les ensenaban en la clase de gimnasia, y no se habria hecho nada.

Pero la portezuela estaba con el seguro echado, y sabia que Jimmy lo cogeria antes de que pudiera quitar el seguro y abrirla.

Estaba a punto de echarse a llorar. Sintio que se le hinchaba la nariz y que los ojos se le llenaban de lagrimas.

Penso que Michael lo llamaria lloron. A veces, cuando intentaba no llorar, eso le daba resultado.

Pero en ese momento no le sirvio. Seguramente hasta Michael lloraria si estuviese asustado y necesitara ir al lavabo otra vez. Y por la radio habian dicho que Jimmy era peligroso.

Pero aunque lloraba, se aseguro de no emitir sonido alguno. Sintio que las lagrimas corrian por sus mejillas, pero no hizo intencion de secarselas. Si movia la mano, Jimmy lo veria y sabria que no dormia. Y, de momento, tenia que seguir fingiendo.

En cambio, apreto la medalla de San Cristobal con mayor fuerza, y se obligo a pensar en como montarian el arbol y abririan los regalos cuando su padre volviera a casa. Justo antes de irse a Nueva York, la senora Emerson, la vecina de al lado, se habia despedido de ellos, y el oyo como decia a su madre: 'Catherine, no te preocupes, sea cuando sea, la noche que pongais el arbol, vendremos todos y cantaremos villancicos bajo vuestra ventana'.

Despues abrazo a Brian y le dijo: 'Yo se cual es tu villancico favorito: Noche de paz'.

El la habia cantado solo en la representacion escolar de primer grado del curso anterior.

En ese momento trato de cantarla mentalmente, pero… no pudo pasar de Noche de paz, noche de amor… Y supo que si seguia pensando en ello, no lograria impedir que Jimmy se diera cuenta de que estaba llorando.

Entonces, casi dio un salto. En la radio hablaban otra vez de Jimmy y de el. El locutor decia que un policia de trafico de Vermont afirmaba haber visto a Jimmy Siddons y a un nino en un viejo Dodge o Chevrolet en una zona de descanso de la Carretera 91 de Vermont, y que la busqueda se habia centrado alli.

La torva sonrisa de Jimmy se desvanecio tal como habia aparecido. El alivio inicial que sintio cuando oyo el boletin informativo fue seguido de inmediato por una sensacion de cautela. ?De verdad habia un idiota que afirmaba haberlos visto en Vermont? Decidio que era posible. Cuando se escondio en Michigan, un imbecil de poca monta juro que lo habia visto en Delaware. Despues de cogerlo en el atraco a la gasolinera y de llevarlo de vuelta a Nueva York, supo que hacia meses que la policia lo buscaba en Delaware.

Aun asi, seguir en la Thruway empezaba a enervarlo de verdad. La autopista estaba bien, y ganaria tiempo por ella, pero cuanto mas se acercara a la frontera, mas policia podria haber. Decidio que cuando cogiera la siguiente salida y se deshiciera del nino, seguiria por la Carretera 20. Como ya no nevaba, tambien ganaria tiempo por aquel camino.

'Sigue tu corazonada', se recordo Jimmy. La unica vez que no lo habia hecho, fue en aquel intento de robo a la gasolinera. Y todavia recordaba que algo le advirtio de que alli habia algun problema.

'Muy bien, despues de este, ya no habra mas', penso mirando a Brian. Levanto la vista y sonrio. El cartel que aparecio delante anunciaba: SALIDA 42. GENEVA: 1,5 KM.

Cuando Chris paso por delante del desvio de la salida 41, vio que ya habia dos coches patrulla apostados; asi pues, decidio que no era necesario que se detuviera. Habia avanzado a una buena velocidad, y penso que a esa altura habria alcanzado ya a todos los coches que estaban delante de el en la cola del McDonald's.

Siempre y cuando, por supuesto, no hubiesen tomado una de las salidas anteriores.

Un Toyota marron. Eso buscaba, y sabia que era la unica oportunidad. ?Que ocurria con la matricula? Apreto los dientes, intentando de nuevo recordar. Habia algo, algo en la placa… '?Piensa, maldicion, piensa!', se dijo.

Ni por un instante habia creido que alguien hubiera visto a Siddons y el nino en Vermont. Su intuicion le decia que estaban cerca.

