Le fruncio el entrecejo.
– ?Como se comen entonces?
– Dejame mostrarte-ella cogio la ostra de su mano y cogio el pequeno tenedor del costado de su plato -Primero desprendes la carne, luego acercas la concha a tus labios y dejas que la carne resbale dentro de tu boca. Entonces lo pasas, pero no mastiques.
– ?Por que no?
Ella miro la ostra que parecia suficientemente inofensiva, pero juraba que aun podia saborear la vez que mastico una por error. Desagradable, ni siquiera se acercaba a describir ese sabor.
– Bueno, es arenoso y un poco asqueroso. Pero si realmente quieres, puedes.
Xypher se congelo mientras la veia poner un poquito de salsa de tabasco en la carne. Su esencia lleno su cabeza y le recordo que habian pasado siglos desde que toco a una mujer por ultima vez…
Era extrano como en su rabia y busqueda de venganza, ni siquiera habia pensado en eso. No habia notado a ninguna de las mujeres que pasaban por las calles mientras buscaba daimons para que lo llevaran a Kalosis.
Ahora ese dolor largamente olvidado lo quemaba por dentro. Queria tomar su mano en la suya para asi poder lamer las yemas de sus dedos y probar la sal de su piel. Enterrar su cara en la curva de su cuello e inhalar su esencia hasta que se impregnara en su piel.
No sabia por que, pero solo el pensar en ella tocandolo, aunque fuera en la manera mas desinteresada, lo ponia mas duro de lo que alguna vez estuvo.
Deseaba estirarse y peinar con sus dedos esos caoticos rizos que habian desafiado sus mejores esfuerzos para domarlos. Se preguntaba como se sentirian si rozaran su pecho mientras ella le hacia el amor. ?Serian tan suaves como parecian?
?Lo eran sus labios?
?Le daria ella la bienvenida en su cuerpo?
Xypher se forzo a mirar lejos de ella y silenciar sus pensamientos. No era su destino el tener a una mujer como ella tocandolo de esa manera. Era un animal y lo sabia. Habia sido abandonado hace mucho tiempo, lo habian abandonado para que encontrara su propio camino. La ternura era para humanos. No para un amargado skotos que iba a ser devuelto al infierno en un par de semanas.
Tarde o temprano, estaria de vuelta en el Tartaro a merced de Hades. Le habia tomado siglos endurecerse a si mismo para no sentir tan profundamente cuando le pegaban los latigazos de acero y puas. Siglos para aprender a no caer en los crueles juegos mentales que Hades disfrutaba.
La comodidad en este plano solo lo debilitaria cuando retornara.
Haria el infierno aun mas doloroso. Y eso era algo que no podia permitir. Ya era suficientemente malo. Para suavizar su existencia aqui…
No le sorprendia que Hades le hubiera dejado perderse por un mes. El Dios del Inframundo habia sabido exactamente cuan peor iba a ser el castigo de Xypher despues de haber probado la libertad.
Bastardo.
Frunciendo los labios, le quito la ostra de su mano
– No soy un bebe. Puedo alimentarme solo.
Simone inclino su cabeza irritadamente por su repentino cambio. Por un momento, casi penso que estaba aprendiendo a ser… bueno agradable.
Debia haber estado alucinando.
– Bien -Dijo apartando sus manos- Como quieras.
Enojada por su brusquedad. Regreso a su asiento y termino su comida en silencio.
?Cual era su problema? Nunca antes habia conocido a alguien tan hosco que no podia aceptar ni el mas minimo asomo de amabilidad. Le recodaba a ese horrible Scott Murphy…
Su corazon dio un salto mientras se acordaba del chico que habia estado en el hogar de ninos con ella cuando tenia once. Hostil y fiero apenas habia sido humano. A los 9 anos, habia sido apartado de sus padres y habia pasado por una enorme cantidad de casas de acogida porque ninguna podia hacer nada con el. Finalmente servicios infantiles lo habia empezado a enviar a varias casas de acogida que eran igualmente rapidas en echarlo.
Nadie en la casa en la que ella se quedaba, incluyendo el personal, podia soportarlo. Siempre estaba buscando peleas y molestando a todo el mundo, incluso a Simone que trato de ser su amiga. Se rio de ella y despues la mordio tan fuerte que necesito puntos de sutura, todavia tenia la cicatriz en su brazo izquierdo.
Debido a eso, a otras escenas y ataques, el pasaba todo el tiempo castigado hasta que misteriosamente se desvanecio en medio de la noche.
Su cuerpo fue encontrado unos cuantos dias despues en el sotano de un gimnasio, todavia vestido en sus piyamas. Aparentemente habia llegado alli solo y se habia cortado su propia muneca.
Solo tenia once anos.
Simone habia estado realmente triste despues del horrible suceso, pero cuando escucho a dos de sus profesores hablar mas tarde ese mismo dia, la tristeza se convirtio en una pena total por el nino que no debia de haber sido reducido a acabar con su propia vida.
En ese momento Simone habia aprendido una valiosa leccion de vida.
Muchas personas solo estaban sufriendo, y cuando actuaban de esa manera, estaban tratando de protegerse a si mismos de ser heridos aun mas.
Eso era lo que trataba de ensenarle a sus estudiantes, cada vez que entres a una escena de crimen lo peor que podias hacer por la persona fallecida era juzgarlo. Nublaba tu profesionalidad y agotaba tu trabajo. El trabajo de un examinador medico era el de reportar sin perjuicio.
Tu opinion personal no tenia lugar en una morgue.
Una cosa era decirle a alguien como vivir su vida y que decisiones tomar. Pero era muy diferente ser la persona que tenia que hacerlo y vivir con las consecuencias. Solo porque tu hubieras hecho algo diferente, no significaba que ellos pudieran. Las personas se levantan y se caen por sus propias experiencias y decisiones. Los errores eran de ellos para hacerlos.
Mientras pensaba en esto, tenia curiosidad sobre Xypher y su pasado. ?Por que estaba tan a la defensiva?
?Quien lo habia herido?
– ?Como es la infancia de los dioses?
Xypher alzo la mirada de su tabule para encontrarse con el par de ojos mas sinceros e inocentes que alguna vez hubiera visto.
– ?Disculpa?
Ella no se acobardo pese a lo mordacidad de su tono.
– Solo me preguntaba… quiero decir, la mia fue muy tipica hasta que mi familia murio. Montaba en mi bicicleta por el vecindario, hacia tartas de barro, tenia fiestas de te con mis amigas y munecas, y peleaba con mi hermano por los programas de television. ?Que hacias tu?
Como si el le fuera a contar eso a ella No era su maldito problema.
– ?A ti que te importa?
La simpatia de su rostro fue suplantada por una expresion de dolor.
– Realmente odio cuando haces esa pregunta… me importa porque eres la persona a la que estoy atada hasta