en sus pensamientos, no la habia oido.

– ?Necesitas ayuda? -pregunto el de pronto-. ?O de momento os apanais los dos solitos?

– La necesitare si se me ocurren otras hipotesis. Hasta el momento hemos comprobado…

– Dejalo -la interrumpio Gordeyev con la misma indiferencia-. Te creo, se que no haces chapuzas. ?Van bien tus relaciones con Olshanski?

– No nos hemos peleado -contesto con sequedad notando que dentro de ella crecian el enfado y la perplejidad.

– Vale, vale -volvio a cabecear el coronel.

Y Nastia volvio a tener la impresion de que le hacia las preguntas con el unico fin de crear la apariencia de que supervisaba su trabajo. Las respuestas de Nastia le traian sin cuidado, estaba pensando en algo suyo.

– ?No has olvidado que para el 1 de diciembre tienen que mandarnos a un estudiante de la Academia de Policia de Moscu, a hacer practicas?

– Lo recuerdo.

– Pues no lo parece. Solo faltan diez dias y aun no has ido a hablar con esa gente. ?A que esperas?

– Hoy mismo les llamare y lo hablare con ellos. No se preocupe, Victor Alexeyevich.

Nastia procuraba mantener un tono de voz neutro aunque lo que mas le apetecia en estos momentos era salir corriendo del despacho de Gordeyev, encerrarse en el suyo y romper a llorar. ?Por que le hablaba de ese modo? ?Que le habia hecho? En todos los anos de trabajo ni una sola vez le habia podido reprochar un olvido. Cierto, habia muchas cosas que no sabia hacer, no dominaba las armas de fuego ni la defensa personal, era incapaz de detectar si alguien la seguia y despistar al que la vigilaba, tambien era mala corredora, pero la memoria la tenia fenomenal. Anastasia Kamenskaya no se olvidaba nunca de nada.

– No lo dejes para mas tarde -continuaba entretanto Gordeyev-. Piensa que eliges al estudiante para ti, no para el vecino del quinto. Le pondras a trabajar en el caso de Yeriomina. No creo que en estos diez dias vayamos a resolver el asesinato. De modo que trabajaras con el y al mismo tiempo le ensenaras. Si aciertas con la eleccion, lo admitiremos en el departamento, nos falta gente. Ahora, otra cosa. Esta primavera ha estado aqui una delegacion de funcionarios de la policia italiana. Para diciembre esta previsto que les devolvamos la visita. Tu iras tambien.

– ?Por que? -pregunto Nastia desconcertada-. ?A que viene esto?

– No le des vueltas. Iras y no hay mas que hablar. Consideralo indemnizacion por las vacaciones que se te han ido al garete. Yo mismo te estuve convenciendo para que fueras al balneario, te consegui la plaza y me siento responsable de que al final no hayas podido descansar como Dios manda. Iras a Roma.

– ?Y Yeriomina? -pregunto Nastia anonadada.

– ?Yeriomina? ?Que pasa con Yeriomina? Si no descubres nada en caliente, luego ya, cinco o seis dias mas o menos no tienen importancia. Sales hacia Roma el 12 de diciembre. Si para entonces no has encontrado al asesino de Yeriomina, no lo encontraras en tu vida. Eso es evidente. Y ten en cuenta que la vida no se va a detener porque tu no estes. Si es preciso hacer algo, Chernyshov lo hara. Ademas, tambien estara el estudiante…

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