aunque no tuviera sexo con ella, Mary no estaba muy segura de poder mirarlo.
El beso su mano. -Confia en mi. Este sera el mejor camino.
– Si lo hare, ah, si no puedo manejarlo…
– No te obligare a mirar. Es solo…que hay una intimidad inevitable en ello y creo que ambos estaremos mas comodos si estuvieras alli. De esa manera sabras exactamente lo que implica. No hay nada oculto o sombrio en ello.
Ella asintio. -Bien.
El suspiro. -Esta es una verdad de la vida que no puedo cambiar.
Mary coloco su mano sobre su pecho. -Sabes, aun que sea un poco espantoso, desearia ser yo.
– Oh, Mary, yo tambien.
John comprobo su reloj. Tohrment vendria a por el en cinco minutos, por lo que era hora de dirigirse abajo. Cogio su chaqueta con ambas manos y fue hacia la puerta. Rezo por no encontrarse con el hombre palido en el camino o mientras esperaba, por que queria encontrarse con Tohrment fuera. Se sentia mas como un igual, de algun modo.
Cuando se acerco al bordillo, miro hacia las dos ventanas que habia estado mirando fijamente durante tantas horas. Abandonaba el colchon y el juego de mancuernas atras, asi como su deposito de seguridad y el alquiler del pasado mes para romper su contrato de arrendamiento. Tendria que regresar a por su bici despues de que Tohrment llegara, aunque por otra parte, era libre de ese lugar.
Miro calle abajo, preguntandose por que direccion llegaria. Y que tipo de coche conduciria. Y donde viviria. Y con quien estaba casado.
Temblando de frio, John comprobo de nuevo su reloj. Las nueve en punto.
Una sola luz llameo a su derecha. El estaba bastante seguro de que Tohrment no utilizaria una moto para recogerlo. Pero la fantasia del rugido en la noche era bueno.
Cuando la Harley rugio alejandose, miro a traves de la calle hacia las oficinas del Telefono Directo de Prevencion del Suicidio. Mary habia desaparecido el viernes y el sabado por la noche tambien, y esperaba que ella solo se hubiera tomado unas vacaciones. En cuanto estuviera colocado, volveria otra vez y se aseguraria de que estuviera bien.
Excepto que…wow, no tenia ninguna pista de ha donde iba. Estaba asumiendo que se quedaria en el area, ?pero quien sabia? Tal vez se iba lejos. Solo imaginate, marchandose.
Caldwell. Dios, le gustaria tener un principio fresco. Y siempre encontraria un modo de encontrar a Mary, incluso si tenia que coger un autobus.
Dos coches mas y un camion pasaron.
Habia sido tan facil salir de su patetica existencia. Nadie en Moe se preocupo por que los dejara sin avisar ya que los ayudantes de camareros habia a montones. Y esto era sin decir que nadie en el edificio lo echaria de menos. De la misma manera, su libro de direcciones estaba tan limpio como un silbido, ningun amigo, ningun familiar al que llamar.
En realidad, no tenia un libro de direcciones. ?Y cuan pobre era eso?
John se echo un vistazo, pensando en como de lamentable se debia ver. Sus zapatillas de lona estaban sucias, las partes blancas eran tirando a grises. Su ropa estaba limpia, pero los vaqueros tenian dos anos y la camisa, que era la mejor que tenia, parecia un deshecho de La Buena Voluntad. Incluso no tenia una chaqueta ya que le habian robado su parka la semana anterior en Moe e iba a tener que ahorrar antes de poderse comprar otra.
Desearia verse mejor.
Las luces se balanceaban rapidamente alrededor de Trade Street y luego fue hacia arriba, como si el conductor apretara con fuerza el acelerador. Lo cual no era bueno. En este vecindario, quien fuera a pasar por lo general corria delante de los polis o algo peor.
John dio un paso colocandose detras de un buzon abollado, intentando aparecer desapercibido, pero el Range Rover negro patino frenando delante de el. Las ventanas oscurecidas. Los acabados de cromo. Y G-Unit sonaba en el interior, la musica golpeaba lo suficiente para que se oyera en todo el bloque.
