Le pregunte a Nina:

– ?Se detuvieron en algun lugar desde que salieron de Dover?

– No.

– ?Que bueno! Ahora ve con Aziz, ?quieres?

Luego me acerque a Aziz Nader y le hable a traves de la ventana del Fourtrak.

– Por favor, llevate a Nina a la granja. Tal vez encuentres a un hombre deambulando por los alrededores, carga una jaula para transportar animales. Se llama Guggenheim. Llevalo contigo a Centaur Care. Yo conducire este camion y nos reuniremos ahi.

Lo deje, me acerque al camion mientras Lewis movia las rampas y las colocaba en su lugar. Subi al asiento del chofer. Lewis se sorprendio, aunque cuando le hice la sena para que ocupara el lado del pasajero, lo hizo sin demora.

Puse en marcha el motor, salimos lentamente de la caballeriza de Benyi y continuamos por el camino rumbo a casa de Michael. Frente a las rejas de la casa, justo en el lugar donde el sendero se ensanchaba un poco, me detuve en el acotamiento y frene con suavidad.

Lewis no se mostraba sorprendido en absoluto. Su actitud implicaba que los caprichos de los jefes tenian que tolerarse.

– Y dime, ?como esta el conejo? -pregunte como quien no quiere la cosa.

La expresion de su rostro le otorgo un nuevo sentido a la palabra 'pasmado'. Por un momento parecio como si el corazon le hubiera dejado de latir. Abrio la boca y, sin embargo, no pudo emitir el mas minimo sonido.

– Te dire todo lo que has estado haciendo -comente-. Benyi Usher es el dueno de una caballeriza en Francia. El ano pasado descubrio que los caballos se enfermaban de una fiebre extrana que transmitian las garrapatas. Penso que seria una buena idea contagiar de la enfermedad a unos cuantos caballos aqui para quitar obstaculos de su camino y conseguir los triunfos que de otra manera no obtendria. El problema era como traer las garrapatas a Inglaterra. Primero intentaste hacerlo en jabon, que llevabas en una caja registradora adosada al camion que conducias en ese tiempo. Las garrapatas no sobrevivieron al viaje. Era necesario encontrar una nueva manera para transportarlas: un animal podia ser la solucion. Tal vez un conejo. ?Como voy?

Absoluto silencio.

– Te ocupabas de atender a los conejos de los Watermead. Perfecto. Pensaste que no extranarian a uno o dos, pero si lo hicieron. De todos modos, el ano pasado, cuando conducias el camion para cuatro caballos de Pat, fuiste a Francia al Ecurie Bonne Chance, el lugar que Benjamin Usher posee en las afueras de Belley, y le pasaste las garrapatas a un conejo. Lo trajiste de regreso y frotaste las garrapatas del conejo en dos caballos viejos que Benjamin tenia en un corral frente a la ventana del salon. Y aunque uno de ellos murio, tenian un cultivo floreciente de garrapatas en el otro, listas para transferirse al caballo que Benyi decidiera y al que tu pudieras acercarte al llevarlo a los hipodromos.

Me inquieto no saber como se veria una persona que estuviera a punto de sufrir un ataque al corazon.

– Empero, las garrapatas son impredecibles -continue- y, al final, es probable que simplemente desaparezcan, asi que en agosto fuiste otra vez a Francia, en esa ocasion te llevaste el camion que Phil conduce ahora. Pero, entonces, todas las cosas salieron mal. La tapa se destornillo del tubo, tal vez debido a la vibracion. Antes de que pudieras hacer algo, el conejo se cayo en el foso de inspeccion y murio. El Trotador lo arrojo a la basura con todo y las garrapatas.

Silencio sepulcral.

– De tal manera que en este ano -continue con mi explicacion- fuiste en el nuevo super seis a recoger los caballos de dos anos de Michael Watermead y te llevaste a uno de sus conejos. Las garrapatas regresaron vivas y las transferiste al viejo caballo Peterman. Solo que fue Marigold English quien recibio a Peterman, y no Benjamin Usher, y Peterman murio. Las garrapatas murieron en seguida. La temporada de pista plana esta a punto de comenzar, asi que te pusiste en marcha con el conejo para ir por el potro de Benyi Usher a Milan. En el camino de regreso te detuviste en el Ecurie Bonne Chance. Dime, ?que apostarias a que en el recipiente entubado debajo del camion vamos a encontrar un conejo infestado con garrapatas?

