Tohrment se quedo quieto y miro hacia su casa, aquella cara tensa y dura como si tuviera miedo de lo que habia dentro.

– Nosotros podriamos tener un nino. En poco mas de un ano. Mi Wellsie esta embarazada, pero nuestras mujeres lo pasan muy mal durante el parto. -Tohrment movio la cabeza, sus labios se tensaron. -Cuando seas mas mayor, aprenderas a temer el embarazo. Es un maldito ladron de shellan. Sinceramente, preferiria no tener ningun nino a perderla. -El hombre se aclaro la garganta. -De todas formas, vamos. Comeremos y luego te llevare al centro de entrenamiento.

Tohrment tiro del abridor de la puerta del garaje y salio. Mientras John cogia la maleta del asiento trasero, el hombre saco la diez velocidades de la parte posterior. Entraron andando en el garaje y Tohrment encendio las luces.

– Voy a dejar tu bici aqui contra la pared ?vale?

John asintio y miro a su alrededor. Habia un Volvo familiar y…un Corvette Swing Ray convertible de los 60.

John solo pudo mirarlo fijamente.

Tohrment sonrio suavemente. -?Por que no te acercas y lo saludas?

John dejo caer su maleta y se acerco al Vette con un aturdimiento amoroso. Extendio la mano, queriendo acariciar el liso metal, pero entonces retiro la mano.

– No, tocalo. Le gusta la atencion.

Oh, era un hermoso coche. Brillante, azul metalico claro. Y la cubierta estaba bajada por lo que podia ver el interior. Los asientos blancos eran magnificos. El volante brillaba. En el salpicadero estaban todos los indicadores. Cuando estuvo dispuesto a apostar que el motor sonaba como los truenos cuando lo encendiera. Probablemente olia como el aceite fresco que le pones al calentador.

Miro hacia Tohrment, pensando que sus ojos iban a estallar. Desearia poder hablar, solo decirle al hombre lo especial que era el coche.

– Si, se ve bien, ?verdad? Lo he restaurado yo mismo. Estoy a punto de ponerle las tapas para el invierno, ?pero tal vez podriamos llevarnoslo al centro esta noche, que te parece? Hace frio, pero podemos ponernos los abrigos.

John irradio alegria. Y continuo sonriendo abiertamente cuando el pesado brazo del hombre le rodeo sus finos hombros.

– Vamos a alimentarte, hijo.

Tohrment recogio la maleta y se dirigieron hacia la puerta al lado de la cual estaba la bici. Cuando entraron en la casa, le llego el olor de la comida mexicana, rica y picante.

La nariz de John se emociono. Su estomago se retorcio. Santo infierno, no iba a ser capaz de comer nada de todo eso. ?Y si la esposa de Tohrment se ofendia…?

Una pelirroja abrumadora aparecio en su camino. Ella facilmente media 1,8 metros, tenia la piel como la fina porcelana fina y llevaba un amplio vestido amarillo. Su pelo era increible, un rio suelto de ondas que le caian como una cascada por la espalda.

John se puso un brazo a su alrededor, ocultando el ojal.

– ?Como esta mi hellren? -Dijo la mujer, levantando su boca para besar a Tohrment.

– Bien, leelan. Wellsie, este es John Mattew. John, esta es mi shellan.

– Bienvenido, John. – Ella le ofrecio la mano. -Soy muy feliz de que te quedes con nosotros.

John le dio la mano y rapidamente recoloco el brazo en su lugar.

– Vamos, chicos. La cena esta lista.

Todos los armarios de la cocina eran de color cereza, enumeras de marmol y brillantes aplicaciones negras. Un set de mesa de vidrio y metal con tres lugares preparados. Todo se veia muy nuevo.

– Sentaros vosotros dos. -Dijo Wellsie -Traere la comida.

El miro el fregadero. Era de porcelana blanca con un gracioso grifo de cobre que se elevaba en lo alto.

– ?Quieres lavarte las manos? -Dijo ella. – Ve tu mismo.

