observaba y se sentia extranamente enferma. Cuando finalmente el joven se giro, su cara estaba livida.
– Lo siento, Otto -se disculpo, y se sintio nerviosa de improviso-. No he sido demasiado amable. -Alex se dio cuenta que la rabia hervia en el interior de Otto, que en aquellos momentos le parecio mucho mayor de lo que deberia ser un estudiante, incluso mayor que ella-. A veces digo cosas que no siento.
El se sento en el suelo y apoyo la espalda contra la pared; su furia parecio remitir y de nuevo volvio a ser joven.
Alex sonrio tanteando el terreno.
– ?Como sabias que iba a venir?
La voz de Otto sono distante, como si estuviera hablando ante un dictafono.
– A veces tengo presentimientos; veo las cosas que van a ocurrir: unas veces pequenas cosas sin importancia, en ocasiones otras mas graves.
– ?Y que ocurre?
El amigo de su hijo tomo un sorbo de cafe.
– Se hacen realidad. -Se la quedo mirando como estudiando su reaccion-. Pero no puedo hacer nada al respecto, asi que es una informacion totalmente inutil.
– ?Por que?
– Es como si ya hubieran sucedido, asi que no puedo hacer nada.
– Tenias el cafe preparado para cuando llegara.
– Si, habia preparado el cafe, cierto; pero eso no es gran cosa.
– ?Supiste algo sobre el accidente? ?Que iba a ocurrir?
– No, nada. -Hizo una pausa-. Pero incluso si… -Se estremecio.
– ?Sabes por que he venido?
El no dijo nada.
Alex lo miro a los ojos, tratando de leer en ellos. Intento ignorar la debil mirada burlona que observo en ellos y penetrarlos. Pero no podia. Era como mirar unas grandes vidrieras tras las cuales no hubiera mas que la oscuridad de la noche.
– Otto, quiero que trates de recordar algo: quiza no sea muy agradable para ti, pero para mi es muy importante. ?Quieres ayudarme?
– Si puedo.
– ?Chocasteis contra un coche?
– Si, seguro.
– ?Que paso inmediatamente antes?
– No recuerdo nada. Iba en el coche y de pronto me encontre fuera de el.
– Por favor, trata de recordar.
– Tenia una gran resaca. La fiesta de la noche anterior resulto muy animada. No se mucho de Fabian. -De nuevo repitio su extrana sonrisa.
– ?Por que sonries?
– Se ligo a la hija de nuestro anfitrion; paso la noche con ella -movio la cabeza-. Increible, siempre estaba ligando.
– Pero nunca las conservaba, ?no es eso?
Otto la miro y despues aparto los ojos.
– Eso no tiene importancia.
– Para ti no, pero ?y para el?
Otto se estremecio.
– Su hijo era un canalla con las mujeres, senora Hightower. Es mejor que dejemos el tema.
– ?Que quieres decir?
El movio la cabeza.
– ?Importa eso algo ahora que esta…? -Alex hizo una pausa-. ?No puedes decirmelo?
El joven sonrio extranamente.
– No, realmente no tiene importancia. -Movio el cafe-. ibamos en el coche, charlando. Yo en el asiento de delante, a su lado. Charles detras, por alguna razon no llevaba puesto el cinturon de seguridad; el enganche en el Golf es un verdadero desastre, ya sabe. Estaba amaneciendo y llevabamos las luces encendidas. Fabian hablaba con Charles y se volvio para mirarlo; de pronto vi los faros delante de nosotros, que se dirigian a embestirnos, unas luces muy altas, y yo pense que se trataba de un camion.
– ?Que?
Alex no pudo evitar que la palabra se le escapara como un grito involuntario; empezo a temblar, incredula, confusa; se sintio mareada y vio como el suelo resbalaba bajo sus pies, como si estuviera en una barca alcanzada de pronto por una ola; tuvo que sujetarse con las dos manos para evitar caerse de la silla.
– ?Un camion?
– Pero era un coche. Un Citroen viejo, grande, muy alto. Nosotros ibamos en el Golf, que es un coche muy bajo. Nos parecio un camion. Fabian tambien debio de creerlo asi, porque grito: «?Un camion!» Despues me encontre caido sobre la hierba y el barro… La verdad es que no recuerdo nada mas.
A Alex su silla le parecio un columpio que iba de un lado a otro como si tuviera vida propia. Lucho para no caerse, echandose hacia atras sin dejar de mirar los ojos de Otto, esos ojos que eran impenetrables como la noche.
– Me temo que eso no le aclarara muchas cosas.
– A veces -respondio Alex distante, vagamente consciente de una curiosa agitacion en el estomago- no es necesario que nos digan mucho.
CAPITULO XVII
La casa estaba bien ventilada y limpia y olla a liquido limpiamuebles. Mimsa habia dejado una de sus usuales notas indescifrables:
Alex alzo las cejas y apunto algo en su agenda. Vacilo fuera del lavabo de abajo, sin atreverse a entrar, y se dirigio al dormitorio de Fabian. Mimsa lo habia dejado todo como estaba, siguiendo sus instrucciones. Tomo el diario de su hijo y se sento en el borde de la cama y saco la tarjeta que habia cogido en casa de la madre de Carrie y la carta que Carrie le habia escrito a Fabian, que abrio y aliso. Puso la tarjeta a su lado y comenzo a comparar la letra, siguiendo el orden alfabetico, es decir comparando entre si cada una de las letras.
Alex comenzo a sentir frio a medida que seguia su trabajo y tuvo la impresion de que la temperatura bajaba. Se levanto y salio de la habitacion sin alzar la vista para mirar el retrato de Fabian. Bajo a la sala de estar y se sento junto al telefono. Tomo el auricular, vacilo un momento y volvio a dejarlo en su sitio. Volvio a mirar la carta y la tarjeta y despues tomo el telefono de nuevo y marco el numero de Philip Main.
– Lo lamento -dijo-, anoche fui un poco dura.
– No te preocupes, es comprensible… Me comporte…
– No, no hiciste nada reprochable, te portaste de modo muy amable y afectuoso.
– ?Estuviste hoy… alli?
– Si.
– Ya veo. -Su voz tenia un tono de censura.
– Por eso te llamo. Quiero hablar de eso contigo. ?Tienes algo que hacer esta noche?
– No, nada importante; solo acabar de demostrar convincentemente los origenes del hombre.
– Lo siento.
– Si esa respuesta se hace esperar desde hace dos billones de anos, supongo que una noche mas no tiene gran importancia.