Mas silencio.

– ?Por que no pasaste las garrapatas directamente sobre el potro de Benjamin?

– Quiere que vuelva a correr cuando sus patas sanen.

La confesion broto sin ningun esfuerzo. La voz de Lewis se escucho ronca. Ni siquiera intento protestar por su inocencia.

– Asi que ahora -prosegui- vamos a llevar al conejo directamente a Centaur Care, donde aguardan los dos caballos viejos destinados a las caballerizas de Benyi. Esta vez no vas a tener que sacar el conejo del tubo a las once de la noche ni tampoco tendras que golpearme en la cabeza cuando te atrape en el proceso.

– Yo nunca -reclamo furioso-, nunca te golpee.

– Pero si me tiraste al agua. Y fuiste tu el que menciono: 'Si con esto no le da gripe, ya nada lo hara enfermarse'.

Una vez pasada cierta consternacion, note que Lewis habia llegado a un estado de angustia en el que haria cualquier cosa por salvar el pellejo.

– Es que necesitaba ese dinero… -explico-, lo quiero para la educacion de mi hijo.

'Un golpe mas, pense, y pronto empezara a cantar'.

Le pregunte:

– Si tuvieras que elegir, ?preferirias conducir a Irkab Alhawa al Derby y quiza traerlo de regreso como un campeon? O bien, ?te pareceria mejor infectarle con garrapatas para evitar que pudiera siquiera correr?

– ?El nunca haria eso! -respondio. El rostro de Lewis revelo un genuino terror.

– Es un hombre violento y malvado -afirme-, asi que dime, ?por que no iba a hacerlo?

– ?No! -me miro con fijeza, aunque recapacitando tardiamente-. ?De quien estas hablando?

– De John Tigwood, por supuesto.

Lewis cerro los ojos.

– La recompensa de Benyi es ganar -continue explicando-. La tuya es el dinero. La de Tigwood, poder arruinar los logros de cualquier otra persona.

Ganar por medio del engano. Ambicion por los hijos. Maldad y poder destructivo que se disfrutan en secreto. Para cada uno de ellos, esa era su fuerza vital.

– ?Benyi Usher le paga a Tigwood?

Lewis se veia descompuesto.

– Le da una parte de lo que gana en una de esas alcancias recolectoras, lo hace abiertamente, en publico.

Despues de una pausa, le pedi:

– Dime lo que sucedio la noche que me arrojaron al mar.

Lewis me miro, tenia los ojos hundidos en sus cuencas.

– Comprende, estaba enloquecido. Hablaba de que tu habias conseguido todo de manera muy facil. Ahi estabas, dijo, con tu casa, tu dinero, tu apariencia fisica y a todo el mundo le simpatizabas. Te odia de manera absoluta. ?Sabes? senti nauseas, pero supuse que tal vez podria volverse en mi contra si me oponia, asi que le segui la corriente… El tenia el hacha en su automovil…

– ?Me golpeo con, el hacha? -pregunte incredulo.

– No. Te pego con una vieja y oxidada maquina para desmontar neumaticos. Tenia muchas herramientas en su automovil. Cuando te golpeo, te metimos en el maletero de mi auto y me ordeno que nos dirigieramos a los muelles. Hablaste algo, como en una especie de delirio, cuando llegamos. Nunca tuve la intencion de asesinarte. ?Es verdad!

– De manera que regresaron de Southampton -prosegui-, sacaron el hacha y destruyeron toda mi casa, mi automovil y tambien el helicoptero de mi hermana.

– El lo hizo. De verdad que el lo hizo. Gritaba, desvariaba y se reia. Es endemoniadamente fuerte. Te digo que yo estaba paralizado por el miedo.

Con pesar, puse en marcha el motor nuevamente.

– ?Oye! -exclamo Lewis sorprendido- ?Como te enteraste acerca de los viajes? Me advirtio que borraria todos los registros de la computadora el domingo con un virus llamado Miguel Angel o algo asi, y que yo no debia preocuparme en absoluto.

– Tenia copias -respondi sucintamente.

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