Veinte minutos mas tarde, el Mercedes freno en un alto. Avanzo poco a poco. Freno otra vez. Esto ocurrio en intervalos regulares muchisimas veces. Luego Fritz bajo su ventana y hablo por algun tipo de interfono. Siguieron un poco mas alla, luego se paro. El motor fue apagado.
Mary trato de alcanzar la puerta. Estaba cerrada.
America's Most Wanted, aqui vamos, penso ella. Solo podia imaginar sus fotos en la TV, victimas de un delito violento.
Pero el conductor los dejo salir inmediatamente, tranquilo con esa sonrisa en su cara. -?Quieren seguirme?
Cuando Mary salio, miro a su alrededor. Estaban entro de algun tipo de estacionamiento subterraneo, pero no habia otros coches. Solo dos microbuses, como las del tipo que cogias alrededor de un aeropuerto.
Se mantuvieron juntos con Fritz y pasaron a traves de un par de gruesas puertas de metal que se abrieron en un laberinto de corredores alumbrados con fluorescentes. Gracias a Dios el tipo parecia saber donde iba. Habia ramificaciones en todas las direcciones sin plan racional, como si el lugar hubiese sido disenado para perder a las personas y conservarlas de ese modo.
Excepto a alguien que siempre supiese a donde iba, penso ella. Cada nueve metros habia una capsula colocada en el techo. Ella las habia visto antes en las alamedas, y el hospital las tenia tambien. Camaras de vigilancia.
Finalmente entraron a un cuarto pequeno con un espejo bilateral, una mesa y cinco sillas metalicas. Una pequena camara estaba colocada en el rincon opuesto a la puerta. Era exactamente como el cuarto de interrogacion de la policia, o como debia ser en alguno de los sets de NYPD Blue.
– No tendran que esperar mucho.-Dijo Fritz con una pequena referencia. En cuanto desaparecio, la puerta se cerro sola.
Mary se acerco y probo la manija, sorprendida de encontrar que se liberaba facilmente. No obstante, quienquiera que estuviera a cargo aqui claramente no tenia que preocuparse por perder la pista de sus visitas.
Ella miro a Bella. -?Puedes explicarme que lugar es este?
– Es una instalacion.
– Una instalacion.
– Ya sabes, para entrenarse.
Si, pero ?por que de entrenamiento? -?Estas personas tuyas pertenecen al gobierno o a algo?
– Oh, no. No.
John hizo signos, Esto no se parece a una academia de artes marciales.
Si, no bromees.
– ?Que ha dicho?- Pregunto Bella.
– Tiene tanta curiosidad como yo.
Mary se volvio hacia la puerta, la abrio, y asomo su cabeza al vestibulo. Cuando oyo un sonido ritmico, dio un paso hacia el cuarto, pero no vago.
Ruido de pasos. No, arrastraban los pies. Que lo…
Un hombre rubio alto musculoso vestido con una camisa negra y pantalones de cuero se tambaleaba alrededor de una esquina. Estaba inestable sobre sus pies desnudos, con una mano en la pared y sus ojos mirando hacia abajo. Parecia mirar al suelo cuidadosamente, como si confiara en su percepcion de la profundidad para equilibrarse.
Parecia borracho o tal vez enfermo, pero… buen senor, el era bello. De hecho, su cara era tan deslumbrante que tuvo que parpadear un par de veces. La mandibula perfectamente cuadrada. Labios llenos. Pomulos altos. La frente ancha. El pelo era grueso y ondulado, mas claro de frente, mas oscuro en la parte trasera donde era mas corto.
Y su cuerpo era tan espectacular como su cabeza. De huesos grandes.
Muy musculoso. Nada de grasa. Su piel era dorada aun bajo las luces de los fluorescentes.
Repentinamente el la miro. Sus ojos eran de color azul electrico, tan brillantes, tan vividos, que eran casi como el neon. Y se quedaron mirandose fijamente.
Mary se hundio de todas maneras y penso que la carencia de respuesta no era una sorpresa. Los hombres como el no notaban a las mujeres como ella. Esto era un hecho natural.