Habia una pequena pastilla de jabon en el plato, y procuro lavarse todas la partes, incluso debajo de las unas. Despues de que el y Tohrment se sentaran, Wellsie llego con los platos y bols llenos de comida. Enchiladas. Quesadillas. Ella se fue por mas.

– Ahora, que hablamos. -Dijo Tohrment cuando se sirvio, amontonando la comida en su palto. -Wellsie, esto se ve fantastico.

John miro la muestra. No habia nada en la mesa que el pudiera aguantar. Tal vez podria decirles que habia comido antes…

Wellsie dejo un tazon delante suyo. Estaba lleno de arroz blanco con una palida salsa sobre ello. El aroma era delicado, pero atractivo.

– Esto aliviara tu estomago. Lleva jengibre. -Dijo ella. -La salsa tiene mucha grasa, lo que te ayudara a subir algo de peso. De postre, he hecho budin de platano. Esto baja bien y tiene muchas calorias.

John miro fijamente la comida. Ella sabia. Sabia lo que no podia comer. Y lo que podia.

El tazon que tenia delante se puso borroso. El parpadeo rapidamente. Freneticamente.

Apreto su boca cerrada, apretando las manos en su regazo hasta que se agrietaron los nudillos. No iba a llorar como un nino. Rachaza deshonrarse asi.

La voz de Wellsie sono tranquila. -?Tohr? ?Quieres concedernos un minuto?

Se escucho el sonido de una silla que se echaba hacia atras y luego John sintio una solida mano sobre su hombro. El peso de pasos que se alejaban de la habitacion.

– Ahora ya puedes. Ya se ha ido.

John cerro los ojos y se doblo, lagrimas que rodaban por sus mejillas.

Wellsie puso una silla a su lado. Lentamente, moviendose, ella acaricio su espalda.

Se sentia bendecido de que Tohrment hubiera ido y lo encontrara a tiempo. Aquella casa en la que iba a quedarse era muy agradable y limpia. Wellsie habia hecho algo especial, algo que su estomago podria tolerar.

Ambos le habian dejado mantener su orgullo.

John sintio que lo tiraban hacia un lado y luego lo abrazaban. Meciendolo.

Seco, absorbio la bondad.

Un poco mas tarde el levanto la cabeza y sintio como le colocaban una servilleta en la mano. Se limpio la cara, arrojo hacia atras los hombros y miro a Wellsie.

Ella sonrio. -Mejor.

El asintio.

– Voy a traer a Tohr ?de acuerdo?

John asintio otra vez y recogio el tenedor. Cuando tomo el arroz, gimio. No podia tener gusto de verdad, pero cuando llego a su estomago, en vez de espasmos sintio un maravilloso aflojamiento en su estomago. Era como si la cosa hubiera sido calibrada expresamente para lo que necesitaba su sistema digestivo.

No podia levantar la mirada cuando Tohrment y Wellsie se volvieron a sentar y fue relevado mientras ellos comenzaron a hablar de cosas normales. Diligencias. Amigos. Proyectos.

Cuando se termino todo el arroz y miro hacia la estufa, se pregunto si habria mas. Antes de poderlo preguntar, Wellsie tomo su tazon y se devolvio lleno. Comio tres tazones. Y un poco de budin de platano. Cuando dejo la cuchara, comprendio que era la primera vez en su vida que se habia sentido lleno.

Suspiro, recostandose en la silla y cerro los ojos, escuchando el tono profundo de la voz de Tohrment y las dulces respuestas de Wellsie.

Parecia un arrullo, penso el. Sobre todo mientras hablaban en una lengua que no reconocia.

– ?John? -Dijo Tohrment.

Intento sentarse, pero estaba tan somnoliento que lo unico que podia hacer era mantener abiertos los ojos.

– Te llevare a tu habitacion para que puedas echarte. Iremos al centro en un par de dias ?vale? Date un poco de tiempo para adaptarse.

John asintio, pensando que no se sentiria mucho mejor hasta que tuviera una noche realmente buena de sueno.

De todos modos el llevo su plato al fregadero, aclarandolo y metiendolo en el lavaplatos. Cuando fue a ayudar a despejar la mesa, Wellsie nego con la cabeza.

– No, yo lo hare. Te vas con Tohr.

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