— ?No teneis pan para vender? — pregunto con cierta verguenza.

— Vaya, ahora quiere pan — replico el tio Yura.

— Bueno, digamos que carne, o patatas… — Te voy a dar yo patatas…

El miliciano se sintio totalmente cortado, sorbio por la nariz, suspiro y miro hacia su camion.

— ?Alli, alli yace otro! — grito de repente con un alivio indefinido —. ?Cagones ciegos! ?Alli yace otro que se ha quemado! — A continuacion echo a correr por el pavimento, chancleteando con sus pies planos. Se lo podia ver haciendo ademanes y dando ordenes a otras personas que, replicando y quejandose con desgana, arrastraban algo oscuro, lo levantaban con esfuerzo, lo balanceaban y lo echaban a la caja del camion.

— Queria patatas — gruno el tio Yura —. ?Y carne!

El camion comenzo a moverse y paso muy cerca de ellos. Hedia de forma horrible, a lana quemada y carne chamuscada, y estaba lleno hasta arriba. Unas monstruosas siluetas retorcidas pasaron por delante de las paredes de los edificios, debilmente iluminadas. De repente, Andrei sintio que se le ponia la piel de gallina: de aquel horrible monton de cuerpos sobresalia, blanca, una mano humana con los dedos muy separados. Los hombres que iban en la caja del camion, agarrandose unos de otros y de los costados, se agolpaban junto a la cabina. Eran cinco o seis, personas de aspecto decente, con sombrero.

— Enterradores — dijo el tio Yura —. Es lo normal. Ahora van al basurero y punto. ?Ah, Stas nos hace senas! ?Trrrr!

En la neblina iluminada que tenian ante si se veia la silueta larga y desmanada de Stas. Cuando el carreton llego a su altura, el tio Yura se inclino de repente y lo miro con atencion.

— ?Que te pasa, hermanito? — dijo, casi con miedo —. ?Que te ha ocurrido?

Stas no respondio, intento montar de lado en el carreton pero no lo logro, hizo chirriar los dientes, despues se agarro de la tabla lateral con ambas manos y se puso a contar algo con voz balbuceante.

— ?Que le pasa? — pregunto Selma en un susurro.

El carreton avanzaba lentamente hacia el sitio donde disparaban y seguian zumbando los motores, mientras Stas caminaba a su lado, agarrado con ambas manos como si no tuviera fuerzas para trepar, hasta que el tio Yura, inclinandose, lo hizo subir al pescante.

— Pero, ?que te ocurre? — pregunto a toda voz el tio Yura —. ?Podemos seguir adelante? Habla con claridad, no balbucees.

— Madre de Dios — dijo Stas con voz nitida —. ?Para que hacen eso? ?Quien ha dado semejante orden?

— ?Trrr! — grito el tio Yura, como para que lo oyera toda la ciudad.

— No, tu sigue, sigue — dijo Stas —. Se puede seguir. Lo que no se debe es mirar… Senorita — dijo volviendose hacia Selma —, no debe usted mirar, vuelva la cabeza, en esa direccion… y, en general, no mire nada.

A Andrei se le hizo un nudo en la garganta, miro a Selma y vio los ojos de la chica, tan abiertos que parecian ocupar toda la cara.

— Sigue, Yura, sigue — mascullaba Stas —. ?Dale un par de azotes, pasemos corriendo! — grito —. ?Al galope, al galope!

El caballo salio a toda velocidad, por el lado izquierdo las casas desaparecieron, la niebla retrocedio, se disolvio y aparecio el Bulevar de los Babuinos: la fuente del ruido estaba, sin duda, alli. Una fila de camiones, con los motores encendidos, formaba un semicirculo en el bulevar. Sobre los camiones y entre ellos habia gente con brazaletes blancos, y por la calle, entre arbustos y arboles que ardian, corrian personas con pijamas a rayas y babuinos totalmente enloquecidos. Tropezaban, se caian, trepaban a los arboles, se desprendian de las ramas, intentaban esconderse entre los arbustos, mientras los que llevaban brazaletes blancos disparaban sin parar con fusiles y ametralladoras. El pavimento estaba cubierto por multitud de cuerpos, algunos de los cuales humeaban o ardian. De uno de los camiones salio un chorro siseante de fuego acompanado por nubes de humo, y otro arbol, del que colgaban muchos monos, estallo en llamas como una enorme antorcha.

— ?Estoy sano! — chillo alguien con una insoportable voz de falsete —. ?Es un error! ?Soy normal! ?Es un error!

