— Buena pregunta, en la nave la hemos discutido. La mision de inseminacion del 2751, la Nave Madre en Isla Austral, hubiera sido indudablemente contraria a la Directiva. Por suerte no existe ese problema. Aqui no hay animales terrestres, por consiguiente, no se ha violado el principio de no intromision.

— Quiero hacer una pregunta muy especulativa — dijo una academica muy joven, y su observacion provoco las sonrisas de los mayores —. Coincidimos en que el oxigeno es senal de vida pero, el postulado contrario, ?es igualmente cierto? Podemos imaginar que existen toda clase de criaturas, incluso formas de vida inteligentes, en planetas sin oxigeno, inclusive sin atmosfera. Muchos filosofos postulan que la evolucion conduce a la aparicion de maquinas inteligentes. Si es asi, estas preferirian una atmosfera que no las oxidara. ?Han calculado la edad de Sagan 2? Tal vez ya supero la era de la biologia que requiere oxigeno. ?Saben que no se encontraran con una civilizacion integrada por maquinas?

Se alzo un coro de grunidos, y una voz murmuro, «?eso es ciencia ficcion!» en tono de fastidio. La doctora Varley aguardo a que se hiciera silencio y respondio laconicamente:

— Ese no es un problema que nos quite el sueno. El principio de no intromision no se aplicaria a una civilizacion de maquinas. ?Mas bien deberiamos preocuparnos por lo que ellas nos harian a nosotros!

Un hombre muy anciano — la persona mas vieja que la doctora Varley habia visto en Thalassa — se paro lentamente en el fondo de la sala. El presidente garabateo una nota y se la paso: «Prof. Derek Winslade — 115 anos — D. de la ciencia de T. — historiador». La doctora Varley la leyo, perpleja, hasta que una misteriosa intuicion le dijo que D. significaba Decano.

No es casual, penso, que el decano de la ciencia thalassiana sea un historiador. En setecientos anos de historia de las Tres Islas, habia aparecido apenas un punado de pensadores originales.

Pero no debia ser injusta. La verdad era que los thalassianos se habian visto obligados a construir la infraestructura de su civilizacion a partir de cero; no habian tenido oportunidades ni incentivos para desarrollar investigaciones que no fuesen de aplicacion practica inmediata. Y existia un problema mas profundo y sutil: el de la poblacion. Ninguna disciplina cientifica podria contar en un momento dado con el numero de investigadores necesario para alcanzar la «masa critica»: la cantidad minima de cerebros activos necesaria para conducir la investigacion hacia un nuevo campo del saber.

Esta ley solo conocia excepciones — muy raras por otra parte — en los campos de la musica y las matematicas. En cualquier momento y lugar podia surgir un genio solitario — un Mozart, un Ramanujan —, capaz de lanzarse a navegar por los mares del pensamiento. El unico ejemplo que podia mostrar la ciencia local era Francis Zoltan (214-242), cuyo nombre, quinientos anos despues, aun era objeto de veneracion. Sin embargo, la doctora Varley tenia algunas dudas respecto de su genio. Tenia la impresion que nadie comprendia sus descubrimientos en el campo de los numeros hipertransfinitos. Nadie habia podido someterlos a la prueba ultima de la verdadera genialidad, desarrollandolos a partir de donde los habia dejado su autor. A tantos anos de distancia no se habia podido verificar ni refutar su celebre «ultima hipotesis».

Sospechaba — aunque su buen sentido le impedia hablar de ello con sus colegas thalassianos — que Zoltan debia su exagerada reputacion a su tragica muerte, acaecida a temprana edad: los recuerdos de lo que habia hecho se confundian con los de lo que hubiera podido llegar a hacer. Habia muerto mientras nadaba frente a la costa de Isla Norte, y ese hecho habia dado lugar a numerosos mitos y leyendas romanticas — un desengano amoroso, un rival celoso, la incapacidad de someter sus teorias a la critica, el terror que el hiperinfinito habia despertado en el —, ninguno de los cuales tenia el menor asidero. Pero servian para engrandecer el recuerdo del gran genio de Thalassa, muerto en el apogeo de su carrera.

?Que decia el anciano profesor? Ufff, que fastidio. Nunca faltaba alguien que hiciera una pregunta ajena al tema o aprovechara la ocasion para exponer alguna teoria propia. Gracias a su larga experiencia la doctora Varley sabia tratar a esos individuos inoportunos y provocar risas a costa de ellos. Pero tratandose del Decano de la ciencia, rodeado por respetuosos colegas y en su propio terreno, deberia emplear mucho tacto.

