quien usted conoce, un tal Katzman…
Andrei se estremecio. El jefe lo miro con dureza a traves de sus parpados hinchados y quedo callado un instante.
— losif Katzman — prosiguio —. Un individuo curioso. Tenemos informes de que viaja al norte con frecuencia, pasa alli cierto tiempo y despues regresa. Ademas, no cumple con su trabajo, pero eso no es asunto nuestro. Que mas hay. Las conversaciones. Usted debe estar al tanto de eso.
Andrei asintio involuntariamente, pero se dio cuenta y puso cara de poker.
— Lo mas importante para nosotros: lo han visto cerca del Edificio. En dos ocasiones. Una vez lo vieron salir de alli. Supongo que he tomado un ejemplo valioso y lo he relacionado adecuadamente con el caso del Edificio. Hay que investigar ese caso, Voronin. Ahora no puedo asignarle ese caso a nadie mas. Hay gente tan fiel como usted, y mucho mas habiles, pero estan ocupados. Es todo. No tengo nada mas que decirle. Y vaya con la cabeza bien alta. Investigue el caso del Edificio a marchas forzadas, Voronin. Tratare de quitarle el resto de los casos. Venga a mi despacho manana, a las dieciseis cero cero, y presenteme su plan de investigacion. Esta libre.
Andrei se levanto.
— ?Ah! Un consejo. Le recomiendo que preste atencion al caso de las Estrellas Fugaces. Estudielo con cuidado. Quiza haya alguna relacion. Quien se ocupa ahora de ese caso es Chachua, vaya a verlo, revise el expediente. Consulte con el.
Andrei se inclino con torpeza y se dirigio a la salida.
— ?Una cosa mas! — dijo el jefe, y Andrei se detuvo junto a la puerta —. Tenga en cuenta que el Fiscal General esta especialmente interesado en el caso del Edificio. ?Especialmente! Asi que, ademas de usted, alguien de la fiscalia se va a ocupar del caso. Trate de no cometer omisiones que tengan que ver con sus inclinaciones personales, y no se exceda. Esta libre, Voronin.
Andrei cerro la puerta a sus espaldas y se recosto en la pared. Sentia dentro de si un vacio poco claro, cierta indefinicion. Esperaba una rina, una sacudida de los jefes, el despido quiza o el traslado a la policia. Pero en lugar de eso, era como si lo hubieran elogiado, lo hubieran seleccionado entre sus colegas para confiarle un caso que se consideraba de primordial importancia. Solo un ano atras, cuando todavia era basurero, las llamadas de atencion en el trabajo lo hubieran hecho sentirse muy mal, y las misiones importantes lo hubieran elevado a la cima de la alegria y al entusiasmo mas febril. Pero entonces sentia por dentro un crepusculo indefinido, y trataba de entenderse a si mismo con el mayor cuidado, y de paso, descubrir las complicaciones y molestias inevitables que sin duda surgirian en estas nuevas circunstancias.
«Izya Katzman. Charlatan. Siempre parloteando. Lengua malvada, venenosa. Cinico. Y al mismo tiempo, y eso es imposible negarlo, no tiene nada suyo, es bondadoso, desinteresado hasta el absurdo, y en la vida cotidiana esta indefenso… Pero el caso del Edificio. Y la Anticiudad. Demonios… Bien, lo investigaremos.»
Regreso a su despacho y sintio cierta perplejidad al encontrarse alli a Fritz, sentado tras su mesa, fumando un cigarrillo y revisando con atencion sus casos, que habia sacado de la caja fuerte.
— ?Que, te han dado un buen repaso? — pregunto, levantando la mirada hacia Andrei.
Este, sin responder, cogio un cigarrillo, lo encendio y le dio varias caladas. Despues miro a su alrededor buscando donde sentarse, y vio el taburete vacio.
— ?Y donde esta ese tipo?
— En el calabozo — respondio Fritz, despectivo —. Lo mande a pasar la noche en el calabozo y ordene que no le dieran de comer, de beber ni de fumar. Lo confeso todito, hasta el menor detalle, y ademas dio los nombres de otros dos, de los que no sabiamos nada. Pero es bueno darle una leccion a ese lloron. El acta… — Cambio de lugar varias carpetas —. Yo mismo la grape al expediente, ya la encontraras. Lo puedes enviar manana a la fiscalia. Me conto algo curioso, quiza pueda utilizarlo en alguna ocasion…
Andrei fumaba y contemplaba aquella cara larga y bien cuidada, los ojos claros e inquietos. Admiraba involuntariamente los movimientos seguros de aquellas manos grandes, masculinas de verdad. Fritz habia crecido en los ultimos tiempos. En el no quedaba ya casi nada de aquel suboficial estirado. El descaro brutal habia dejado paso a una seguridad en si mismo bien definida, ya no lo enojaban las bromas, no se quedaba pasmado y no se comportaba como un asno. En una epoca comenzo a visitar a Selma, pero provocaron un escandalo; Andrei le dijo un par de cosas. Y Fritz se aparto tranquilamente.
