que lo trabajaran.

– Pero el hombre no dijo nada. -Refunfuno el.

– Es por que no sabia nada.

O hizo una pausa. En la debil alba, la cara del Sr. X brillaba como una lamparilla.

– ?Perdon sensei?

Yo lo trabaje antes de que usted lo trajera aqui. Tenia que estar seguro de que podia depender de usted, pero no queria malgastar la oportunidad el caso de que no fuera mas solido.

Lo cual explicaba la condicion del hombre. O habia asumido que el vampiro habia estado luchando cuando lo habian secuestrado.

Tiempo desperdiciado, esfuerzo desperdiciado, penso O, retirandose con las llaves de su coche.

– ?Tiene alguna prueba mas para mi? Gilipollas

– No en este momento. -El Sr. X comprobo su reloj. -Su nueva escuadrilla llegara aqui pronto, guarde esas llaves. Vamos adentro.

La repulsion de O de estar en cualquier parte cerca del cobertizo le hizo perder la sensacion sus pies. Las malditas cosas estaban totalmente entumecidas.

Pero sonrio. -Vaya delante, sensei.

Cuando entraron, el fue directamente al dormitorio y se apoyo contra el marco de la puerta. Aunque sus pulmones se habian convertido en bolas de algodon, el se mantuvo en calma. Si hubiera evitado el espacio, el Sr. X habria pensado que habia alguna razon para evitarlo. El bastado sabia que tocar las heridas frescas era el unico modo de determinar el grado de curacion o de infeccion.

Mientras los asesinos entraban en el cobertizo, O los examinaba. No conocia a ninguno, pero mientras mas estaba un miembro en la Sociedad, mas anonimo se volvia. Con el pelo, piel y color de los ojos decolorandose hasta palidecer, eventualmente un lesser se veia como un lesser.

Cuando los otros hombres lo observaron, miraron airadamente su cabello negro. En la Sociedad los nuevos reclutas estaban al pie de la escalera y era insolito para uno ser incluido en un grupo de hombres con mucha experiencia. Si, bien, joder. O se cruzo la mirada con cada uno de ellos, aclarando que si querian cogerlo el seria mas que feliz de devolverles el maldito favor.

Afrontando la posibilidad de una confrontacion fisica, el revivio. Parecia como despertar luego de una buena noche de sueno, y le gustaban las oleadas agresivas, la vieja buena necesidad de dominarse. Esto le aseguraba que era como siempre habia sido. Omega no le habia substraido su esencia, despues de todo.

La reunion no duro mucho tiempo y eso era lo estandar. Presentaciones. Un recordatorio de que cada manana, cada uno de ellos debia registrarse via correo electronico. Tambien se refrescaban las tecnicas de la estrategia de persuasion y algunos cupos para la captura y matanza.

Cuando se acabo, O fue el primero en dirigirse a la puerta. El Sr. X se coloco delante de el.

– Usted se quedara.

Aquellos ojos palidos le mantuvieron la mirada a la espera de ver un destello de miedo.

O asintio una vez y desplego su postura.-Claro, sensei. Lo que quiera.

Sobre el hombro del Sr. X, vio como los otros se marchaban como si fueran extranos. Sin conversacion, sin mover los ojos, cuerpos que no se tocaban accidentalmente. Claramente ninguno de ellos se conocia, entonces debian haber sido llamados de diferentes distritos. Lo que significaba que el Sr. X habia bajado en las filas.

Cuando la puerta fue cerrada por el ultimo hombre, la piel de O temblo por el panico, pero se mantuvo aun como una roca.

El Sr. X lo miro de arriba a abajo. Entonces coloco el ordenador portatil sobre la mesa de la cocina y lo encendio. Casi en el ultimo momento, el dijo, -Lo pongo a cargo de ambas escuadrillas. Los quiero entrenados en las tecnicas de persuasion que utilizamos. Trabajando como unidades-Alzo la vista de la pantalla encendida. -Y quiero que permanezcan respirando, ?me entiende?

O fruncio el ceno. -?Por que no lo dijo mientras ellos estaban aqui?

– ?No me diga que necesita ese tipo de ayuda?

