– Es una posibilidad que debe tenerse en cuenta. -Volvio a mirar su reloj-. ?Podria volver otro dia para continuar nuestra conversacion con mas tiempo?
– Muchas gracias, me gustara hacerlo.
El sacerdote se levanto y se estiro la chaqueta.
– Dijo usted -pregunto Alex- que se produjo una recaida en su tratamiento, ?que ocurrio?
El rostro del sacerdote se enrojecio y unio las manos con un gesto sumiso.
– Solo fue un estupido incidente -dijo-, muy estupido.
– ?Que ocurrio?
El sacerdote volvio a consultar su reloj.
– Nada, no fue nada. -Hizo una pausa-. Quiza deba saberlo. La proxima vez… se lo contare la proxima vez… tengo que reflexionar sobre ello.
Ella lo miro con fijeza. ?Que habia pasado? ?Que demonios habia pasado?
– ?Sabra usted encontrar su camino de regreso? ?La carretera principal? No tiene mas que girar a la derecha.
– Muchas gracias, padre… reverendo… -dijo vacilando.
El capellan sonrio.
– Llameme. Estare muy ocupado en las proximas semanas. ?Podria llamarme en junio?
– Muchas gracias -repitio Alex- Ha sido usted muy amable.
Pero su mente estaba en otra parte, en un lugar muy alejado de alli.
CAPITULO XXVI
– No me dejo conservar la fotografia.
Philip Main estaba casi tumbado en el sillon con los pies sobre la mesa. Los bajo, cruzo las piernas, volvio a descruzarlas, poso los tacones de los zapatos sobre un monton de papeles, despues se irguio sobre los codos y dejo descansar su peso en los brazos del sillon. Miro pensativamente el telefono frente a el.
– Extraordinario, este tipo, Bosley. ?La abandono alli?
– Al parecer asi fue.
– ?La encadeno en un sotano?
Alex afirmo con el rostro blanco como el papel.
– ?Y la dejo alli?
– Si.
– ?Sin decirselo a nadie?
Alex no respondio.
– ?Tenia algun motivo de rencor… contra las mujeres?
Alex giro el cigarrillo.
– Una de ellas le dio calabazas.
– Extraordinario. Realmente extraordinario. Un medico. Debia de ser un tipo inteligente… Esa clase de cosas parecen mas propias… -Abrio las manos en gesto expresivo-. La gente hace cosas realmente extraordinarias.
– ?Por que, Philip?
La estancia se oscurecio de pronto y Alex oyo el sonido de la lluvia fuera de la casa. Penso en un sotano frio y humedo, en una mujer encadenada, sentada en el suelo, gimiendo, tiritando al oir el gotear del agua. Se estremecio.
Main puso un cigarrillo entre las frondas de su bigote y lo dejo colgar de sus labios, apagado.
– ?Quien te dio la idea?
– ?La idea?
– De ir a ver al capellan.
Alex se encogio de hombros.
– No lo se. Telefonee a Broadmoor para preguntar si podia visitar a Bosley. -Sonrio repentinamente, con timidez-. Me respondieron como si se tratara de un hotel.
– ?Y accedieron a la visita?
– Habia que solicitarlo al consejo de direccion, me dijeron. Pregunte si habia alguien con quien pudiera hablar. -Hizo una pausa-. Y me pusieron con el capellan.
Alex recorrio con la mirada el caotico estudio, vio a
– Esto me recuerda tu coche -dijo.
– ?Mi coche?
– Tu despacho. ?Como puedes trabajar aqui?
– Me las arreglo.
Alex sonrio.
– No recuerdo haber estado antes en el estudio de ninguno de mis escritores. Realmente es algo digno de ser visto.
Philip miro a su alrededor y movio la cabeza.
– Ahora tampoco vas mucho por tu oficina.
– ?Me estas controlando?
– No, Dios mio, claro que no. Creo que es muy conveniente que te quedes en el campo con David.
– Esta intentando mantenerme en mi sano juicio.
Philip jugueteo con una caja de cerillas.
– ?Vas a… vas a volver con el? -Su voz sono turbada-. ?Vais a reconciliaros?
Ella nego con la cabeza.
Philip encendio una cerilla y prendio su cigarrillo, mientras la contemplaba con mirada burlona. Alex se ruborizo.
– Se esta portando muy bien conmigo, es muy amable. Tiene una gran fortaleza. Supongo que en estos momentos lo necesito, y eso no me gusta; no quiero volver a hacerle dano. -Hizo una pausa-. Se merece alguien mejor que yo.
– ?Caramba, no te menosprecies, muchacha!
Sintio que unas lagrimas humedecian sus ojos y los cerro fuertemente durante un momento, mientras agitaba la cabeza.
– ?Estoy tan asustada, Philip!
– ?Que opina David?
Ella miro por la ventana al mugriento muro trasero de la casa de enfrente.
– Quiere que vaya a ver a un psiquiatra.
Main movio energicamente la cabeza.
– ?No -exclamo-, de ningun modo!
– ?Que crees que debo hacer? Tu mismo estas lleno de contradicciones, ?no es asi, Philip? Y yo necesito apoyo, a alguien que me ayude. -Lo volvio a mirar-. Tu me dijiste la ultima vez que hablamos que en ocasiones los espiritus tratan de volver porque se dejaron algun asunto importante sin terminar.
– Es una teoria. Simplemente una teoria.
– Para ti todo son teorias, malditas teorias. -Philip parecio herido por la observacion y su mirada recorrio la habitacion, indecisa-. Lo siento -se excuso-. No queria enfadarme, pero lo unico que haces, siempre, es ofrecerme condenadas teorias. La pasada noche ya tuve tres horas para oir la teoria de David, segun el cual, como sufro de una alteracion emocional, lo que necesito es la ayuda de un psiquiatra. Tengo, tambien, la teoria de Morgan Ford sobre las oscuras fuerzas satanicas. Y ahora te tengo a ti con tu teoria sobre los genes… ?cual es? ?Que somos prisioneros de nuestros genes? -Se echo hacia adelante en su rigida silla-. El capellan tambien me hablo de los