– Arranca esa cosa de la pared. -Arremetio contra el aparato, pero ella lo desvio rapidamente.

– No te atrevas. Adoro ese reloj despertador.

El resoplo.

– Te apegas a las cosas mas impensadas.

Luego de rodar para alejarse de el, Simone apago la alarma y sonrio ante la certera afirmacion. Realmente se apegaba a las cosas mas extranas, y Xypher era definitivamente el mas extrano de todos sus apegos.

El bostezo al tiempo que ella regresaba a la cama.

– ?Estas segura de que quieres ir a trabajar hoy? Ayer no progresamos mucho en el entrenamiento para disimular tus poderes.

– Bueno, tendre que relacionarme con gente normal eventualmente. ?Crees que hoy sea aun peor que ayer?

El le aparto el cabello de los hombros.

– ?Has aprendido a advertir las senales de tu cuerpo antes del cambio?

– Siento una extrana quemazon detras de mis ojos antes de que se pongan raros.

– Entonces, no creo que tengas problemas. Cuando sientas eso, sabras que debes alejarte de la vista del publico lo antes posible. Si te sucede en medio de una clase, diles que tienes un virus estomacal y que tienes que correr al servicio.

Ella arrugo la nariz ante la idea.

– Eso es asqueroso.

– Vale, entonces usa gafas oscuras y di que tienes una infeccion ocular.

Ella le mordisqueo la incipiente barba.

– Sabes, esa idea no esta tan mal.

– Por supuesto que las gafas no seran de mucha utilidad cuando te broten cuernos en la cabeza y alas en la espalda, pero…

Ella emitio un chillido.

– ?Eso no me pasara!

El sonrio malignamente.

– No. Pero la cara que pusiste valio la pena.

Riendo, ella lo empujo de vuelta a la cama.

– Esta decidido, voy a apalearte hasta que lo lamentes.

Xypher se congelo al tiempo que se preparaba para la agresion.

Pero en vez de causarle dolor, ella le hizo cosquillas. A el le llevo varios segundos darse cuenta de sus intenciones. Para cuando lo comprendio, ella hacia un puchero.

– No tienes cosquillas. Vale, eso apesta. -Ella se aparto y cruzo los brazos sobre el pecho, ocultando los senos que el adoraba atormentar.

– Lo siento, -le dijo, intentando animarla. -Si te hace feliz, pretendere que las tengo.

– No, esta bien. Supongo que no se puede tener todo. -Ella se detuvo en el borde de la cama. -Pero tu te acercas bastante.

– ?Me acerco a que?

– A ser perfecto. Solo que tu eres mejor que eso, Xypher. Tu, eres extraordinario.

Xypher se quedo inmovil mientras ella lo abandonaba para ir a ducharse. No podia respirar, mientras esas palabras se hundian en su conciencia. Ella cree que soy extraordinario…

Nadie jamas, habia pensado tal cosa sobre el. Dolor en el culo. Grosero. Violento.

Pero extraordinario…

Esa revelacion le sacudio como un golpe en las entranas.

Al tiempo que se levantaba, Jesse aparecio en la puerta con una mirada de consternacion en el rostro.

– ?Cuales son tus intenciones?

– Levantarme de la cama para ducharme y vestirme.

Los ojos de Jesse se estrecharon.

– Eso no. Me refiero a mi chica. Ambos habeis estado encerrados aqui dentro como dos conejos cachondos durante toda la noche, y antes de que le rompas el corazon, quiero saber si tienes intenciones de hacer las cosas bien con ella. ?O acaso necesito reclutar algunos demonios para patearte el trasero?

Le gustaria ver a Jesse intentarlo, de hecho pagaria para verlo. Pero a pesar de que le ofendia que el fantasma pensara asi, no esperaba menos de Jesse, ya que solo pretendia proteger a Simone.

– Yo nunca la lastimaria, Jesse. Ni a ti. Pero no puedo quedarme aqui y tu lo sabes, asi que no me hagas sentir peor de lo que ya me siento, acerca de abandonarla.

Jesse fruncio el ceno.

– Eres un tio bastante decente bajo toda esa fanfarroneria, ?no es asi?

– No. Aun soy el mismo bastardo enojado que venderia el corazon de su propia madre para hacerle pagar a Satara. Nada ha cambiado.

– Excepto que tu la amas.

El tuvo que contener la sorpresa dentro de el antes de traicionarse a si mismo. No le interesaba facilitarle ese conocimiento ni a Jesse ni a nadie mas.

– No se de que estas hablando.

Jesse resoplo.

– Si que lo sabes. Puedo sentirlo y tu sabes que puedo.

Y el odiaba eso. Pero no habia nada que hacer al respecto. Por lo tanto estrecho su mirada hacia Jesse.

– No te atrevas a decirselo a Simone.

– No te preocupes. No me corresponde. Pero si fuera tu, se lo diria antes de que sea demasiado tarde.

Eso era mucho mas facil de decir que de hacer.

– ?Que sabras tu al respecto?

– Soy un fantasma, Xypher. Pense que tenia todo el tiempo del mundo, para decirles a las personas lo que sentia por ellas, y para construirme un futuro. Pero en un segundo, el conductor de un camion de cemento bajo la vista para cambiar su estacion de radio, zigzagueo hacia mi coche, y en un abrir y cerrar de ojos, lo perdi todo.

El aparto la mirada, pero aun asi Xypher vio el dolor reflejado en sus ojos.

– El ultimo recuerdo que tengo es de mi novia abrazandome mientras la lluvia caia sobre nosotros, mezclandose con mi sangre que se derramaba sobre ella. Me decia que me amaba y me suplicaba que no muriera. Yo no me queria ir.

Su voz se quebro a causa de las emociones que intentaba esconder, pero Xypher las sintio y las vio de cualquier modo.

– Hay tantas cosas que queria decirle, pero los escombros me habian aplastado la traquea y yo no podia emitir una sola palabra. Intente con todas mis fuerzas quedarme con ella, pero no estaba destinado a suceder… ni siquiera pude levantar mi brazo para tocarla una ultima vez.

Su mirada se encontro con la de Xypher.

– Por eso, si, tengo un mejor entendimiento de tu situacion del que tienes tu. He estado ahi, lo he vivido, y aun me carcome por dentro el hecho de que nunca le dije a Julie cuanto la amaba. Me hubiera llevado tan solo tres segundos. Tres segundos, que ruego a dios, poder recuperar. Piensalo. -Jesse se desvanecio de la habitacion.

Xypher se sento en silencio al darse cuenta de que para ser un chico, Jesse era mucho mas sensato de lo que el hubiera creido. El problema era, que las cosas no son tan simples. ?De que serviria decirle a Simone que la amaba sino podia quedarse? Tan solo la lastimaria mas y eso era lo ultimo que el queria.

No. Lo mejor era guardarse ese amor para si mismo. Encerrarlo dentro suyo, donde solo lastimaria a una persona, a el. Lo preferia de ese modo.

Obligandose a salir de la cama, fue a la ducha a unirse con ella.

– No volviste a sonar anoche, ?verdad?

Xypher pauso su afeitada para mirar a Simone en el espejo.

– ?Como te diste cuenta?

– Lo estuve pensando mientras me duchaba, no estoy segura porque, pero se me cruzo ese pensamiento. ?Sonabas cuando estabas en el Tartaro?

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