Charlaine Harris
Muerto Hasta El Anochecer
1
Cuando el vampiro entro en el bar, yo llevaba anos esperandolo.
Desde que los vampiros habian empezado a salir del ataud (como se suele decir medio en broma) cuatro anos atras, habia estado deseando que uno viniera a Bon Temps. Si en nuestro pequeno pueblo ya teniamos a todas las demas minorias, ?por que no la mas nueva, los muertos vivientes reconocidos por la ley? Pero, al parecer, el norte rural de Luisiana no resultaba demasiado atrayente para los vampiros. Por el contrario, Nueva Orleans era un autentico punto focal para ellos: todo por Anne Rice, ?verdad?
No hay tanta distancia en coche desde Bon Temps a Nueva Orleans, y todos los que venian al bar decian que, en aquella ciudad, si tirabas una pedrada a una esquina acertarias a un vampiro. Solo que era mejor no hacerlo.
Pero yo estaba esperando mi propio vampiro.
Se puede decir, sin miedo a equivocarse, que no salgo mucho. Y no es porque no sea guapa. Lo soy: rubia, de ojos azules y veinticinco anos, y mis piernas son firmes, mis pechos apreciables y tengo una cintura de avispa. Tengo muy buen aspecto con el uniforme de camarera de verano que nos dio Sam: pantaloncitos negros, camiseta y calcetines blancos y unas Nike negras.
Pero tengo una discapacidad. O al menos yo trato de considerarla asi. Los clientes del bar simplemente dicen que estoy loca.
En cualquier caso, el resultado es que casi nunca tengo una cita. Asi que cualquier detalle es muy importante para mi. Y el se sento en una de mis mesas: el vampiro.
Supe de inmediato lo que era. Me sorprendio que nadie mas se girara para contemplarlo. ?No se daban cuenta! Pero vi que su piel resplandecia levemente y estuve segura.
Podria haber bailado de alegria, y de hecho me marque unos pasos junto a la barra. Sam Merlotte, mi jefe, alzo la mirada del coctel que estaba mezclando y me dedico una leve sonrisa. Cogi una bandeja y el bloc y me dirigi a la mesa del vampiro. Confie en que mi pintalabios se mantuviera todavia en su sitio y que la coleta estuviera bien puesta. Soy bastante nerviosa, y note que una sonrisa me tiraba hacia arriba de las comisuras de los labios.
El parecia perdido en sus pensamientos, asi que pude echarle un buen vistazo antes de que alzara la mirada. Calcule que rondaba el metro ochenta. Tenia el pelo castano y largo, peinado recto hacia atras; le llegaba hasta el cuello y sus largas patillas parecian de alguna manera anticuadas. Era palido, por supuesto; de hecho estaba muerto, si haces caso a las viejas leyendas. La teoria politicamente correcta, la que los propios vampiros respaldan en publico, afirma que aquel chico fue victima de un virus que lo dejo en apariencia muerto durante un par de dias y, a partir de ese momento, alergico a la luz del sol, a la plata y al ajo. Los detalles dependian del periodico que escogieras: en aquellos dias, estaban llenos de articulos sobre vampiros.
El caso es que tenia unos labios adorables, esculpidos con delicadeza, y cejas oscuras y arqueadas. Su nariz surgia de forma subita justo entre los arcos, como la de un principe de un mosaico bizantino. Cuando al fin alzo la vista, descubri que sus iris eran incluso mas oscuros que su pelo, y la cornea de los ojos extraordinariamente blanca.
– ?En que puedo servirle? -le pregunte, feliz casi mas alla de las palabras. El alzo las cejas.
– ?Teneis sangre sintetica embotellada? -pregunto.
– ?No, lo siento! Sam encargo algunas botellas, deberian llegar la semana que viene.
– Entonces vino tinto, por favor -dijo con una voz fina y clara, como un riachuelo sobre piedras alisadas. Me rei en voz alta, pues era demasiado perfecta.
– No se enfade con Sookie, senor, esta loca-intervino una voz familiar desde el reservado que habia junto a la pared. Toda mi alegria se desinflo, aunque pude notar que la sonrisa aun tensaba mis labios. El vampiro me miraba fijamente, contemplando la vida que desaparecia de mi cara.
