Y, finalmente, el Sonador Y encima oliendo a colonia. Se habia duchado con colonia. Yacia desnudo a su lado murmurandole ternezas, arrullandola como si fuera su Julieta.
Una repeticion de todas las peliculas en las que la habia visto, y las muchas veces que habia visto las mismas peliculas y lo mucho que aumentaba su sempiterno amor a cada nuevo exito cinematografico que ella alcanzaba.
Un estudio de su incomparable belleza. Era Afrodita surgiendo de las olas, la diosa del amor, y el era Zeus, y el hijo nacido de aquella union seria Eros.
Completamente chiflado, estaba segura. Y despues le pregunto sin mas:
– ?Llevas algo, Sharon?
– ?Que si llevo algo? ?Acaso no lo ve? Llevo el camison que usted me dio, solo que practicamente lo he llevado toda la noche alrededor de la barbilla.
– No, me refiero por dentro. Te compre algunos contraceptivos para protegerte. Debiera de habertelo dicho el primer dia.
– Si, llevo algo. Siempre lo hago antes de emprender un viaje. ?Acaso no llevan todos los simbolos sexuales aparatos intrauterinos?
– Bueno, menos mal, menudo alivio.
Absolutamente loco. Ahora le estaba acariciando el busto y el vientre.
– Quisiera que supieras cuanto te amo -le estaba susurrando-. Ojala me amaras.
Le miro. Su triste miembro seguia flacido. Ayer habia intentado defenderla del Malo, eso era innegable, y tal vez pudiera necesitar su ayuda en el futuro, pero no podia compadecerse del unico responsable de su desgracia.
Observo que el muy idiota se estaba restregando contra su muslo al objeto de que el organo le funcionara debidamente. Oyendole respirar entrecortadamente adivino que debia estar lograndolo.
Ahora se estaba levantando para subirsele encima y pudo comprobar que habia estado en lo cierto. Se encontraba entre sus muslos, temblando de emocion anticipada.
Ella levanto entonces y separo fatigadamente las rodillas, y este gesto parecio enardecerle irremediablemente.
Excitado y a punto de estallar le busco ciegamente el orificio, lo encontro y, al entrar en contacto con los suaves labios, emitio un lento y doloroso grunido de desesperacion y eyaculo prematuramente.
Se retiro muy afligido. Se levanto de la cama, busco un panuelo en el bolsillo de los tejanos y la seco rapidamente como si, secandola, pudiera lograr borrar su fracaso.
Hermano, penso ella, tienes un problema. No es que sea muy grave, penso, no es de los que no pueden superarse. Dado que habia tenido ocasion de observarlo en muchos hombres, sabia que si se esforzaban en seguir haciendolo de la misma manera, el defecto se agravaba y empeoraba.
Pero no queria ayudar al hijo de puta fundador del Club de los Admiradores. No, senor, aguantate, nulidad enferma.
Le observo friamente mientras se vestia. El tipo no podia disimular su abrumador abatimiento. Se estaba autoanalizando y exhibiendo ante ella todos sus tristes pensamientos.
Solo le habia ocurrido una o dos veces. Se esforzo por analizar su fracaso, por estudiarse a si mismo a lo Masters y Johnson.
Era victima de haberla venerado y deseado demasiado y, sin embargo, experimentaba sentimientos de culpabilidad por haberla forzado de aquella manera De ahi que su mente no le permitiera consumar el amor con ella.
Muchacho -hubiera querido decirle ella-, piensa en tus padres, en tus temores infantiles, en tus decepciones de adolescente, en tu falta de autoestimacion. No me culpes a mi y no culpes tampoco a las mujeres sexualmente liberadas que te atemorizan. El problema eres tu, no nosotras.
Hermano, necesitas ayuda y yo soy la unica que podria ayudarte. Pero no voy a hacerlo, se prometio a si misma enojada. Sufre, cerdo impotente.
Se encontraba a su lado y se le movia la nuez.
– No se lo cuentes a los demas -le dijo-. No lo entenderian.
