?Ah, si?
Quiero. El caso es que, hasta ese momento, todo ha sido bastante divertido e intrascendente. He pasado buenos y malos ratos, pero mi corazon esta limpio de rasgunos. Justo entonces, se cruza en mi vida alguien. Lo llamaremos el Profesor…
No seas malvado. No voy a decirte que no se parezca a otras. Incluso a muchas. Pero cuando la estaba viviendo, yo la sentia como algo unico y asombroso. La mirase por donde la mirase. Todo me parecia prodigioso, imposible, apabullante. Me superaba y al mismo tiempo me hacia sentir duena del mundo.
Anda, deja que te cuente… Y luego sigues siendo caustico, si lo deseas. Lo que a mi me fascinaba era, para empezar, tener pendiente de mi, enamorado como un muchacho, al hombre mas sabio y mas inteligente que jamas habia conocido. A un hombre con una vida ya hecha, y con una posicion que ponia en peligro por mi. Me fascinaba, tambien, la atraccion irresistible que yo sentia por el, es decir, por alguien que me sacaba veinticinco anos. Quien me lo iba a decir, a mi, que siempre habia visto con asco a esas parejas de maduro y jovencita, porque solo podia explicarmelas, desde el lado femenino, por el mas vil interes. Y sobre todo, lo que me parecia increible era que aquella especie de olla a presion en la que viviamos no terminara de estallar. Que pasaran los meses, los anos, y que aquel incendio, ni por su parte ni por la mia, y despues de haberlo intentado tanto el uno como el otro, hubiera manera de apagarlo.
Puedes llamarlo asi. A mi nunca me habia durado la pasion, y desde el principio contaba con que tarde o temprano a el se le pasaria el capricho. Pero no. Yo seguia colgada de el, y el seguia colgado de mi. Los dos teniamos motivos para creer que era un error. Rompiamos, tratabamos de endurecernos, pero siempre volviamos. Hasta que dejamos de romper y lo aceptamos, como una condena. Y asi vivimos tres anos. Felices, diria.
Lo se. Pero asi lo siento, al recordarlo ahora. Fueron seguramente mis mejores tiempos. Los mas plenos. El fue mi maestro, en tantas cosas. Gozaba escuchandole, mirandole, aprendiendo todo lo que me ensenaba. Y yo… Nunca he tenido como entonces la sensacion de ser el sueno de un hombre hecho carne. Me adoraba, mas alla de toda prudencia, de todo limite, de toda razon. Como cualquier mujer, en el fondo, desea que la adoren.
Lo que tal vez no imaginas, aunque la historia te parezca tan consabida. Despues de mantener durante tres anos nuestra relacion en la clandestinidad, abandono su casa, pidio a su mujer el divorcio y se vino a vivir conmigo. Alquilamos un apartamento proximo a la universidad, donde el seguia dando clase y yo colaboraba ya con una beca de investigacion y preparaba mi tesis. Es extrano: desde el primer dia vivi en ese apartamento de los dos, que habia sido mi sueno, con una sensacion de catastrofe. Y sin embargo, aparentemente, todo iba bien. No discutiamos, era carinoso y atento, y el sexo funcionaba como nunca. Pero un dia, a los siete meses de vivir juntos, me dejo sobre la comoda un cheque por los cinco meses que nos quedaban de alquiler, hizo las maletas y se marcho sin darme ninguna explicacion. Le llame mil veces, pero no me cogio el telefono.
No. Se fue a Estados Unidos. Le habian hecho varias ofertas que siempre habia rechazado, pero esta vez encontro razones para aceptar. Durante tres anos no supe de el. No llamo, no escribio. Ni yo a el, por orgullo. No entendia nada, y me torturaba no saber, pero me sentia demasiado dolida y demasiado humillada para preguntarle. Luego me entere de que habia vuelto, con una nueva esposa, norteamericana. Pero entonces yo ya no estaba en la universidad. Y no crei que debiera ir a visitarle.
Doloroso es poco. En muchos aspectos el me habia abierto los ojos al mundo y me habia ensenado la forma de mirarlo. Me habia moldeado, haciendome tan suya como ya nunca podria serlo de nadie mas. Me habia dejado creer que el tambien era mio, hasta el punto de romper con toda su vida anterior. Y de golpe, cuando nuestro horizonte parecia despejado, se fue. Mas que sola o abandonada, senti que me quedaba huerfana. Llore hasta quedarme sin lagrimas. Crei volverme loca. Hubo momentos en los que tuve la certeza de que me iba a morir.
No. Segun me contaron, a la americana la encontro alli, y no inmediatamente. Se fue solo. He pensado mucho sobre ello, como puedes suponer. Creo que el animo se le vino abajo, sin mas. Y que le dio verguenza mostrarlo ante mi. Por eso opto por irse y por el silencio. No quiso contarme lo que habia. Como decirle a un creyente que has perdido la fe.
No, desde luego que no. Y entonces le odie, aunque luego tendria ocasion de comprenderle mejor. A veces parece que Dios o quien sea toma nota cuando le recriminamos demasiado algo a alguien. Y andando el tiempo nos coloca en situacion de tener que revisar la dureza de nuestros juicios. Por otra parte, es cierto que el Profesor me rompio el corazon, pero tambien me hizo un regalo que le tengo que agradecer. Con solo veintiseis anos, me obligo a aprender algo mucho mas importante que todo lo que me habia ensenado hasta entonces: que aun despues de perderlo todo, no esta todo perdido, porque siempre, no importa cuanto ni como caigas, se puede resucitar. Cuando vi que podia seguir viviendo sin el, y con todo el destrozo que me dejo largandose de aquella manera, fue como una revelacion. He vuelto a sufrir, y el sufrimiento ha vuelto a resultarme insoportable, y hasta atroz alguna vez; pero ya nunca he vuelto a caer en la desesperacion que aquella ruptura me produjo.
Efectivamente. Veo que tienes sentido del drama. Y asi es como empiezo el acto segundo: he gastado mi llanto, he comprobado que no voy a morirme aun, pero mi estado dista mucho de ser envidiable. Por un lado, me siento utilizada y despreciada. No puedo evitar pensar que el nunca me ha querido, que estuve bien como aventura para escapar a la rutina de su matrimonio, pero que le resulte insuficiente para convertirme en el eje de su vida, cuando llego el momento y la ocasion…
No voy a negartelo. Pero esa posibilidad entonces se escapaba a mi imaginacion. Entonces, para mi, lo uno implicaba necesariamente lo otro. Y habia otra cosa que no dejaba de atormentarme: la culpa. En los peores momentos, tenia la sensacion de estar sufriendo el justo castigo por mi delito: haber seducido a un hombre casado, haber roto su familia, haber alterado el curso natural de las cosas para satisfacer mi antojo…
Ya lo se… El caso es que, entre el despecho y el remordimiento, tuve que buscar por donde salir. Y no se me ocurrio nada mejor que optar por la evasion. Durante el dia me enfrascaba en el estudio, y durante la noche me entregaba a todo aquello que pudiera hacerme olvidar mis penas. Me acoste con todos los que podia, que eran demasiados. A lo sumo me encarine momentaneamente con alguno, pero a la mayoria los olvide apenas los despachaba o me despachaban, que de las dos formas podia mirarse. No digo que no disfrutara, y a veces mucho, es lo que tiene la variedad, la aventura, etcetera; pero cada dia tenia el alma mas gris y la sonrisa mas desvencijada. Por lo menos me sirvio para pasar el tiempo, en esos meses en los que mi tiempo no tenia mayor objeto. Hasta que encontre a quien conseguiria que volviera a tenerlo. Lo llamare el Redentor…