brazos, por lo que lo peor me lo lleve en los antebrazos, las piernas y la espalda.

Creo que al principio, durante los primeros golpes, estaba segura de que se detendrian, me escupirian sus amenazas y advertencias y se marcharian. Recuerdo el momento exacto en el que me di cuenta de que trataban de matarme. Podia quedarme alli quieta y soportar una simple paliza, pero no me iba a quedar in movil para que me mataran.

En cuanto tuve cerca una pierna, me lance a agarrarla y me a ferre a ella como si me fuera la vida en el intento. Trate de morder, al menos de dejarle una marca a uno de ellos. Ni siquiera sabia bien de quien era la pierna.

Entonces, desde atras se oyo un grunido. Oh, no, pense, se han traido un perro. El grunido era claramente hostil. Si hubiese tenido algun modo de expresar mis emociones, se me habria puesto el pelo de punta.

Recibi otra patada en la columna, y la paliza termino.

La ultima patada me habia hecho algo malo. Pude oir mi propia respiracion, los estertores y un extrano sonido borboteante que parecia provenir de mis pulmones.

– ?Que demonios es eso?-pregunto Mack Rattray, y sonaba asaz aterrado.

Volvi a oir el grunido, mas cercano, justo detras de mi. Y de otra direccion me llego una especie de graznido. Denise comenzo a lamentarse, Mack soltaba tacos. Ella libero su pierna de mi abrazo, que ya era muy debil. Mis brazos cayeron inertes al suelo; parecia que no obedecian mis ordenes. Aunque tenia la vision borrosa, pude ver que mi brazo derecho estaba roto. Notaba el rostro humedo, y me dio miedo seguir evaluando mis heridas.

Mack comenzo a gritar y despues tambien Denise, y de repente surgio a mi alrededor un revuelo de actividad, pero yo no podia moverme. Lo unico que podia ver era mi brazo roto, mis rodillas magulladas y la zona oscura de debajo del coche.

Poco despues se impuso el silencio. Detras, el perro gimio. Una nariz fria me toco la oreja y una lengua calida la lamio. Trate de alzar la mano para acariciar al animal que, sin lugar a dudas, me habia salvado la vida, pero no fui capaz. Me oi llorar, un sonido que parecia venir desde muy lejos.

Enfrentandome a los hechos, dije:

– Me muero. -Empezaba a parecerme cada vez mas y mas factible. Las ranas y los grillos que solian llenar de ruidos la noche habian callado al comenzar la pelea y el ruido en el estacionamiento, asi que mi debil voz surgio clara y se derramo por la oscuridad. Aunque parezca extrano, poco despues oidos voces.

Un par de rodillas, cubiertas por unos vaqueros manchados de sangre, entraron en mi campo de vision. El vampiro Bill se inclino para que pudiera verle la cara. Tenia sangre alrededor de la boca y los colmillos desplegados, de un blanco reluciente que contrastaba sobre su labio inferior. Trate de sonreirle, pero mi rostro no acababa de funcionar bien.

– Voy a levantarte-dijo Bill. Parecia tranquilo.

– Morire si lo haces -susurre.

Me estudio con mucha atencion.

– Aun no-dijo despues de evaluarme. Curiosamente, eso hizo que me sintiera mejor. La cantidad de heridas que habra visto en su vida, pense.

– Esto te va a doler-me previno. Era dificil imaginarse algo que no me fuera a doler.

Paso los brazos por debajo de mi cuerpo antes de que me diera tiempo a asustarme. Grite, pero debilmente.

– Rapido -dijo otra voz con tono de urgencia.

– Vayamos a los arboles, donde no nos vean -dijo Bill, aupando mi cuerpo como si no pesara nada.

?Iban a enterrarme alli atras, donde no les viera nadie? ?Justo despues de rescatarme de los Ratas? Casi ni me importaba. Senti un pequeno alivio cuando me dejo sobre un manto de agujas de pino en la oscuridad del bosque. En la distancia pude ver el resplandor de la luz del estacionamiento. Me di cuenta de que me goteaba sangre por el pelo, y note el dolor del brazo roto y el padecimiento de las profundas magulladuras, pero lo peor era lo que no sentia.

