Ella se movio hacia abajo y lo llevo hasta dentro de su cuerpo, encajandolo perfectamente. Sus caderas se elevaron y otro grito salio de su garganta cuando el comenzo a empujar. Los empujes entraron y salieron de ella, una deliciosa caida que crecia con fuerza. Para impedir salirse, se coloco a gatas e intento quedarse estable.

El sonido de lamento se hizo mas fuerte como si fuera un salvaje, pegando con las manos sus caderas contra ella, temblando por todas partes. La urgencia crecio y crecio, edificando, la llegada de una tormenta, golpeandolos. De repente el se doblo sobre el colchon, la cama chillo cuando sus brazos y piernas se contrajeron. Sus parpados se echaron hacia atras y la blanca luz perforo la habitacion, haciendola tan brillante como si fuera mediodia. Profundamente dentro de ella sintio las contracciones en su punto culminante y las sensaciones comenzaron otro orgasmo para ella, llevandola al limite.

Ella cayo sobre su pecho cuando todo termino y no se oyeron excepto para respirar, normalizandolas en su impar ritmo.

Levanto la cabeza y lo miro fijamente a la cara. Los ojos blancos la quemaban cuando se concentraron con adoracion total.

– Mi Mary. -Dijo la voz.

Y luego una descarga electrica de bajo nivel fluyo por su cuerpo y cargo el aire. Cada luz que llegaba a la habitacion, inundo el espacio iluminandolo. Ella jadeo y miro a su alrededor, pero la oleada desaparecio tan rapidamente como habia llegado. De esa manera, la energia se habia ido. Ella miro hacia abajo.

Los ojos de Rhage volvian a ser normales otra vez, su habitual color azul brillante.

– ?Mary? -Dijo el con la voz aturdida, indistinta.

Ella tuvo que hacer varias respiraciones antes de hablar. – Has vuelto.

– Y tu estas bien. – Levanto sus brazos, doblando sus dedos. -No cambie.

– ?Que significa el cambio?

– No lo hice…podia verte mientras estaba conmigo. Eras como una nebulosa, pero yo sabia que no te hacia dano. Esta es la primera vez que he recordado algo.

Ella no sabia que hacer con esto, pero vio que las cadenas estaban dejando su piel en carne viva. -?Puedo dejarte ir?

– Si. Por favor.

Poder desatarlo le costo algo de tiempo. Cuando el estuvo libre, se masajeo las munecas y los tobillos y la miro con cuidado, como si asegurara asi mismo que estaba bien.

Ella miro a su alrededor buscando ropa. -Mas vele que les digamos a Butch y a V que estoy a salvo al dejarte libre.

– Lo hare. – Se acerco a la puerta del dormitorio y saco la cabeza.

Cuando hablo con los hombres, ella miro el tatuaje de su espalda. Podria haber jurado que le estaba sonriendo.

Dios, estaba loca. Realmente lo estaba.

Ella salto sobre la cama y se tiro encima las mantas.

Rhage cerro la puerta y se apoyo en ella. Todavia estaba tenso, a pesar de la liberacion que habia tenido. - Despues de todo esto… ?tienes miedo de mi?

– No.

– ?No tienes miedo…de ello?

Ella le tendio los brazos. -Ven aqui. Quiero abrazarte. Te ves como si hubieras tenido un caso de traqueteo.

El se acerco a la cama despacio, como si no quisiera que ella se sintiera acechada o algo asi. Ella le hizo senas con las manos, impulsandolo a que se apresurara.

Rhage se sento al lado de ella, pero no la alcanzo.

Despues del un latido del corazon ella fue hacia el, colocando su cuerpo alrededor del suyo, poniendo sus manos sobre el. Cuando ella lo acaricio contra su lado, pasando sobre el borde de la cola del dragon, Rhage se estremecio y se movio.

El no la queria en ninguna parte cerca del tatuaje, penso ella.

– Date la vuelta. -Dijo ella. -Sobre tu estomago.

Cuando el nego con la cabeza, ella le empujo los hombros. Parecia como su fuera a mover un piano de cola.

– Date la vuelta, maldita sea. Vamos, Rhage.

Hacerlo no le hizo ninguna gracia en absoluto, maldiciendo y arrojandose sobre su vientre.

Paso sus manos sobre la espina dorsal, directamente sobre el dragon.

Los musculos de Rhage se tensaron de forma arbitraria. No, no arbitraria. Eran las partes de su cuerpo que correspondian a donde ella tocaba el tatuaje.

Que extraordinario.

Ella acaricio su espalda un poco mas, sintiendo como la tinta se elevaba bajo su palma como un gato.

– ?Alguna vez querras volver a estar conmigo? -Dijo Rhage rigidamente. Giro entonces su cara para poder verla. Pero no le alcanzaba la vista.

Ella se retraso sobre la boca de la bestia, dibujando la linea de sus labios con la yema de su dedo. El propio Rhage se paro como si sintiera su toque.

– ?Por que no iba a querer estar contigo?

– Es un poco extrano ?verdad?

Ella se rio. -?Extrano? Duermo en una mansion llena de vampiros. Me he enamorado de uno…

Mary se paro. Oh, Dios. ?Que acababa de salirle de la boca?

Rhage separo su torso de la cama, torciendo su pecho para poder mirarla. -?Que es lo que has dicho?

Ella no habia pensado en que pudiera pasar, penso. Caer o decirlo.

Pero no se echaria atras.

– No estoy segura. -Murmuro ella, recibiendo la fuerza bruta de la bestia de sus hombros y brazos. – Pero pienso que era algo que estaba en las lineas de te amo. Si, era eso. Yo, ah, te amo.

Ahora, esto era poco convincente. Ella podria hacer un infierno mucho mejor.

Mary le enmarco la cara, plantando un buen beso con fuerza sobre su boca y lo miro directamente a los ojos.

– Te amo, Rhage. Te amo ferozmente.

Aquellos pesados brazos la abrazaron y el enterro su cabeza en su cuello. -No pensaba que lo hicieras alguna vez.

– ?Soy tan testaruda?

– No. Soy indigno.

Mary se aparto y lo miro airadamente. -No quiero oirte decir eso otra vez. Eres lo mejor que nunca me ha pasado.

– ?Incluso con la bestia?

?La bestia? Seguramente habia sentido que habia algo mas en el. ?Pero una bestia? De todos modos Rhage se veia preocupado, le complacia.

– Si, hasta con el tambien. ?Podemos hacerlo la proxima vez sin la parte metalica? Estoy segura de que no me haras dano.

– Si, creo que podemos dejar lo de las cadenas.

Mary lo insto a que echara hacia atras el cuello y se encontro mirando a la Madonna y al Nino a traves de la habitacion.

– Eres el milagro mas extrano. -Susurro ella, mirando la imagen.

– ?Que? -Dijo el sobre su garganta.

– Nada. – Ella beso la coronilla de la rubia cabeza y miro fijamente a la Madonna.

Capitulo 46

Bella suspiro y olio la suciedad. Dios, tenia una herida en la cabeza. Y las rodillas la estaban matando. Estaban

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