El tono burlon hizo que O estrechara la mirada. -Puedo manejarlos excelentemente.

– Tiene los mejores.

– ?Terminamos?

– Nunca. Pero puede marcharse.

O se dirigia hacia la puerta, pero supo en el momento que conseguia llegar que habria algo mas. Cuando puso la mano sobre el pomo, se encontro haciendo una pausa.

– ?Hay algo que quiera decirme?- Murmuro el Sr. X. -Pensaba que se marchaba.

O echo un vistazo a traves del cuarto y tiro de un tema para justificar su vacilacion. -No podemos utilizar la casa central mas para la persuasion, no desde que el vampiro escapo. Necesitamos otra de facil acceso ademas de la de aqui.

– Soy consciente de ello o ?penso que lo envie a mirar la tierra por ninguna razon?

Entonces ese era el plan. -El area cultivada que verifique ayer no servia: demasiado pantanosa y demasiados caminos se cruzan a su alrededor. ?Tiene en mente alguna otra parcela?

– Le envie por e-mail los listados. Y hasta que decida donde vamos a construir, traera a los cautivos aqui.

– No hay bastante espacio en el cobertizo para una audiencia.

– Hablo del dormitorio. Es bastante grande. Como usted sabe.

O trago y mantuvo su voz tranquila. -Si quiere que de clases, necesitare mas espacio para ello.

– Usted vendra aqui hasta que lo construyamos. ?Esta bastante claro para usted o quiere un diagrama?

Bien. Lo negociaria.

O abrio la puerta.

– Sr. O creo que ha olvidado algo.

Jesus. Ahora sabia lo que significaba para la gente cuando se decia, que su piel avanzaba lentamente.

– ?Si, sensei?

– Quiero que me agradezca la promocion.

– Gracias, sensei. -Dijo O con la mandibula apretada.

– No me decepcione, hijo.

Si, jodase, papa.

O se doblo un poco y se marcho rapidamente. Fue bueno llegar a su camion y marcharse. Mejor que bueno. Esto parecia una maldita liberacion.

De camino hacia su casa, O paro en una farmacia. No le costo mucho tiempo encontrar lo que necesitaba y diez minutos mas tardes cerro con llave la puerta de la calle y desactivo la alarma de seguridad. Su lugar era un diminuto apartamento en una zona de la ciudad no tan residencial, y la posicion le proporcionaba una buena cobertura. La mayor parte de sus vecinos eran ancianos y los que no, eran inmigrantes quienes trabajaban en dos o tres empleos. Nadie le molestaba.

Cuando fue al dormitorio, el sonido de sus pasos resonando en los pisos desnudos y rebotando en las paredes vacias, era extranamente consolador. De todas maneras la casa no era un hogar y nunca lo habia sido. Un colchon y una poltrona era todo lo que tenia por muebles. Las persianas echadas delante de cada ventana, bloqueaba cualquier vista. Los armarios estaban abastecidos de armas y uniformes. La cocina estaba completamente vacia, los electrodomesticos estaban sin usar desde que el habia llegado.

Se desnudo y llevo un arma al cuarto de bano con el bolso de plastico blanco de la farmacia. Inclinandose hacia el espejo, separo su pelo. Sus raices mostraban unos milimetros de palido.

El cambio habia comenzado aproximadamente hacia un ano. Primero unos pocos cabellos, directamente sobre la parte mas alta, luego un trozo entero que se extendia desde la frente hacia atras, aunque ahora hasta ellos se decoloraban.

Clairol Hydrience n?48 solucionaba el problema, lo volvia marron. Habia comenzado con Hair Color para hombres, pero habia descubierto que la mierda para mujeres funcionaba mejor y duraba mas.

Abrio la caja y no se molesto con los guantes de plastico. Vacio el tubo en la botella apretandolo, mezclo el material y lo extendio por todo su cuero cabelludo en secciones. Odiaba el olor del quimico La raya de mofeta. El mantenimiento. Pero la idea de que palidecieran le parecia repulsiva.

Por que los lessers perdian su pigmentacion con el tiempo le era desconocido. O al menos, nunca lo habia preguntado. Los por que no le importaban. El solo no queria perderse en el anonimato con los demas.

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