– Le traere su vino de inmediato -dije, y me aleje con grandes zancadas, sin mirar siquiera el rostro engreido de Mack Rattray. Iba al bar casi cada noche; el y su esposa Denise. Yo los llamaba la Pareja Rata. Habian hecho todo lo posible por hacerme la vida miserable desde que se trasladaron a la caravana de alquiler en Four Tracks Corner. Por aquel entonces abrigaba la esperanza de que se largaran de Bon Temps tan de improviso como habian venido.
La primera vez que entraron en Merlotte's, escuche sus pensamientos sin ninguna discrecion. Lo se, es algo muy ordinario por mi parte, pero estaba aburrida de todos los demas, y aunque me paso la mayor parte del tiempo bloqueando los pensamientos de la gente que tratan de colarse en mi cerebro, a veces me rindo. Asi que conocia algunas cosas de los Rattray que tal vez nadie mas supiera. Para empezar, sabia que habian estado en la carcel, aunque no por que. Ademas, habia leido los sucios pensamientos a los que se entregaba Mack Rattray sobre una servidora. Y despues escuche en la mente de Denise que habia abandonado a un bebe que tuvo dos anos antes, un nino que no era de Mack.
Y encima no dejaban propina.
Sam lleno un vaso con el tinto de la casa y lo puso encima de la bandeja mientras observaba de reojo la mesa del vampiro. Cuando me devolvio la mirada, tuve claro que el tambien sabia que nuestro nuevo cliente era un no-muerto. Los ojos de Sam tambien son azules, pero de un azul a lo Paul Newman, mientras que los mios son de un azul grisaceo, neblinoso. Sam tambien es rubio, pero con el pelo aspero, y de hecho no es del todo rubio, sino de una especie de dorado al rojo vivo. Siempre esta algo quemado por el sol y, aunque parece enjuto con esas ropas, lo he visto descargar camiones con el pecho descubierto y tiene fuerza de sobra en el torso. Nunca escucho sus pensamientos; es mi jefe, y en el pasado ya he tenido que dejar mas de un trabajo por descubrir cosas de mis jefes que hubiera preferido no conocer.
Pero Sam no hizo ningun comentario, se limito a entregarme el vino. Mire el vaso para asegurarme de que estuviera bien limpio y regrese a la mesa del vampiro.
– Su vino, senor-dije ceremoniosamente, antes de colocarlo con cuidado sobre la mesa, justo delante de el. Me volvio a mirar y yo contemple todo lo que pude sus adorables ojos-. Que le aproveche -anadi con satisfaccion. Detras, Mack Rattray grito.
– ?Eh, Sookie, aqui necesitamos otra jarra de cerveza!
Suspire y me volvi para cogerla jarra vacia de la mesa de los Ratas. Me fije en que Denise estaba en buena forma esa noche: vestia un top sin mangas y unos pantalones muy cortos, y su mata de pelo castano formaba una marana a la moda. Denise no era realmente guapa, pero si tan ostentosa y segura de si misma que uno tardaba un tiempo en darse cuenta de lo escaso de su belleza.
Un ratito despues, observe para mi decepcion que los Rattray se habian trasladado a la mesa del vampiro y estaban charlando con el. Pude comprobar que el no respondia demasiado a menudo, pero tampoco se marchaba.
– ?Mira eso! -comente disgustada a Arlene, mi companera camarera. Arlene es pelirroja, pecosa y diez anos mayor que yo. Ha estado casada cuatro veces, tiene dos hijos y, de vez en cuando, creo que me considera el tercero.
– Un nuevo chico, ?eh?-respondio, con poco interes. Arlene sale ahora con Rene Lenier, y aunque no soy capaz de detectar atraccion entre ellos, parece bastante satisfecha. Creo que Rene fue su segundo marido.
– Bueno, es un vampiro -anadi, solo para compartir mi interes con alguien.
– ?En serio? ?Aqui? Vaya, fijate-dijo, sonriendo un poco para demostrar que comprendia mi alegria-. Aunque no puede ser demasiado listo, dulzura, si esta con los Ratas. Por otro lado, lo cierto es que Denise esta dedicandole todo un espectaculo.