atascadas con algo fuertemente. Y frio.

Sus ojos volaron abiertos. Oscuridad. Negrura. Ceguera.

Intento levantar una mano, pero su codo recorrio una pared desigual. Habia otra pared en su espalda, delante de ella y a los lados. Golpeo alrededor del pequeno espacio, con panico. Abriendo la boca hasta boquear, se encontro con que no podia respirar. No habia aire, solo el olor de la tierra humeda, obstruyendole… la nariz…ella…

Grito.

Y algo encima de ella removio. La luz la cego cuando alzo la vista.

– ?Lista para salir? -Le dijo la voz de hombre suavemente.

Esto le hizo recordar: la carrera hasta su casa atravesando el prado, la lucha con el lesser, la perdida del conocimiento.

Con un rapido tiron ella fue izada por los arneses del pecho de lo que era un tubo en la tierra. Cuando miro a su alrededor con terror, no tenia ni idea de donde estaba. La habitacion no era grande y las paredes no estaban acabadas. No habia ninguna ventana, solo dos claraboyas en el techo bajo, que estaban ambas cubiertas por un pano negro. Tres fluorescentes colgados de cables. El lugar olia a caramelo, una combinacion de pino fresco y el olor de polvos de talco del lesser.

Cuando vio una mesa de acero inoxidable y docenas de cuchillos y martillos, temblo tanto que comenzo a toser.

– No te preocupes por todo eso. -Dijo el lesser.

– Esto no sera para ti si te comportas.

Sus manos peinaron su pelo y lo dejaron en forma de abanico sobre sus hombros. -Ahora vas a ducharte y te vas a lavar. Te vas a lavar para mi.

El alcanzo y recogio un bulto con ropa. Cuando lo presiono sobre sus brazos, ella comprendio que eran suyas.

– Si eres buena, podras ponertelas. Pero no antes de que estemos limpios. – El la empujo hacia la puerta abierta, cuando un movil comenzo a sonar. -Entra en la ducha. Ahora.

Tan desorientada y petrificada para discutir, tropezo en un cuarto de bano inacabado y que no tenia ningun retrete. Como en un zumbido, ella entro y abrio el agua con manos temblorosas. Cuando ella se giro, vio que el lesser habia abierto la puerta y la miraba.

El puso la mano sobre la parte inferior del movil. -Quitate la ropa. Ahora.

Ella echo un vistazo a los cuchillos. La bilis se le subio a la garganta cuando se desnudo. Cuando hubo terminado, se cubrio con las manos y temblo.

El lesser colgo y dejo el telefono. -No te ocultes de mi. Deja caer los brazos.

Ella los mantuvo, negando con la cabeza entumecidamente.

– Dejalos caer.

– Por favor, no…

El dio dos pasos hacia delante y le pego con la mano a travesandole la cara, enviandola contra la pared. Entonces la agarro.

– Mirame. Mirame. -Sus ojos brillaron con entusiasmo cuando lo miro fijamente. -Dios, es tan bueno que hayas regresado.

Puso sus brazos alrededor de ella, abrazandola finalmente. El dulce olor de el, la abrumo.

*****

Butch era un infierno como escolta, penso Mary mientras salian de la habitacion de oncologia del San Francis. Llevaba un abrigo de lana negro, un sombrero estilo anos 40 y un par de fabulosas gafas de sol de aviador, parecia un asesino a sueldo muy chic.

Que no enganaba. Ella sabia que iba armado hasta los dientes, por que Rhage habia inspeccionado las armas del hombre antes de dejarlos salir de la casa.

– ?Necesitas algo mas antes de que volvamos a casa? – Pregunto Butch cuando estuvieron fuera.

– No, gracias. Dirijamonos a casa.

La tarde habia sido extenuante e inconcluyente. La Dra. Celia Croce todavia consultaba con sus companeros y habia ordenado para Mary tener una MRI asi como otro examen fisico. Mas sangre habia sido extraida tambien por que el equipo queria comprobar otra vez como funcionaba su higado.

Dios, ella odiaba tener que volver por la manana y aun tendria otra noche sin saber que iba a pasar. Cuando ella y Butch se acercaron a la puerta abierta y entraron el Mercedes, sentia una horrible combinacion de aceleracion y cansancio. Lo que realmente queria era acostarse, pero estaba tan ansiosa que el sueno no se encontraba en su futuro.

– En realidad, Butch, ?podrias pasar por mi casa de camino al hogar? Quiero recoger algunas medicaciones que deje alli. – Aquellos somniferos de dosis bajas iban a ser muy practicos.

– Me gustaria evitar dirigirme alli si pudieramos. ?Hay alguna posibilidad de que puedas recoger lo que quieres en una farmacia o algo asi?

– Necesitan prescripcion.

El fruncio el ceno. -Bien. Pero sera rapido y entrare contigo.

Quince minutos mas tarde estaban aparcados en el camino de entrada. Con el brillo de oro del sol poniente, su espacio se veia desierto. Habia hojas volando contra la puerta de la calle, sus crisantemos estaban medio muertos y habia la rama de un arbol caida en el patio.

Esperaba que quienquiera que lo comprara le gustaria tanto como a ella.

Cuando anduvo hacia la casa, una fria rafaga de aire entro en la sala de estar y resulto que la ventana sobre el fregadero estaba abierta unas tres pulgadas. Cuando la cerro, penso que V se la habia dejado abierta cuando habia ido a trabajar en el sistema de seguridad antes de que se mudara. Cerro la cosa y luego fue arriba para coger el Ambien.

Antes de irse, ella se paro ante la puerta corredera posterior y miro su patio trasero. La piscina estaba cubierta de una patina de hojas, la superficie deslustrada. El prado mas alla era una ondulacion de hierba palida…

Algo brillaba en la casa de Bella.

Sus instintos se encendieron. -Butch, ?te importa si comprobamos esto?

– No hay posibilidad. Tengo que llevarte a casa.

Ella deslizo la puerta trasera.

– Mary, esto no es seguro.

– Y que en casa de Bella. No deberia haber nada moviendose en su casa a esta hora del dia. Vamos.

– Puedes llamarla desde el coche.

– Lo hare desde aqui. – Poco despues colgo y se dirigio a la puerta de atras. -No hay ninguna respuesta. Voy a acercarme.

– ?Eres un infierno Mary, detente! Cristo, no hagas que te ponga sobre mi espalda y te saque de aqui.

– Haz algo asi y le dire a Rhage que me pusiste las manos por todo mi cuerpo.

Los ojos de Butch llamearon. -Jesus, eres una manipuladora tan dura como el.

– No exactamente, pero aprendo. Ahora, ?vas a venir o me voy sola?

El solto una jugosa maldicion y escondio un arma en la palma de su mano. -No me gusta esto.

– Debidamente anotado. Mira, solo nos aseguraremos de que esta bien. No nos deberia costar mas de diez minutos.

Ellos anduvieron por el prado, Butch exploraba el campo con ojos penetrantes. Cuando estuvieron mas cerca de la granja, ella pudo ver la puerta de la ventana trasera de Bella balanceandose por el viento y recogiendo los ultimos rayos del sol.

– Permanece pegada a mi ?vale? – Dijo Butch mientras caminaban por el cesped.

La puerta reboto abriendose otra vez.

– Oh, mierda. -refunfuno el.

La cerradura de cobre estaba astillada y varios cristales estaban rotos.

Ellos dieron paso cautelosamente hacia el interior.

– Oh, Dios mio. -respiro Mary.

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