— Esteee... profesor Winsdale — (Winslade — susurro el presidente, pero la doctora penso que una rectificacion solo empeoraria la cosas) — su pregunta, aunque muy importante, merece una conferencia aparte. Incluso diria que merece todo un seminario para profundizar siquiera un poco.

»Pero quiero responder a su primera critica, que hemos escuchado varias veces. No puedo aceptarla. No hemos querido mantener el empuje cuantico en secreto. La teoria se encuentra almacenada en el Archivo de la nave y quedara registrada en el Archivo General de Thalassa, junto con otros materiales.

»Pero nadie debe hacerse ilusiones. Francamente, ninguno de los tripulantes activos de la nave comprende el empuje. Sabemos usarlo, nada mas.

»Entre los tripulantes en hibernacion hay tres cientificos que, se dice, son especialistas en el problema. No los despertaremos antes de llegar a Sagan 2, a menos que nos enfrentemos a problemas muy serios.

»Se de hombres que se volvieron locos al tratar de visualizar la geometrodinamica del superespacio y averiguar por que el universo tiene once dimensiones, en lugar de una cifra redonda como diez o doce. Recuerdo lo que me dijo el jefe de trabajos practicos del curso sobre propulsion basica:

»Si usted comprendiera el empuje cuantico, no se encontraria aqui sino en el Instituto de Estudios Superiores de Lagrange-1. Y trazo la siguiente analogia, que me fue muy util para curar el insomnio y las pesadillas provocadas por el concepto de diez a la menos treinta y tres centimetros.

»Lo unico que necesita saber la tripulacion del Magallanes es como actua el empuje, me dijo. Son como ingenieros de una red de distribucion de energia electrica. Les basta saber como distribuir la energia, no como generarla. Si el generador es una maquina sencilla, como un dinamo diesel, una bateria solar o una turbina hidroelectrica, los ingenieros podrian comprender los principios basicos de su funcionamiento, pero ese conocimiento no seria necesario para el buen cumplimiento de sus tareas.

»O bien el generador de electricidad podria ser algo mucho mas complejo, como un reactor de fision, o un reactor termonuclear de fusion, o un catalizador de muones, o un nodulo de Penrose, o un nucleo de Hawking y Schwarzchild... ?comprenden? No comprenderian como funciona, pero como ingenieros sabrian distribuir la energia electrica segun fuese necesario.

»Asimismo, pudimos traer el Magallanes de la Tierra a Thalassa y podremos seguir, espero, hasta Sagan 2, sin saber en el fondo como funciona. Tal vez pasen varios siglos, pero algun dia aparecera un nuevo genio capaz de comprender el empuje cuantico.

»Y quien sabe si no aparecera aqui. Un Francis Zoltan moderno, nacido en Thalassa. Y en ese caso ustedes nos devolveran esta visita...

En realidad no lo creia. Pero fue un buen remate, que le gano una ovacion.

22 — Krakan

— El problema no es si podemos hacerlo — dijo el capitan Bey, pensativo —. Los planes estan casi terminados, el problema de la vibracion de los compresores ya esta resuelto y los trabajos de preparacion del lugar estan muy avanzados. Contamos con el personal y los equipos necesarios. La pregunta es: ?conviene hacerlo?

Miro a los cinco oficiales de su Estado Mayor, sentados en torno a la mesa ovalada del salon de reuniones del personal de Terra Nova. Todos volvieron las miradas hacia el doctor Kaldor, quien alzo las manos en gesto de resignacion:

— Comprendo, el problema no es tecnico. Por que no me ponen al tanto.

— La situacion es la siguiente — dijo el capitan Mauna. Se apagaron las luces y sobre la mesa aparecio un modelo de las Tres Islas, flotando en el aire. Pero en realidad no era un modelo: si se agrandaba la imagen, el espectador veia a los habitantes en sus tareas cotidianas.

»Creo que los thalassianos temen al monte Krakan, aunque en realidad es un volcan muy docil: ?nunca mato a nadie! Alli esta el centro de comunicaciones entre las islas. La cima se encuentra a seis kilometros sobre el nivel del mar, es el punto mas alto del planeta. Es el lugar ideal para instalar las antenas; todos los servicios de larga distancia pasan por ahi y son retransmitidos a las otras dos islas.

— Siempre me ha llamado la atencion — dijo Kaldor suavemente — el hecho de en dos mil anos no hayamos podido superar las ondas de radio.

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