– Cuando hicisteis el amor, ?notaste una especie de fragancia sobre tu piel? Algo como oscuras especies…

– ?Por que me preguntas eso?

– Lo siento. No queria curiosear.

Estaban casi en la granja cuando Mary murmuro. -Fue la cosa mas hermosa que jamas he olido.

Bella se guardo una maldicion. No importaba lo que Mary pensara, el rubio guerrero vendria a por ella. Un hombre vinculado no dejaba marchar a su companera. Nunca. Y eso se basaba en su experiencia con civiles.

Solo podia imaginar lo que un guerrero haria si su mujer salia corriendo.

*****

Rhage camino por cada una de las habitaciones de la casa de Mary. En el cuarto de bano de arriba, encontro el armario del lavabo abierto. Dentro estaban alineados los articulos de aseo suplementarios, como las pastillas de jabon, los tubos de dentifrico, desodorante. Habia huecos es las aseadas filas, como si hubiera cogido algunos.

Ella estaba en otro lugar, penso el, mirando a traves de la ventana. Si habia ido a un hotel el probablemente estaba fastidiado, pero que ella seria lo bastante lista como para registrarse con un nombre diferente. Tal vez podria intentarlo en su trabajo…

Se concentro en la granja en el camino a traves del prado. Las luces estaban encendidas dentro.

?Habria ido a casa de Bella?

Rhage fue abajo y cerro. Una fraccion de segundo mas tarde el se materializo en el porche delantero de la casa de Bella y llamo a la puerta. Cuando Bella abrio, la mujer solo se aparto como si lo hubiera estado esperando.

– Ella esta arriba.

– ?Donde?

– En el dormitorio delantero.

Rhage subio las escaleras de dos en dos. Una vez estuvo ante la puerta, no llamo, solo la abrio del todo. La luz del pasillo ilumino toda la habitacion.

Mary estaba profundamente dormida sobre una enorme cama de bronce, llevaba un sueter y un par de tejanos que reconocio. Un edredon de patchwork estaba tirado sobre sus piernas y estaba medio vuelta sobre su estomago, sobre la mitad de su lado. Se veia completamente agotada.

Su primer instinto fue cogerla en brazos.

Se quedo de pie donde estaba.

– Mary.-Mantuvo la voz impersonal. -Mary. Despierta.

Sus pestanas se movieron, pero solo suspiro y movio un poco la cabeza.

– Mary.

Oh, joder.

Se acerco a la cama y reboto el colchon con sus manos. Esto consiguio atraer su atencion. Se puso hacia arriba, sus ojos petrificados hasta que lo vio.

Y luego lo miro con confusion.

– ?Que estas haciendo aqui? – Ella se retiro el pelo de la cara.

– Si, ?tal vez quieras contestar a eso primero?

– No estoy en casa.

– No, no estas. Tu tampoco estas donde deberias estar.

Ella se recosto contra las almohadas y el se hizo sumamente consciente de los oscuros circulos bajo sus ojos, la palida linea de sus labios…y el hecho de que ella no luchaba contra el.

No preguntes, se dijo a si mismo.

Ah, infiernos -?Que ha pasado esta tarde?

– Solo necesitaba estar sola un tiempo.

– No hablo de como huiste de Fritz. Nos pondremos con ello mas tarde. Quiero saber sobre la visita con el doctor.

– Oh, si. Eso.

El la miro fijamente mientras ella jugueteaba con el borde del edredon. Cuando ella se quedo callada, el quiso gritar. Arrojar cosas. Incendiar algo.

– ?Bien? – El la forzo.

– No es que pensara que fueras indigno.

?De que estaba hablando? Ah, si, aquella pequena encantadora conversacion “el cuidado de ella cuando estuviera enferma”. Hombre, ella estaba evitandolo.

– Como es de malo, Mary. Y no pienses en mentirme.

Sus ojos encontraron los suyos. -Quieren que la proxima semana comience la quimioterapia.

Rhage exhalo despacio. Bien, si esto no solo le desprendia la piel directamente.

Se sento sobre el borde de un lado lejano de la cama y cerro con la mente la puerta. -?Funcionara?

– Eso creo. Mi medico y yo vamos a encontrarnos en un par de dias despues de que hable con algunos colegas suyos. La cuestion mas importante es cuanto mas del tratamiento puedo tolerar, entonces tomaran una muestra de sangre para comprobar mi higado y mis rinones. Les dije que aceptare todo lo que me puedan dar.

El se froto la cara con su palma. -Jesucristo.

– Vi como moria mi madre. -Dijo ella suavemente. -Fue horrible. Ver como perdia sus facultades y aumentaba el dolor. Al final no era ella, no actuaba como ella. Se iba excepto que su cuerpo rehusaba dejar de hacer sus funciones basicas. No digo que esto sea hacia donde voy, pero va ser muy duro.

Maldita sea, le dolia el pecho. -?Y no quieres que pase por esto?

– No, no quiero. No quiero que lo paseis ninguno de vosotros. Preferiria que me recordaras como estoy ahora. Preferiria que nos recordaramos como hemos estado. Voy a necesitar algunos lugares felices hacia donde volverme.

– Quiero estar alli contigo.

– Y yo no lo necesito. No voy a tener la energia para hacerle frente. Y el dolor…el dolor hace que la gente cambie.

Estoy seguro como el infierno que la hacia. El parecia haber envejecido un siglo desde que la habia encontrado.

– Oh, Rhage…-Cuando su voz dudo, se la aclaro bruscamente. Y el la desprecio por tener necesitar tener tanto control. -Voy a…echarte de menos.

La miro sobre el hombro. Sabia que si intentaba abrazarla se largaria de la habitacion, por lo que se agarro al borde del colchon. Y lo exprimio.

– ?Que estoy haciendo? -Ella sonrio torpemente. -Siento cagarte con todo esto. Se que has seguido adelante y todo eso.

– ?Seguido adelante? – El rechino. -?Como te has figurado eso?

– La mujer de anoche. De todos modos…

– ?Que mujer?

Cuando ella nego con la cabeza, el perdio los estribos. -Dios, maldita seas, ?no puedes contestarme una pregunta sin ninguna mierda de lucha? Consideralo un tiro de compasion, una novedad. Me marchare en unos momentos de todos modos, por lo que no tendras de preocuparte de hacerlo otra vez.

Cuando sus hombros temblaron el sintio como el infierno por haberle gritado.

Pero antes de que le pudiera pedir perdon, ella le dijo, -Hablo de la mujer que llevaste a tu cama anoche…yo te esperaba. Queria decirte que estaba arrepentida…te vi entrar en tu habitacion con ella. Mira, no lo he sacado para culparte ni nada de eso.

No, desde luego que no. Ella no queria nada de el. No queria su amor. No queria su apoyo. Ni siquiera sexo.

El nego con la cabeza, su voz alicaida. Estaba tan cansado de dar explicaciones, pero lo hizo como un acto reflejo. – Era de Directrix Elegida. Nosotros hablamos de mi alimentacion, Mary. Yo no tuve sexo con ella.

El miro al suelo. Luego dejo la cama y puso su cabeza entre sus manos.

Hubo un silencio. -Lo siento, Rhage.

– Si. Yo tambien.

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