John agarro su maleta y se dirigio hacia su edificio. Incluso si corria por el hombre palido, estaria mas a salvo dentro del vestibulo que en cualquier parte cerca del traficante de droga que llevaba ese Rover. Iba hacia la puerta cuando la musica ceso.
– ?Estas listo, hijo?
John se dio la vuelta hacia el sonido de la voz de Tohrment. El hombre daba la vuelta por el capo del coche, y en las sombras parecia toda una amenaza, una gran y fuerte figura de la que la gente sana se alejaria.
– ?Hijo? ?Estas listo para marcharnos?
Cuando Tohrment dio un paso hacia la debil luz de las farolas de la calle, los ojos de John examinaron la cara del hombre. Dios, habia olvidado como asustaba ver al tipo con ese corte de pelo militar y aquella dura mandibula.
Tal vez era una mala idea, penso John. Una opcion hecha del miedo de una cosa que solo lo echaria mas profundamente en otra clase de problemas. No sabia a donde iba. Y los ninos como el podian acabar en el rio despues de que hubieran entrado en un coche asi. Con hombre asi.
Como si sintiera la indecision de John, Tohrment se apoyo contra el Rover y cruzo sus pies sobre sus tobillos.
– No quiero que te sientas forzado, hijo. Pero te dire que mi shellan ha estado cocinando buena comida y tengo hambre. Por lo que si vienes, comeras con nosotros, ves la casa. Puedes probarnos. E incluso dejar tus cosas aqui. ?Que tal suena?
Incluso la voz era tranquila. Ninguna amenaza. ?Pero el tipo realmente sacaria al malo si queria meter a John en el coche?
Un telefono movil sono. Tohrment se lo saco de la chaqueta de cuero y lo abrio.
– Si. Hey, no, ahora mismo estoy con el. -Una pequena sonrisa rompio la linea de los labios del hombre. -Lo meditamos. Si, se lo dire. Uh-huh. Bien. Ya voy. Si, hare esto tambien. Wellsie, yo…lo se. Mira, no significa dejarlo fuera-no lo hare otra vez. Te lo prometo. No…Si, yo realmente…Uh-huh. Lo siento, leelan.
Era la esposa, penso John. Y ella parecia estar rinendo a este tipo duro. Y el hombre lo aceptaba.
– Bien. Te amo.! Adios! -Tohrment cerro el movil y se lo metio en el bolsillo. Cuando se concentro en John otra vez, claramente respeto lo suficiente a su esposa como para no hacer rodar los ojos y hacerse el macho, haciendo sucios comentarios sobre las mujeres. -Wellsie dice que tiene realmente ganas de conocerte. Ella espera que te quedes con nosotros.
Bien…de acuerdo.
Escuchando a sus instintos, estos le decian que Tohrment era la seguridad e independencia que representaba independientemente de lo que se veia, John llevo a cuestas el equipaje hasta el coche.
– ?Esto es todo lo que tienes?
John enrojecio y asintio.
– No debes avergonzarte de nada, hijo. -Dijo Tohrment suavemente. -No cuando estes conmigo.
El hombre extendio la mano y tomo la maleta como si no le pesara nada, meciendola casualmente en el asiento trasero.
Cuando Tohrment fue hacia el lado del conductor, John comprendio que se habia olvidado de su bici. Dio un toque sobre el Rover para conseguir la atencion del hombre; entonces indico el edificio y sostuvo su indice.
– ?Necesitas un minuto?
John asintio y fue disparado hacia su apartamento. Tenia su bici y dejo las llaves sobre el contador, cuando el hizo una pausa y miro a su alrededor. La realidad de alejarse del estudio le hizo reconocer la miseria del lugar. Pero de todos modos, esto habia sido durante un tiempo, lo mejor que podia permitirse con lo poco que tenia. Sintiendo un impulso, cogio la pluma de su bolsillo trasero, abriendo uno de los debiles gabinetes y escribio su nombre y la fecha sobre la pared interior.
Entonces condujo su bici por el pasillo, cerro la puerta y moviendose rapidamente bajo por el hueco de la escalera.