Todos estos sonidos combinados no podrian describir adecuadamente el torrente de gratitud que broto de las cuerdas vocales de mi amada, ni tampoco las vibraciones que advirtio al alcanzar la cima de su satisfaccion y de la mia.
Esta consecucion personal del Nirvana, palabra sanscrita que significa liberacion final y que en mi caso se logro a traves de la satisfaccion y la dicha sexual, me hizo pensar, como es logico, en la importancia del papel que interpreta la sexualidad en la vida humana y de la preocupacion que nuestra sociedad pone de manifiesto en relacion con este tema.
El interes hacia la sexualidad en epocas pasadas es comprensible porque se trataba de un misterioso tema prohibido.
No obstante, en los mas tolerantes y abiertos tiempos actuales, la sexualidad no se aborda con naturalidad y ligereza, sino que sigue constituyendo una fascinacion para todos y una obsesion para muchos.
No es la primera vez que reflexiono acerca del tema de la sexualidad. Es mas, poco tiempo antes de la fundacion del Club de los Admiradores, habia tenido en proyecto escribir un articulo acerca del interes constante de nuestra cultura por el tema de la sexualidad.
Hice entonces algunas anotaciones que me propongo desarrollar aqui.
A cada pocas generaciones que transcurren, aparece un nuevo 'guru' en el horizonte con la promesa de liberar sexualmente a la gente, solucionar sus problemas y dificultades e ilustrarla por medio de historias clinicas e informes estadisticos.
Pensemos en 'gurus' tales como Havelock Ellis, Richard von Krafft-Ebing, Sigmund Freud, Robert Dicckinson y en los mas recientes libertadores sexuales, como el doctor Alfred Kinsey, el doctor Killiam H. Masters y la senora Virginia E. Johnson, en todos los 'gurus' habidos y por haber y veremos que los salvadores sexuales no han salvado a nadie.
La mayoria de las personas seguiran mostrandose inseguras y confusas en relacion con la sexualidad mientras el hombre siga siendo un ser pensante y civilizado y, por consiguiente, una criatura inhibida.
Por informada que este la gente y por liberada que se sienta en materia sexual, le cuesta poner en practica lo que otros predican.
En mi opinion, la sexualidad es el unico sector en el que el hombre y la mujer de la epoca moderna, a pesar de la educacion sexual y de la apertura de la sociedad, seguiran tropezando secretamente con preocupaciones y problemas en la mayoria de relaciones individuales.
A causa de estas interminables preocupaciones y problemas, la fascinacion del tema de la sexualidad sera eterna.
Por amplia que sea la libertad sexual, no podra evitarse que los hombres y mujeres piensen en su fuero interno que en la sexualidad hay algo mas, algo esquivo que no han conseguido apresar.
Y siempre anhelaran algo mejor a cualquier cosa que hayan conocido con cualquier companero. La busqueda, el deseo, el hambre de sexualidad perfecta y, por consiguiente, la preocupacion por el tema de la sexualidad seguira subsistiendo, sobre todo porque el acto sexual es tan intimo, sencillo y relativamente breve, que jamas colma las aspiraciones de los participantes, sometidos a la influencia de los novelistas de todos los tiempos.
Pero ya basta. Me temo que, escribiendo este diario, me he dejado arrastrar demasiado por el tema de la sexualidad.
Al fin y al cabo, ?que es la sexualidad? Creo que Mae West, uno de mis primeros idolos, lo definio insuperablemente al decir: 'La sexualidad es una emocion en movimiento'.
Muy bien, Mae. Volviendo a mi informe de la primera campana del Club de los Admiradores, he anotado todas mis reacciones, consecuencia de mi perfecta experiencia sexual del lunes por la noche con el Objeto.
Sigamos. El martes por la noche, una vez el Perito Mercantil se hubo recuperado lo suficiente como para acompanarnos en nuestras actividades, yo entre en primer lugar, y mi satisfaccion fue tan absoluta como en el transcurso del anterior encuentro.
Los demas se manifestaron igualmente satisfechos, pero me resisto a creer que hayan logrado conocer la totalidad del amor de una mujer que el Objeto ha reconocido que solo me reserva a mi.