No sentia las piernas.

Notaba el abdomen lleno y pesado. La expresion 'hemorragia interna' se colo entre mis pensamientos, asi de lugubres eran.

– Moriras a no ser que hagas lo que te diga -me explico Bill.

– Lo siento, no quiero ser una vampira-respondi, con voz fragil y temblorosa.

– No, no lo seras-me dijo con mas amabilidad-. Sanaras rapidamente, tengo una cura. Pero debes estar dispuesta.

– Entonces usala -susurre-. Me voy-pude notar que el peso de la desesperacion tiraba de mi.

La pequena parte de mi cerebro que aun recibia senales del inundo exterior oyo a Bill grunir como si lo hubieran herido. Entonces me pusieron algo en la boca.

– Bebe-dijo.

Trate de sacar la lengua; lo logre. Bill estaba sangrando, apretandose la herida para que el flujo de sangre de su muneca llegara hasta mi boca. Senti arcadas, pero queria vivir. Me obligue a tragar, y a tragar una vez mas.

De repente la sangre me supo bien, salada, el liquido de la vida. Alce el brazo que no tenia roto y aprete la muneca del vampiro contra mis labios. Me sentia mejor con cada trago. Y despues de un minuto me vencio el sueno.

Cuando me desperte, estaba todavia entre los arboles, tumbada sobre el suelo. Alguien estaba tumbado junto a mi; era el vampiro. Pude ver su resplandor, y note que su lengua se movia sobre mi cabeza. Estaba lamiendo la herida de mi cuero cabelludo. Dificilmente podia echarselo en cara.

– ?Tengo un sabor distinto al de otra gente? -pregunte.

– Si -dijo con voz espesa-. ?Que eres?

Era la tercera vez que me lo preguntaba. A la tercera va la vencida, como siempre dice la abuela.

– Oye, no soy una muerta-le dije. De repente recorde que ya debia de estar curada. Menee el brazo, el que estaba roto. Tenia poca fuerza pero ya no colgaba inerte. Tambien podia sentir las piernas y moverlas. Inspire y respire de modo experimental, y el leve dolor que senti me alegro. Trate de sentarme. Demostro requerir todo un esfuerzo, pero no me fue imposible. Me recordo a cuando era nina, al primer dia sin fiebre despues de superar la neumonia: debil pero dichosa. Era consciente de haber sobrevivido a algo terrible.

Antes de que pudiera enderezarme del todo, puso sus brazos bajo mi cuerpo y me acerco a el. Se arrimo a un arbol y me senti muy comoda asi apoyada, con la cabeza en su pecho.

– Lo que soy es telepata -le dije-. Puedo escuchar los pensamientos de la gente.

– ?Incluso los mios? -en su voz parecia haber solo curiosidad.

– No. Por eso me gustas tanto -respondi, flotando en un mar de bienestar rosado. No me preocupaba por disimular mis sentimientos.

Rio y senti que su pecho retumbaba. La risa sonaba algo oxidada.

– No te puedo oir en absoluto-continue diciendo tonterias con voz somnolienta-. No tienes ni idea de lo agradable que es. Tras una vida de bla bla bla, no oir… nada.

– ?Como consigues salir con hombres? Con los chicos de tu edad, seguro que su unica idea es como llevarte a la cama.

– Bueno, no lo consigo. Y francamente, a cualquier edad creo que su objetivo es llevarse a una mujer a la cama. No tengo citas. Todo el mundo piensa que estoy loca, ya lo sabes, porque no puedo decirles la verdad, que lo queme vuelve loca son todos sus pensamientos y todas esas mentes. Tuve unas pocas citas cuando comence a trabajar en el bar, con chicos que no habian oido hablar de mi. Pero era lo mismo de siempre. No puedes concentrarte en estar a gusto con un chico, u olvidarte de las preocupaciones del dia, cuando oyes que se preguntan si eres tenida o creen que no tienes un culo bonito, o se imaginan como seran tus tetas.

De repente me senti mas alerta, y me di cuenta de todo lo que le estaba revelando de mi misma a aquella criatura.

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