Me da igual. Necesitaba otra bebida; no necesitaba inmiscuirse en los negocios de Phury. Alzando el brazo, hizo gestos a la camarera, que se acerco apresuradamente.

– Otro escoces doble -dijo. Para ser educado, se volvio hacia la hembra a su lado-. ?Quieres algo?

La mano de ella aterrizo en su muslo.

– De hecho, si. Pero ella no puede darmelo.

Cuando la camarera se marcho, Butch se reclino en el reservado, estirando ambos brazos hacia fuera, abriendose. La hembra lo tomo como una invitacion, inclinandose hacia el, moviendo esa mano hacia el sur. Su cuerpo se agito, el primer signo de vida en meses, y tuvo algun un pensamiento fugaz de que quizas podria sacarse a Marissa de la cabeza con algo de sexo.

Mientras la hembra le acariciaba a traves de los pantalones, la observo con interes clinico. Sabia hacia donde conducia esto. Lo acabaria haciendo en uno de los lavabos privados de alli. Quizas le llevaria diez minutos, si llegaba. La llevaria a correrse, hecho el trabajo, se alejaria de ella.

Dios, habia echado esos polvos rutinarios cientos de veces durante su vida. Y eran realmente solo masturbaciones disfrazadas de sexo. Ningun rollo.

Penso en Marissa… y sintio escozor en los conductos lacrimales.

La hembra a su lado se movio tanto que sus senos estuvieron encima de su brazo.

– Vamos a la parte de atras, carino.

Puso la mano sobre la suya en la entrepierna y ella hizo algun tipo de ronroneo en su oreja. Al menos hasta que el le quito la palma.

– Lo siento. No puedo.

La hembra se aparto y lo miro como si hubiera estado jugando con ella. Butch fijo la mirada directamente atras.

No estaba preparado para decir que nunca mas volveria a tener sexo. Y segurisimo que no podia entender por que Marissa le habia dado mucho mas de lo que recibio. Todo lo que sabia era que la vieja costumbre de montarselo con mujeres aleatorias no estaba hecha para el. Esta noche.

De repente la voz de Phury corto el ruido ambiental del club.

– Hey, poli, ?quieres irte o quedarte?

Butch alzo la mirada. Hubo una leve pausa mientras especulaba acerca de su amigo.

Los ojos del Hermano se estrecharon.

– ?Que pasa, poli?

– Estoy preparado para irnos -dijo Butch, aligerando el embarazoso momento.

Cuando se levanto, Phury le echo una dura mirada a la rubia. Un verdadero especial manten-tu-boca - cerrada.

Guau, penso Butch mientras se dirigia a la puerta. Entonces Phury realmente era gay.

CAPITULO 20

Un leve chirrido desperto a Bella horas mas tarde. Mirando hacia la ventana observo como descendia la persiana de acero. El amanecer estaba cerca.

La ansiedad hormigueaba en su pecho, y miro hacia la puerta. Deseaba que Zsadist entrara por ella, deseaba clavar los ojos en el y asegurarse de que estaba de una sola pieza. Si bien parecia que habia regresado a la normalidad cuando salio, le habia hecho pasar por bastantes cosas.

Se dio la vuelta sobre su espalda y penso sobre la revelacion de Mary. ?Como supo Zsadist que ella necesitaba una amiga? Y dios, el hecho de que hubiera acudido a Mary y…

La puerta se abrio completamente sin previo aviso.

Bella se sento rapidamente, subiendo las mantas hasta el cuello. Pero entonces la sombra de Zsadist fue un alivio impresionante.

– Soy yo -dijo bruscamente. Cuando entro llevaba una bandeja y habia algo en su hombro. Un petate-. ?Te importa si enciendo las luces?

– Hola… -Estoy tan contenta de que estes bien-. No, para nada.

Encendio varias velas, y ella parpadeo por el repentino resplandor.

– Te traje algunas cosas de tu casa. -Puso la bandeja de comida en la mesita de noche y abrio la bolsa-. Tome ropas y una parca. El champu que estaba en la ducha. Un cepillo. Zapatos. Calcetines para conservar tus pies calientes. Tambien tu diario… no te preocupes, no lei nada.

– Me sorprenderia que lo hicieras. Eres mas de fiar que eso.

– No, soy analfabeto.

Sus ojos llamearon.

– De todas formas… – su voz era tan dura como la linea de su mandibula- crei que querrias algunas de tus cosas.

Cuando puso el petate a su lado en la cama, ella se quedo mirandolo fijamente hasta que, abrumada, extendio la mano para alcanzarlo. Cuando se sobresalto, se sonrojo y miro que le habia traido.

Dios… la ponia nerviosa ver sus cosas. Especialmente el diario.

Excepto que resulto ser reconfortante sacar su sueter rojo favorito, ponerselo en la nariz y atrapar un dejo del perfume que siempre llevaba. Y… si, el peine, su peine, el que le gustaba con su cabeza ancha, cuadrada y las puas metalicas. Agarro el champu, abriendolo e inhalando. Ahhh… Biolage. Nada parecido al perfume que el lesser le habia hecho usar.

– Gracias -la voz temblorosa mientras sacaba su diario. -Muchas gracias.

Acaricio la cubierta de cuero de su diario. No queria abrirlo. No ahora. Pero pronto…

Alzo la mirada hacia Zsadist.

– ?Me… me llevarias a casa?

– Sip. Puedo hacerlo.

– Tengo miedo de ir alli, pero seguramente deberia.

– Solo dime cuando.

Reuniendo valor, queriendo sacar del camino uno de las cosas pendientes, dijo:

– Cuando anochezca. Quiero ir alli.

– Vale, iremos. -Senalo la bandeja-. Ahora come.

Ignorando la comida, lo observo entrar en el armario y desarmarse. Era cuidadoso con sus armas, comprobandolas a fondo, y se pregunto donde habia estado… que habia hecho. Aunque sus manos estaban limpias, sus antebrazos tenian sangre negra.

Habia matado esta noche.

Supuso que sentiria una especie de triunfo con un lesser menos. Pero mientras Zsadist iba hacia el bano con unos pantalones sobre sus brazos, estaba mucho mas interesada en su bienestar.

Y tambien… en su cuerpo. Se movia como un animal en el mejor sentido de la palabra, todo poder latente y elegantes pasos. El sexo que se habia despertado en ella la primera vez que lo vio, la golpeo de nuevo. Lo deseaba.

Cuando la puerta del bano se cerro y oyo la ducha, se restrego los ojos decidiendo que estaba loca. El macho se aparto de la amenaza de su mano en su brazo. ?Pensaba que realmente queria acostarse con ella?

Disgustada consigo misma, miro la comida. Era alguna clase de pollo con hierbas, patatas asadas y calabacin. Habia un vaso de agua y otro de vino blanco, asi como dos manzanas Granny Smith y un trozo de pastel de zanahorias. Tomo el tenedor y esparcio el pollo por el plato. Queria comer lo que habia en el plato solo porque el habia sido tan atento al traerselo.

Cuando Zsadist salio del bano llevando solo los pantalones de nailon, se congelo y no pudo apartar su mirada. Los anillos del pezon atraparon la luz de las velas, asi como los duros musculos del estomago y brazos. Junto con la marca estrellada de la Hermandad, el pecho desnudo tenia un reciente y livido aranazo que lo atravesaba y una magulladura.

– ?Estas herido?

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