Reconozco sinceramente que estoy resentido, aunque lo disimule, contra mis companeros del Club de los Admiradores, por tener que compartir con ellos, a estilo comuna, alguien que me ama y a quien yo amo con todo mi corazon.
Se trata de un sentimiento que, para ser fiel a nuestro pacto, tengo que arrancar de mi alma.
El miercoles por la noche, es decir, ayer, tecnicamente el primer dia de la segunda semana de nuestra memorable empresa, se produjo una variacion.
El Mecanico y el Agente de Seguros la visitaron por la tarde, explicandole que deseaban dedicar la velada a jugar a las cartas.
Si bien no soy contrario a las sesiones diurnas, se me antoja extrano que un hombre prefiera pasarse la noche jugando a las cartas en lugar de pasarsela en compania del Objeto.
En cambio, el Perito Mercantil y un servidor de ustedes efectuaron sus habituales visitas nocturnas.
Por lo que a mi respecta, estuve en el septimo cielo y en el octavo si lo hubiera.
He reservado para el final la descripcion de la unica nota discordante que se ha producido en el transcurso de los ultimos dias.
Me refiero a la acalorada conversacion que tuvo lugar anoche y que me propongo exponer rapidamente antes de que el Mecanico regrese de su inspeccion automovilistica.
Si bien no puede esperarse que un determinado grupo de hombres procedentes de ambientes y herencias geneticas muy distintas puedan estar en total armonia constantemente (sobre todo viviendo en una area limitada), cabe sin embargo esperar que las diferencias puedan resolverse a traves de la discusion y la aplicacion de la razon.
He comprobado que, siempre que estamos en desacuerdo, el Mecanico es incapaz de avenirse a razones.
El conflicto que tuvo lugar anoche es un perfecto ejemplo de su manera de pensar o, mejor dicho, de no pensar.
A mi regreso de una prolongada y apasionante cita con el Objeto, la deje sumida en un profundo sueno, y yo, por mi parte, decidi leer un rato antes de entregarme igualmente a los brazos de Morfeo.
Al pasar por el salon, vi que el Mecanico y el Agente de Seguros se hallaban todavia ocupados jugando al “gin rummy”.
El Perito Mercantil se encontraba en su compania en calidad de simple observador.
El Mecanico me hizo senas de que me acercara y dijo que ya se habian hartado de jugar al “gin rummy” y que, si me unia a ellos, podrian jugar al poker.
Yo le conteste que estaba profundamente inmerso en la lectura de “La olla de oro”, de James Stephens, que me proponia terminar aquella noche, antes de iniciar la lectura de un volumen de Lafcadio Hearn y una coleccion de ensayos criticos sobre el arte cinematografico de D. W. Griffith.
El Mecanico me increpo por ser un aguafiestas y no participar en las actividades del grupo. Ello, en si mismo, no hubiera bastado para apartarme de la lectura.
Pero al recordarme el Agente de Seguros que yo era el presidente del Club de los Admiradores y tenia la obligacion de participar, comprendi que tal vez estaba obligado a conservar la unidad social del grupo anteponiendola a mis egoistas intereses individuales.
Yo les dije que consideraria la posibilidad de unirme a ellos si jugabamos a la banca y no ya, al poker.
Les dije que era contrario al juego y que en el poker suele dominar el afan de dinero en detrimento de la habilidad y la distraccion.
Los demas no se opusieron y me uni a ellos para jugar sobre la mesa del comedor.
El Mecanico preparo sendos tragos para si y para el Agente de Seguros.
El Perito Mercantil y yo nos abstuvimos de beber.
Empezamos la partida llevando la banca el Perito Mercantil. El Mecanico, que siempre se toma todos los juegos en serio y es muy mal perdedor, jugo concentrandose mucho y sin apenas hablar.
De esta forma nos marco a todos la pauta y nos dedicamos a barajar, a pasar y a jugar en suma casi en silencio.
Pero, al cabo de tres cuartos de hora, tal vez porque estaba a veinte puntos de su mas inmediato oponente, o tal vez porque el alcohol le habia soltado la lengua (para entonces ya se habia tomado tres tragos), el Mecanico empezo a referirse a la sexualidad en general y al Objeto en particular.