– No me interesa hablar de usted -dijo-. Hagame un favor.
– Lo que quieras, Sharon.
– Tapeme -le dijo ella senalandole los pies de la cama-Y deme la pastilla para dormir.
– En seguida.
Le bajo el camison. Tomo la manta que habia a los pies de la cama y la cubrio con ella hasta los hombros.
Le levanto la cabeza de la almohada, le deposito la pildora en la lengua y despues le dio a beber un poco de agua para que pudiera ingerirla.
– ?Alguna otra cosa? -le pregunto.
– Dejeme dormir.
– Ya no estas enojada, ?verdad? -le pregunto resistiendose a marcharse.
Miro con incredulidad a aquel cretino chiflado.
– ?Cuanto tiempo hace que no le violan en grupo? -le pregunto ella amargamente. Tras lo cual giro la cabeza, oyo que se abria y cerraba la puerta y espero al ultimo visitante: el sueno reparador.
Ahora, tras finalizar el primer dia de colaboracion, yacia despierta esperando la llegada del sueno. El reloj le dijo que hacia mas de veinte minutos que se habia tomado la pildora que nunca fallaba.
Rezo para que esta vez no la abandonara. Bostezo. Y empezo a imaginarse una entrevista consigo mismo, tal como solia hacer muchas veces.
Bien, senorita Fields, ?que opina de su aproximacion a los papeles dramaticos?
Mmmm, yo diria que ha sido un acierto. No podia seguir haciendo siempre lo mismo. Mi publico no me lo hubiera permitido.
?Esta usted satisfecha de su ultimo papel?
A decir verdad, el papel no me gustaba. Pero estoy sujeta a contrato durante unas cuantas semanas y no tenia otra alternativa. O lo hacia o me moria de hambre.
Senorita Fields, ?esta usted satisfecha de su actual situacion?
Bueno, nadie suele estar satisfecho jamas. Yo diria que mi situacion actual es mejor que la anterior. Pero eso no me basta. Fundamentalmente, soy un ser libre. Adoro la libertad. Pero sigo bajo contrato, ?sabe usted? Y eso coarta mucho, ?sabe? No sere feliz hasta que me sienta libre.
Senorita Fields, ?considera que existe algun obstaculo que se interponga entre usted y la absoluta libertad?
Si. La moda de los Clubs de Admiradores. Tener que satisfacer a los Clubs de Admiradores es la trampa mas peligrosa que pueda haber. Para sobrevivir, tienes que hacer lo que ellos quieren y sabes que, al final, pueden cansarse de ti, rechazarte, matarte.
No sera tanto, senorita Fields.
Vaya si es, le digo que estoy francamente asustada.
Muchas gracias, senorita Fields.
Bienvenida, senorita Fields.
Esbozo una sonolienta sonrisa. Aquellas escenas imaginarias eran siempre el preludio del sueno. Se sentia dispuesta a no pensar y a entregarse, a ser posible, a un vacio sin suenos.
Pero en su cabeza seguia danzando una cosa. La colaboracion era el “statu quo”. Tal vez la mantuviera fisicamente viva, pero la desesperada rabia que experimentaba la destruiria por dentro, se la comeria viva y la destrozaria. Vivir de aquella manera era como no vivir.
Emergeria de alli, si es que emergia, psiquicamente enferma, incapaz de hacer frente a nada y a nadie, con el orgullo destruido, con su concha vacia apta unicamente para vivir en una triste habitacion de la Residencia de Actores Cinematograficos.
No podria soportar varias semanas de implacable humillacion, con su vida enteramente a la merced de aquellos sujetos. Era necesario salir de alli cuanto antes en bien de su cordura. Pero ?como? Penso en Nellie y en Felix Zigman.
Los habia perdido pero ahora pugno por encontrarlos y darles la voz de alerta. Estaba segura de que Nellie ya habria dejado de tomarse en serio sus palabras de la vispera del secuestro. Ahora que ya habian transcurrido tres
