– Odio el anonimato de ello, odio la forma en que pecho duele despues. Odio los olores sobre mi cuerpo y en mi pelo cuando llego a casa. Pero sobre todo, odio el hecho de que voy a tener que volver a hacerlo otra vez por que si no lo hago, podria llegar a haceros dano a alguno de vosotros o a algun inocente. -El exhalo el aire por la boca. -?Y aquellas dos hermanas te impresionan tanto? Mira, aqui esta el asunto. Solo recojo a las que les importa una mierda con los que estan, por que si no esto no es justo. Esas dos chicas de la barra comprobaron mi reloj, mi rollo y calcularon que era un trofeo chulo. Follar era algo tan intimo como lo es un accidente de trafico ?Y esta noche? Tu llegaras a casa con Wellsie. Yo ire a casa solo. Igual que ayer. Igual que lo hice antes de ayer. El ir con putas no es diversion para mi y esto lleva matandome durante anos, por lo que por favor lo dejas descansar ?vale?
Hubo un largo silencio. -Jesus…lo siento. Yo no lo sabia. No tenia ni idea…
– Si, ah…-El realmente tenia que parar esa conversacion. -Mira, tengo que irme. Tengo que…irme. Mas tarde.
– No, espera, Rhage.
Rhage apago su telefono y lo tiro a un lado del camino. Cuando miro a su alrededor, comprendio que no estaba en mitad de ninguna parte, con nada mas que el bosque como compania. Dejo su cabeza sobre el volante.
Las imagenes de Mary volvieron. Y comprendio que se habia olvidado de borrarle la memoria.
– ?Descuidado? Si, bueno. No la habia limpiado a fondo por que queria verla otra vez. Y queria que lo recordara.
Oh, hombre…Esto no era bueno. Todo a su alrededor.
Capitulo 14
Mary se desplomo en la cama y empujo las sabanas y mantas con los pies. Medio dormida, extendio sus piernas intentando enfriarse.
Maldicion, tenia el termostato demasiado alto…
Una horrible sospecha la trajo bruscamente a la conciencia, su mente volviendo a la atencion en una ola de temor.
Fiebre baja. Ella tenia fiebre baja.
Oh, infiernos…Ella conocia la sensacion demasiado bien, el rubor, el calor seco, los dolores generalizados. Y el reloj daba las 4:18 de la madrugada. Lo cual, cuando habia estado enferma, era el momento en que a su temperatura le gustaba subir.
Alcanzandola a lo alto, abrio la ventana de detras de su cama. El frio aire acepto la invitacion y se precipito hacia adentro, refrescandola, calmandola. La fiebre bajo poco despues, un brillo de sudor anuncio que se retiraba.
Tal vez solo le iba a venir un resfrio. La gente con su historial medico tenia enfermedades comunes como el resto del mundo. De verdad.
Excepto que de cualquier manera, rhinovirus o recaida, no iba a volver a dormir. Se puso una bata sobre su camiseta y sus boxers y se fue abajo. Camino hacia la cocina, prendio cada interruptor por donde pasaba hasta que todas las esquinas oscuras en la casa quedaron iluminadas.
Destino: su cafetera. No habia ninguna duda, contestar algun correo electronico de la oficina y prepararse para el largo fin de semana por el Dia de La Hispanidad (12 de octubre), era mejor que estar en la cama y contar el tiempo antes de ir a su cita con la doctora.
Que a proposito era en cinco horas y media.
Dios, odiaba la espera.
Lleno la maquina Krups de agua y fue a la alacena para buscar el cafe. Estaba casi vacio, entonces saco el que tenia de reserva y el abrelatas manual y…
Ella no estaba sola.
Mary se inclino hacia delante, miro por la ventana que habia sobre el fregadero. Sin luces externas no podia ver nada, entonces se deslizo a su alrededor y prendio el interruptor que habia al lado de la puerta.
?Por Dios!
Una gran forma negra estaba al otro lado del cristal.
Mary se volvio hacia el telefono, pero se paro cuando vio los destellos de un cabello rubio.
Hal levanto su mano a modo de saludo.
– ?Hey! -su voz quedo amortiguada por el cristal.
Mary se abrigo colocando sus brazos alrededor de su estomago- ?Que estas haciendo aqui?
Sus amplios hombros de encogieron. -Queria verte.
– ?Por que? ?Y por que ahora?
Se encogio otra vez. -Me parecio una buena idea.
– ?Estas trastornado?
– Si.
Ella casi se rio. Y luego recordo que no tenia vecinos cerca y el era practicamente del tamano de su casa.
– ?Como me has encontrado? -Tal vez Bella le habia dicho donde vivia.
– ?Puedo entrar? ?O tal vez tu puedes salir, si asi te sientes mas comoda?
– Hal, son las cuatro treinta de la manana.
– Lo se. Pero tu estas despierta y yo tambien.
Dios, el era muy grande en todo ese cuero negro y con su cara casi toda en la sombra era mas amenazador que hermoso.
– ?Y ella pensaba abrir la puerta? Claramente tambien estaba trastornada.
– Mira, Hal, no creo que sea una buena idea.
El la miro a traves del cristal. -?Entonces tal vez podamos hablar tal y como estamos?
Mary lo miro, quedandose sin habla. ?El tipo estaba dispuesto a perder el tiempo, observando desde fuera de su casa como un criminal, solo para que pudieran hablar?
– Hal, no te ofendas, pero fuera hay cientos de miles de mujeres en esta zona que no solo te dejarian entrar en sus casas, sino que te llevarian a sus camas. ?Por que nos vas a buscar a alguna y me dejas sola?
– Ellas no son tu.
La oscuridad que le caia sobre la cara hizo que fuera imposible leerle los ojos. Pero su tono de voz, era malditamente sincero.
En la larga pausa que siguio, ella intento convencerse para no dejarle pasar dentro.
– Mary, si quisiera hacerte dano, podria hacerlo en un instante. Podrias cerrar cada puerta y cada ventana y yo todavia podria entrar dentro. Lo que quiero es…hablar contigo un poco mas.
Ella miro sus anchos hombros. Tenia un buen punto sobre el allanamiento de morada. Y tenia el presentimiento de que si mantenia la puerta cerrada entre ambos, el cogeria una de sus sillas de jardin y se sentaria en la terraza.
Destrabo la puerta corrediza, la abrio y se aparto. -Solo explicame algo.
El rio fuerte cuando entro. -Dispara.
– ?Por que no estas con una mujer que te quiera? Hal se estremecio. -Pienso que, aquellas mujeres de esta noche en el restaurante, estaban locas por ti. ?Por que no tienes -loco-sexo -caliente- er diversion con una de ellas?
– Prefiero hablar contigo aqui que estar dentro de alguna de aquellas mujeres.
Ella retrocedio un poco ante su candidez y luego comprendio que el no estaba siendo ordinario, solo honestamente sin rodeos.
Bien, al menos tenia razon en una cosa: cuando se habia marchado despues de aquel suave beso, ella habia asumido que era por que no habia sentido ningun calor.Claramente ella dio en la tecla. No estaba aqui para tener sexo y se dijo que era bueno que no sintiera lujuria por ella. Casi creyo en ello, tambien.
– Estaba a punto de hacerme un cafe ?quieres?
El asintio y comenzo a vagar por la sala de estar, observando sus cosas. El contraste de sus muebles blancos y paredes color nata con su ropa negra y pesada constitucion era siniestro, pero entonces contemplo su cara. Tenia una tonta sonrisa burlona, como si fuera feliz tan solo por el hecho de estar dentro de la casa. El tipo era como un