— ?Que me miras? — pregunto Fritz, bonachon —. ?No te recuperas del enema? Pues no es nada, amigo, un enema puesto por la superioridad es una fiesta del corazon para el subordinado.
— Oye — dijo Andrei —. ?con que objetivo armaste toda esa escena? Himmler, la Gestapo… ?Que, se trata de algun metodo nuevo de investigacion?
— ?Escena? — Fritz levanto la ceja derecha —. Amigo, eso funciona como un canon. — Cerro el expediente abierto y salio de detras de la mesa —. Me asombra que no lo hayas utilizado. Te aseguro que si le hubieras dicho que habias trabajado en la Cheka o en la GPU, y hubieras sacudido delante de su nariz unas tijeras, ese bribon te hubiera dado un beso… Oye, me llevo algunos casos tuyos, tienes aqui una montana tal que no podras rebajarla ni en un ano. Asi que me los llevo y despues me lo compensas de alguna manera.
Andrei lo miro agradecido y Fritz le respondio con un guino amistoso. Era un tipo trabajador ese Fritz. Y un buen camarada. Quien sabe si seria asi como habria que trabajar. ?Por que hay que ser delicado con esa escoria? Es verdad, en Occidente les han dado un susto de muerte habiendoles de los sotanos de la Cheka, y con la carrona asquerosa como el tal Coxis cualquier medio es bueno…
— ?Quieres hacerme alguna pregunta? ?No? Entonces me marcho. — Se metio las carpetas bajo el brazo y salio de detras de la mesa.
— ?Si! — Andrei cayo en cuenta —. Oye, ?no te llevaras el caso del Edificio? ?Dejamelo!
— ?El caso del Edificio? Querido amigo, mi altruismo no llega tan lejos. Del caso del Edificio ocupate tu mismo, como…
— Aja — dijo Andrei, en tono serio y decidido —. Yo mismo… A proposito — recordo —, ?que caso es ese, el de las Estrellas Fugaces? El nombre me suena, pero no tengo la menor idea de que se trata, ni de que son esas estrellas.
— Hay un caso con ese nombre — dijo Fritz con la frente llena de arrugas, mirando a Andrei con curiosidad —. No me digas que te lo han asignado. Entonces, estas acabado. Lo lleva Chachua. Algo totalmente sin esperanzas.
— No — dijo Andrei, suspirando —. Nadie me lo ha asignado. Sencillamente, el jefe me aconsejo que le echara un vistazo. ?No se tratara de una serie de asesinatos rituales?
— No, no se trata de eso. Aunque quien sabe. Es un caso que se prolonga hace varios anos, amigo. De vez en cuando, aparecen al pie de la Pared cuerpos totalmente destrozados de personas que obviamente han caido desde gran altura, quiza de la Pared…
— ?Como que de la Pared? — se asombro Andrei —. ?Acaso es posible treparse alla arriba? Pero si es totalmente lisa… ?Y con que fin? Si no se ve la cima.
— ?Ese es el misterio! Primero se penso que alla arriba tambien habia una ciudad parecida a la nuestra, y que nos tiraban a la gente desde alli, de la misma manera que aqui los pueden tirar al barranco. Pero en dos ocasiones se logro identificar los cuerpos. Resulto que eran habitantes de la ciudad. Nadie entiende como subieron alla arriba. Por el momento, lo unico que queda es suponer que se trata de alpinistas desesperados que intentaban escapar de la ciudad escalando… Mas, por otra parte… En general, es un caso muy oscuro. Si quieres conocer mi opinion, es un caso en punto muerto. Bueno, tengo que irme.
— Gracias. Buena suerte — dijo Andrei, y Fritz se marcho.
Andrei fue a sentarse en su sillon, retiro todas las carpetas menos la del caso del Edificio y las guardo en la caja fuerte. Permanecio sentado un rato, con la cabeza apoyada en las manos. Despues, tomo el telefono, marco el numero de su casa y espero. Como siempre, nadie respondio durante largo rato, despues levantaron el auricular.
— ?Aa-lo? — contesto una voz de bajo, obviamente ebria. Andrei no respondio, se limito a apretar el auricular contra el oido —. ?Alo, alo? — mugia la voz ebria, despues callo y solo se oia una respiracion jadeante y la lejana voz de Selma, que cantaba una triste tonada de las que habia traido el tio Yura: