Un suave suspiro se le escapo de la boca. Que hombre. Vampiro. Cualquier cosa.
El la miro sobre el hombro. -?Estas bien?
En realidad, ella se sentia caliente por todas partes.
– ?Mary?
– Estoy bien y estupenda. -Bajando la mirada, se intereso por la coleccion de zapatos alineados en el suelo. -La verdad es que voy a tratar de medicarme con tu coleccion de peliculas hasta que este en un coma cultural.
Cuando el se inclino para ponerse los calcetines, sus ojos se pegaron a su piel. Toda aquella desnuda, lisa, dorada…
– Sobre los arreglos para dormir. -Dijo el. -Solo me quedare en el suelo.
Pero ella queria estar en aquella enorme cama con el, penso.
– No seas tonto, Rhage. Ambos somos adultos. Y aquella cosa es lo bastante grande como para que duerman seis.
El vacilo. -Bien. Prometo no roncar.
?Y como no poner la manos sobre ti, tampoco?
El se puso una camisa negra de manga corta y empujo sus pies en un par de Timberlands. Entonces hizo una pausa, mirando hacia una cabina metalica de suelo a techo que habia en la pared del armario.
– Mary, ?Por que no vas a fuera? Necesito un minuto, ?vale?
Ella enrojecio y se dio la vuelta alejandose. -Lo siento, no queria invadir tu intimidad…
El le cogio la mano. -No es por nada. Es que te podria no gustar lo que puedes ver.
?Como si algo de lo que hubiera alli pudiera sobresaltarla despues de lo de hoy?
– Sigue adelante. -Murmuro ella. -Haz…cualquier cosa.
Rhage acaricio su muneca con el pulgar entonces se abrio el gabinete metalico. El saco una pistolera negra de cuero de pecho y se lo puso a traves de los hombros, asegurandolo bajo sus pectorales. Un amplio cinturon aparecio despues, como los que llevaban los polis, pero como con la pistolera, no habia nada como ello.
El la miro. Y luego trajo las armas.
Dos largas dagas negras, que envaino sobre su pecho, con los mangos hacia abajo. Una brillante pistola que comprobo estuvieran cargadas con rapidos y seguros movimientos antes de anclarla sobre su cadera. Estrellas de artes marciales y clips de municiones negras que metio en su cinturon. Otro, un pequeno cuchillo el lo oculto en algun sitio.
El cogio su abrigo de cuero negro de una percha y lo mecio hacia delante, palmeando los bolsillos. Saco otra pistola del gabinete de armas y lo evaluo rapidamente antes de enterrarlo entre los pliegues del cuero. Puso mas estrellas de lanzamiento en los bolsillos del abrigo. Agrego otra daga.
Cuando se puso enfrente de ella, ella retrocedio.
– Mary, no me mires como si fuera un extrano. Soy yo bajo, todo esto.
Ella no separo hasta que estuvo en la cama. -Eres un extrano. -Susurro ella.
Su cara se tenso y su voz fue plana. -Volvere antes del alba.
El se marcho sin ningun titubeo.
Mary no supo cuanto tiempo estuvo sentada y mirando fijamente la alfombra. Pero cuando levanto la vista fue a coger el telefono.
Capitulo 24
Bella abrio su horno, echo una miradita a la cena, y se rindio.
Que lio.
Cogio un par de agarraderas y extrajo el pastel de carne. El pobre se habia aplanado por los lados de la cazuela, habia ennegrecido en medio y habia desarrollado grietas por estar seco. No era comestible, mejor adecuado para proveer a la construccion comercial que para un simple plato. Una docena mas de estos y algun mortero y ella tendria aquella pared que queria alrededor de su terraza.
Cuando cerro la puerta del horno con su cadera, podia haber jurado que la cocina Viking de alta calidad la miraba airadamente. La animosidad era mutua. Cuando su hermano habia vuelto a hacer la granja para ella, le habia puesto lo mejor de todo, por que esta era la unica manera en que Rehvenge hacia las cosas. El hecho de que ella hubiera preferido una cocina pasada de moda y puertas chillonas y el apacible envejecido lugar no habia importado. Y Dios la ayudara si hubiese armado alboroto sobre las medidas de seguridad. La unica manera que Rehvenge le habia permitido mudarse era si la casa era incombustible, antibalas e impenetrable como un museo.
Ah, las alegrias de tener un hermano mandon con una mentalidad cerrada.
Ella recogio la cazuela y se dirigio hacia las ventanas del patio trasero cuando el telefono sono.
Cuando ella contesto, esperaba que no fuera Rehvenge. -?Hola?
Hubo una pausa. -?Bella?
– ?Mary! Te llame antes. Espera un segundo, tengo que alimentar a los mapaches. -Ella coloco el telefono sobre la mesa, salio disparada hacia el patio, se deshizo de la carga y regreso. Cuando la cazuela estuvo en el fregadero, ella recogio el receptor. -?Como estas?
– Bella, tengo que saber algo. -La voz de la humana era algo tensa.
– Cualquier cosa, Mary. ?Que pasa?
– ?Eres tu…una de ellos?
Bella se hundio en una silla al lado de la mesa de la cocina. – ?Piensas que soy diferente a ti?
– Uh-huh.
Bella miro su acuario. Todo se veia muy tranquilo alli, ella penso.
– Si, Mary. Si, soy diferente.
Hubo una rapida respiracion en la linea. -Oh, gracias a Dios.
– De algun modo, no pense que saberlo seria un alivio.
– Esto es…yo tengo que hablar con alguien. Estoy muy confundida.
– Confundida sobre…-Espera un minuto. ?Por que ellas tenian esta conversacion? -?Mary, como sabes de nosotros?
– Rhage me lo dijo. Bien, me lo mostro, tambien.
– Eso significa que el no lo ha borrado… ?Lo recuerdas?
– Estoy con el.
– ?Tu que?
– Aqui. En la casa. Con un punado de hombres, vampiros…Dios, esa palabra…-La mujer se aclaro la garganta. -Estoy aqui con aproximadamente otros cinco tipos como el.
Bella se puso la mano sobre la boca. Nadie se quedaba con la Hermandad. Nadie hasta donde ella sabia. Y esta mujer era una humana.
– Mary, ?Como hizo…como paso?
Cuando le conto toda la historia, Bella estaba desconcertada.
– ?Hola? ?Bella?
– Lo siento, yo… ?Estas bien?
– Eso creo. Lo estoy ahora, al menos. Escucha, tengo que saber. ?Por que nos citastes a los dos? ?Rhage y yo?
– Te vio y a el…le gustaste. Me prometio que no te haria dano, que fue la unica razon por la que acorde arreglar esa cita.
– ?Cuando me vio el?
– La noche que llevamos a John al centro de entrenamiento. ?O no recuerdas eso?
– No, no lo recuerdo, pero Rhage me dijo que yo habia ido alli. ?John…es un vampiro?
– Si, lo es. Su cambio esta proximo, que es por lo que me involucre. El morira a no ser que una de nuestra raza este con el cuando llegue la transicion. El necesitara una mujer de la que beber.
– Entonces aquella noche, cuando lo conociste, lo supiste.
– Lo supe. -Bella escogio las palabras con cuidado. Mary, ?el guerrero te trata bien? ?Es el…amable contigo?