Saltando y estremeciendose, con un agudo dolor en las costillas, sintiendo el calor y el hedor, pasaron por delante de todo aquello que los ensordecio y agredio sus miradas, y unos segundos despues la niebla titilante volvio a cerrarse a sus espaldas, pero el tio Yura siguio arreando largo rato al caballo, dando gritos y haciendo restallar las riendas.

«Vete a saber que diablos era eso — se repetia Andrei sin parar, que se habia recostado extenuado en Selma —. Que demonios es eso, estan locos, la sangre los ha idiotizado… La ciudad ha caido en manos de orates, de orates sanguinarios, ahora todo acabara, no se detendran, mas tarde vendran a por nosotros…»

El carreton se detuvo de repente.

— No es posible — dijo el tio Yura, girando todo el cuerpo —. Eso, hay que… — Busco entre los sacos que yacian en el carreton, saco una garrafa, le quito el tapon con los dientes, lo escupio a un lado y se puso a beber a morro. Despues, le paso la garrafa a Stas y se seco los labios —. Os dedicais a exterminar… El Experimento… Esta bien. — Saco del bolsillo un periodico doblado, arranco una esquina con cuidado y busco el tabaco —. Actuais sin paliativos. ?A lo bestia! ?Muy a lo bestia!

Stas le paso la garrafa a Andrei, que la rechazo con un gesto. Selma la tomo, bebio dos tragos y se la devolvio a Stas. Todos guardaron silencio. El tio Yura fumaba uno de sus enormes cigarrillos, emitiendo un grunido gutural como el de un perro corpulento. Despues se volvio y empuno de nuevo las riendas.

Solo faltaba una manzana para llegar al callejon de la Letrina cuando de nuevo la niebla que tenian delante se lleno de luz y comenzo a oirse el sonido desacompasado de multiples voces. En el cruce, en el centro de la calle, bajo la luz de enormes proyectores, habia una gran multitud que se agitaba, zumbaba y gritaba. Era imposible seguir adelante.

— Parece un mitin — dijo el tio Yura, volviendose.

— Es lo normal — asintio Stas con tristeza —. Si ya se dedican a fusilar, quiere decir que hacen mitines… ?No hay manera de seguir adelante?

— Aguarda, hermanito, ?y para que queremos seguir adelante? — dijo el tio Yura —. Hay que oir que dice la gente. Quiza digan algo sobre el sol. Mira, aqui hay muchos de los nuestros.

El zumbido de las voces desaparecio.

— Y repito de nuevo — decia una voz gutural y furiosa, amplificada por los microfonos —: sin cuartel. ?Limpiaremos la Ciudad! ?De basura! ?De fango! ?De holgazanes de toda clase! ?Los ladrones, a la horca!

— ?Aaaa! — rugio la multitud.

— ?Los corruptos, a la horca!

— ?Aaaa!

— ?Los que vayan contra el pueblo, a la horca!

— ?Aaaa!

Andrei ya podia ver claramente al orador. En el centro mismo de la multitud sobresalia el lateral remachado de un vehiculo militar, al que se agarraba con ambas manos el ex suboficial de la Wehrmacht y actual dirigente del Partido del Renacimiento Radical Friedrich Geiger, iluminado por la luz azulada del proyector. Se balanceaba, adelante y atras, con el largo torso vestido de negro, y gritaba con la boca abierta.

— ?Y eso sera unicamente el comienzo! ?Estableceremos en nuestra ciudad un orden autenticamente popular, autenticamente humano! ?No tenemos nada que ver con ningun tipo de Experimentos! ?No somos conejillos de Indias! ?No somos conejos! ?Somos personas! ?Nuestras armas son el raciocinio y la conciencia! ?No permitiremos que nadie disponga de nuestro destino! ?Nosotros mismos dispondremos de nuestro destino! ?El destino del pueblo esta en manos del pueblo! ?El destino de las personas esta en manos de las personas! ?El pueblo me ha confiado su destino! ?Sus derechos! ?Su futuro! ?Y yo juro que sere digno de esa confianza!

— ?Aaaa!

— ?Sere implacable! ?En nombre del pueblo! ?Sere cruel! ?En nombre del pueblo! ?No permitire ningun enfrentamiento! ?Basta ya de luchas intestinas! ?No habra comunistas! ?No habra socialistas! ?No habra capitalistas! ?No habra fascistas! ?Basta de pelear unos contra otros! ?Luchemos los unos por los otros!

— ?Aaaa!

— ?No habra partidos! ?No habra nacionalidades! ?No habra clases! ?Todo el que promueva la division, a la horca! ?Si los pobres continuan peleando contra los ricos! ?Si los comunistas continuan peleando contra los

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