Ella deberia regresar en el cuarto. No tenia sentido en no observarle mientras no la reconocia cuando ella pasara. El problema era, mientras mas se acercaba, mas fascinada se sentia.
Dios mio, era realmente… hermoso.
Rhage se sentia como el santo infierno mientras serpenteaba el corredor. Cada vez que la bestia salia de el y su vision se tomaba una pequenas vacaciones, sus ojos se tomaban su tiempo para regresar al trabajo. El cuerpo no queria funcionar, tampoco; sus piernas y brazos colgaban como pesos pesados fuera de su torso, no exactamente inservibles, pero malditamente cerca.
Y su estomago estaba todavia desconectado. La solo idea de la comida le hacia tener nauseas.
Pero tenia que salir de su cuarto. Doce horas acostado era suficiente tiempo desaprovechado. Determinado a llegar hasta el gimnasio del centro de entrenamiento, montar en la bicicleta estatica, y poder desentumecerse un poco…
El se detuvo, poniendose tenso. No podria ver mucho, pero sabia con seguridad que no estaba solo en el vestibulo. Quienquiera que fuera estaba cerca de el, a su izquierda. Y era un desconocido.
Dio la vuelta y saco bruscamente la figura del portal, agarrandola por la garganta, forzando su cuerpo contra la pared opuesta. Demasiado tarde se dio cuenta de que era una mujer, y el agudo jadeo lo avergonzo. El rapidamente aflojo un poco su agarre, pero no dejo de empujar.
El cuello delgado bajo su palma estaba caliente y suave. Su pulso era frenetico, la sangre corria rapidamente a traves de las venas que llegaban a su corazon. Se apoyo y respiro a traves de su nariz. Solo para avanzar dando tumbos hacia atras.
Jesucristo, era una humana. Y estaba enferma, tal vez muriendose.
– ?Quien eres?- El le exigio. -?Como has entrado aqui?
No hubo respuesta, solo una respiracion acelerada. Ella estaba completamente aterrorizada de el, el olor de su miedo era como humo de madera en su nariz.
El bajo su voz. -No voy a hacerte dano. Pero este no es tu lugar y quiero saber quien eres.
Su garganta se movio bajo su mano, como si tragara. -Mi nombre… mi nombre es Mary. Estoy aqui con unos amigos.
Rhage dejo de respirar. Su corazon aumento una pulsacion y luego se desacelero.
– Dimelo otra vez.-Murmuro el.
– Ah, mi nombre es Mary Luce. Soy amiga de Bella… vinimos aqui con un nino, con John Matthew. Estamos invitados.
Rhage temblo, una prisa balsamica floreciendo saliendo por toda su piel. El deje musical de su voz, el ritmo de su discurso, el sonido de sus palabras, todo eso esparciendose a traves de el, calmandolo, confortandolo. Encadenandole dulcemente.
El cerro sus ojos. -Dime algo mas.
– ?Que? -Pregunto ella, desconcertada.
– Conversacion. Hablame. Quiero oir tu voz otra vez.
Ella guardo silencio, y el estaba a punto de exigirle que hablase cuando dijo. -No tienes buen aspecto. ?Necesitas un medico?
El se encontro tambaleandose. Las palabras no importaban. Era el sonido: El punto bajo, suave, acariciandole los oidos. Se sintio como si el estuviera siendo acariciado por dentro de su piel.
– Mas.-Dijo el, retorciendo su palma por la parte delantera de su cuello de manera que podia sentir las vibraciones de su garganta mejor.
– ?Podria…podria por favor soltarme?
– No. – El subio su otro brazo. Llevaba puesta algun tipo de lana, y el movio a un lado el cuello, echandose al hombro su mano de manera que no pudiera escapar de el. -La conversacion.
Ella comenzo a luchar. -Me aprieta.
– Lo se. La conversacion.
– Oh, por el amor de Dios, ?que quieres que diga?
Aun exasperada, su voz fue bella. -Cualquier cosa.