?Me preguntas si tengo cerebro?
De nada. Para todo crei tener motivos, en su dia. No estaba obligada a acertar siempre. Ningun humano lo esta.
Solo de mi misma. No encontre a quien lo hiciera mejor.
No, espera. Quiero saber que significa tu novela inacabada. Que era lo que querias decir con ella.
?No me lo vas explicar?
Esta bien. Respondeme solo a una pregunta.
?Por que niegas la inocencia de Teresa? La Inquisicion la absolvio, al final.
?Ese es todo tu argumento? Me decepcionas.
?Cual?
?Y por que crees que a ella la absolvieron?
?Y que es lo que dice o calla Teresa en su alegato que la hace culpable, en tu opinion?
Dime alguna.
Espera. ?Eso es un hasta la vista?
Interrumpio la conversacion asi, sin el menor protocolo de despedida, y desaparecio. No sabria decir el tiempo que duro aquel primer intercambio. Se que los dos escribiamos deprisa, y que una frase llevaba a otra en una especie de duelo que mantuve entre hipnotizada y temerosa de que en cualquier momento se acabara, tan abruptamente como al final lo hizo. Guarde la conversacion, como haria con todas las demas. La relei varias veces. Me daba pistas nuevas, que no estaban en su blog.
Me di cuenta, tambien, de que el apenas me habia preguntado nada sobre mi, salvo alli donde yo misma le habia dado pie. Ni mi edad. Ni de donde era. Ni donde vivia. Era la primera vez que chateaba con alguien que no se interesaba por esas cosas.
22 de noviembre
Espere que volviera a dar senales de vida en los dias siguientes. Pero fueron transcurriendo sin que se conectara o, mejor dicho, sin que me fuera visible su conexion. Hace tiempo me descargue una utilidad que me permite averiguar cuales de los contactos que tengo agregados en mi programa de mensajeria instantanea han optado por ocultarse de mi aun cuando esten en linea. Como es natural, no pude resistirme a hacer la comprobacion con el Inquisidor, y no me sorprendio descubrir que se habia tomado la molestia de ponerse a salvo de mi curiosidad, al menos temporalmente. No me habia eliminado como contacto, pero me tenia como no admitida: de este modo, el podia verme a mi sin que yo pudiera verle a el. El «no conectado» que me indicaba el programa, por tanto, bien podia obedecer a la realidad o bien significar que estaba alli agazapado, aguardando quien sabia a que.
Por mi parte, de todas maneras, no perdi el tiempo durante esos dias. El Inquisidor me habia proporcionado un dato importante: tenia en su poder un facsimil del manuscrito que contenia el pliego de descargos de Teresa Valle (que no Silva) de la Cerda. En ese documento, decia, habia encontrado las claves para su personal interpretacion del caracter de la priora y del sentido de la historia, y se habia complacido en jugar conmigo aprovechando mi ignorancia del texto, con esa odiosa superioridad del que se jacta de disponer de una informacion de la que su interlocutor carece. No voy a ocultar que con ello me habia golpeado en mi amor propio. Pero lo que el Inquisidor no sabia era que no se hallaba ante un rival que se dejara burlar ni subestimar impunemente. No por casualidad obtuve con la calificacion de
El facsimil de un manuscrito espanol del siglo XVII… El primer lugar donde la logica invitaba a mirar era la Biblioteca Nacional de Madrid. En otro tiempo, una contrariedad, porque vivo a dos mil kilometros de Madrid, con un mar de por medio. Pero esa distancia es nada en la era de Internet. Entre en la pagina web de la Biblioteca Nacional. Escribi en su buscador, razonablemente potente, las palabras «san placido teresa valle de la cerda descargos». Y a la primera me escupio el siguiente resultado:
Titulo: Papeles referentes a los sucesos del Monasterio de la Encarnacion o de San Placido, de Madrid, en el s. XVII [Manuscrito]
Publicacion: [ca. 1650]
Descripcion fisica: 28 h.; 21 x 15 cm.
Nota general: V.a. Mss/718, Mss/883, Mss/10901 y Mss/13637
Contiene: Acusacion y sentencia de Dna. Teresa Valle de la Cerda, priora del Monasterio de San Placido de Madrid (h. I-IOV). Memorial de Dna. Teresa Valle de la Cerda al Consejo de la Inquisicion dando sus descargos, ano de 1637, por el cual se dio sentencia en favor a las monjas del dicho S. Placido, dandolas por libres, con la sentencia y Auto de tribunal de la Inquisicion de Madrid, en 5 octubre 1638 (h. 11-26v).
No cabia ninguna duda. Era el que buscaba. Anote las referencias y recorri el menu de la web hasta localizar el servicio de obtencion de copias de documentos digitalizados. Rellene el formulario y curse mi peticion. Pense que tendria que esperar mas tiempo, pero dos dias despues recibi en mi buzon de correo electronico el facsimil del manuscrito. Al abrir el fichero y encontrarme con aquella alambicada caligrafia del siglo XVII, no pude reprimir una sonrisa de satisfaccion. En menos de setenta y dos horas, me las habia arreglado para