Se aproximaba a la salida 42, en direccion a Geneva. Y eso significaba que la frontera se hallaba a poco mas de ciento sesenta kilometros. En aquellos momentos, la mayor parte de los vehiculos circulaba a ochenta o noventa kilometros por hora. Si Jimmy Siddons andaba por alli cerca, seguramente saldria del pais en menos de dos horas.

?Que ocurria con la matricula del Toyota?, se pregunto una vez mas.

Chris fruncio en entrecejo. Un Toyota oscuro avanzaba deprisa por el carril de adelantamiento. Cambio de carril, se puso junto a el y echo un vistazo a su interior.

Rogo que hubiera un hombre solo o un hombre con un muchacho. 'Solo una oportunidad para encontrar a esa criatura. Dame una oportunidad', rogo.

Sin poner la sirena ni las luces, adelanto al Toyota.

Habia visto a una joven pareja dentro. El hombre conducia con un brazo rodeando los hombros de la mujer. No era muy apropiado con la carretera cubierta de hielo. En otra oportunidad lo habria obligado a detenerse.

Piso el acelerador. La autopista estaba despejada y el trafico era mas fluido. Pero todo avanzaba mas y mas deprisa, todo se acercaba mas y mas a Canada.

Chris tenia la radio baja cuando entro una llamada para el.

– ?Agente McNally?

– Si.

– Soy Bud Folney, inspector de Nueva York. Acabo de hablar otra vez con su supervisor. La pista de Vermont ha sido un fracaso y no encontramos a Deidre Lenihan. Informeme acerca del Toyota.

Sabiendo que su jefe habia obviado esa informacion, Chris se dio cuenta que ese Folney debia de haberlo presionado.

Le explico que si Deidre se referia al coche que estaba justo antes que el suyo en la cola del McDonald's, entonces se trataba de un Toyota marron con placas de Nueva York.

– ?Y no recuerda el numero?

– No, senor. -Chris quiso ahogar las palabras en su garganta pero no pudo-. Sin embargo, vi algo raro en la placa.

Estaba casi en la salida 42. Mientras observaba, un vehiculo, dos coches mas adelante, se desplazo al carril de salida. Su mirada de indiferencia se convirtio en una mirada alerta.

– ?Dios mio! -exclamo.

– ?Agente? ?Que sucede? -Bud Folney, en Nueva York, intuyo que algo ocurria.

– ?Ahi esta! -dijo Chris-. No era la placa lo que me llamo la atencion, sino un adhesivo medio arrancado del cual solo queda la palabra 'herencia'. Senor, ahora me dispongo a seguir al Toyota por la rampa de salida.

?Puede comprobar la matricula?

– No lo pierda de vista -ordeno Bud-, y permanezca a la escucha.

Al cabo de tres minutos, el telefono sonaba en el apartamento 8C, del numero 10 de Stuyvesant Oval, en el Lower Manhattan. Un tal Edward Hillson, medio dormido y preocupado, cogia el auricular.

– Diga-respondio mientras su mujer le agarraba del brazo nerviosa-. ?Que? ?Mi coche? Lo aparque sobre las cinco, en una esquina… No, no se lo he prestado a nadie… Si, es un Toyota marron… ?Como dice!

Bud Folney volvio a Chris.

– Muchacho, creo que lo tiene. Pero, por el amor de Dios, recuerde que ha amenazado con matar al nino antes de dejarse coger. Actue con mucho cuidado.

Michael tenia tanto sueno que lo unico que deseaba era apoyarse contra su abuela y cerrar los ojos. Pero todavia no podia hacerlo, al menos hasta estar seguro de que Brian se encontraba a salvo. Se esforzo por reprimir su reciente miedo. '?Por que no me dijo que habia visto a esa mujer coger el monedero de mama? Yo hubiese corrido tras ella y lo hubiera ayudado cuando aquel hombre lo pillo.'

En ese momento, el cardenal estaba en el altar. Pero cuando termino la musica, en lugar de oficiar la misa, empezo a hablar:

– En esta noche de alegria y esperanza…

A la derecha, Michael vio camaras de television.

Siempre habia pensado que seria muy emocionante salir por la tele, pero cada vez que pensaba en ello, las circunstancias que imaginaba tenian algo que ver con un premio o con ser testigo de un acontecimiento importante.

Resultaria divertido. Pero esa noche, cuando el y su madre aparecieron juntos, nada tenia de divertido.

'Fue horrible oir a mama suplicar para que la gente la ayudara a encontrar a Brian.'

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