guerra. Miraba los nombres. Todos. Se aseguraba de que Jeremy Downing no estaba en la lista. Despues volvia atras y leia con calma todos los nombres otra vez, el rango, el lugar de nacimiento y la edad. Era todo lo que ponian. Pero Myron imaginaba que cada chico muerto en la lista era otro Jeremy, como aquel encantador chico de diecinueve anos que vive en tu calle, porque, por simple que parezca, es asi. Durante unos minutos Myron imaginaba que significaba esa muerte, que esa vida joven, esperanzada, llena de suenos, se hubiera ido para siempre, imaginaba lo que estarian pensando los padres.

Esperaba que los lideres hicieran algo parecido. Pero lo dudaba.

Sono el movil de Myron. Miro el identificador. Decia dulces nalgas. Era el numero de Win que no salia en la guia.

– Hola -contesto.

Sin preambulos, Win dijo:

– Tu vuelo llega a la una.

– ?Ahora trabajas para las lineas aereas?

– Trabajas para las lineas aereas -repitio Win-. Muy buena.

– ?Que pasa?

– Trabajas para las lineas aereas -repitio Win-. Espera, dejame saborear esa frase un momento. Trabajas para las lineas aereas. Hilarante.

– ?Ya estas?

– Espera, voy a buscar un boligrafo para apuntarlo. Trabajas. Para. Las. Lineas Aereas.

Win.

– ?Ya esta?

– Dejame empezar de nuevo: tu vuelo llega a la una. Ire a recogerte al aeropuerto. Tengo dos entradas para el partido de los Knicks. Nos sentaremos junto a la cancha, probablemente al lado de Paris Hilton o Kevin Bacon. Personalmente, espero que sea Kevin.

– No te gustan los Knicks -dijo Myron.

– Cierto.

– De hecho, no te gustan los partidos de baloncesto. ?Por que…? – Myron cayo en la cuenta-. Maldita sea.

Silencio.

– ?Desde cuando lees la Seccion de Estilo, Win?

– A la una. Aeropuerto de Newark. Nos vemos alli.

Clic.

Myron colgo y no pudo evitar sonreir. Vaya con Win. Que elemento.

Fue a la cocina. Su padre estaba levantado preparando el desayuno. No dijo nada sobre las nupcias de Jessica. En cambio, su madre salto de la silla, corrio hacia el, le echo una mirada que insinuaba una enfermedad terminal y le pregunto si estaba bien. El le aseguro que estaba perfectamente.

– Hace siete anos que no veo a Jessica -dijo-. No es para tanto.

Sus padres asintieron de forma que le parecio que le seguian la corriente.

Unas horas despues se fue al aeropuerto. Habia dado mil vueltas en la cama, pero al final se habia reconciliado con la idea. Siete anos. Hacia siete anos que habian terminado. Y aunque Jessica era quien tenia la paella por el mango cuando estaban juntos, Myron habia sido quien habia puesto fin a la relacion.

Jessica era el pasado. Cogio el movil y llamo a Ali: el presente.

– Estoy en el aeropuerto de Miami -dijo.

– ?Como ha ido el viaje?

La voz de Ali le lleno de calor.

– Ha ido bien.

– ?Pero?

– Pero nada. Tengo ganas de verte.

– ?Que te parece a las dos? Los chicos no estaran, te lo prometo.

– ?Que tienes pensado? -pregunto el.

– El termino tecnico seria… A ver, que consulte el diccionario…, una siesta.

– Ali Wilder, eres una zorra.

– Asi soy yo.

– No me va bien a las dos. Win me lleva a ver a los Knicks.

– ?Y despues del partido? -pregunto ella.

– Oye, no me gusta nada que te hagas la estrecha.

– Me lo tomare como un si.

– Ya lo creo.

– ?Estas bien? -pregunto.

– Estoy perfectamente.

– Estas un poco raro.

– Intento parecer raro.

– Pues no te esfuerces tanto.

Hubo un momento de incomodidad. Queria decirle que la queria. Pero era demasiado pronto. O, con lo que habia sabido de Jessica, tal vez no era el momento correcto. No quieres decir algo asi por primera vez por razones equivocadas.

Asi que dijo:

– Ya embarca mi vuelo.

– Hasta pronto, guapo.

– Espera, si voy por la noche, ?seguira siendo una siesta, o una cabezadita?

– Esa palabra es demasiado larga. No quiero perder tiempo.

– Hablando de eso…

– Hasta luego, guapo.

Erik Biel estaba sentado en el sofa y Claire, su esposa, en una silla. Loren se fijo en eso. Se diria que una pareja en esa situacion preferiria sentarse cerca, consolarse mutuamente. El lenguaje corporal sugeria que los dos querian estar tan lejos uno de otro como fuera posible. Podia significar una grieta en la relacion. O que esa experiencia era tan dura que incluso la ternura -sobre todo la ternura- dolia de mala manera.

Claire Biel habia servido te. A Loren no le apetecia, pero sabia que la gente se relajaba mas si les dejaba mantener el control sobre algo, hacer algo banal o domestico. Asi que acepto. Lance Banner, que se quedo de pie detras de ella, lo habia rechazado.

Lance le habia permitido dirigir la conversacion. Les conocia. Eso podia ser util en algunos interrogatorios, pero en este caso empezaria ella. Loren tomo un sorbo de te. Dejo que el silencio se aposentara un momento, que fueran ellos los primeros en hablar. A algunos podia parecerles cruel. No lo era, si ayudaba a encontrar a Aimee. Si encontraban a Aimee sana y salva, lo olvidarian pronto. Si no la encontraban, el malestar del silencio no seria nada en comparacion con lo que tendrian que soportar.

– Mire -dijo Erik Biel-, hemos elaborado una lista de amigos intimos y sus telefonos. Ya les hemos llamado a todos. Y a su novio, Randy Wolf. Tambien hemos hablado con el.

Loren se tomo un tiempo para mirar los nombres.

– ?Hay alguna novedad? -pregunto Erik.

Erik Biel era la personificacion de la tension. La madre, Claire, tenia a la hija desaparecida grabada en la cara. No habia dormido. Estaba hecha un desastre. Pero Erik, con su camisa blanca almidonada, su corbata y su cara recien afeitada, aun parecia mas angustiado. Se esforzaba tanto por mantener el tipo que era evidente que no se desmoronaria lentamente. Cuando se hundiera, seria terrible y quiza permanente.

Loren entrego el papel a Lance Banner. Se volvio y se sento mas derecha. Mantuvo los ojos fijos en el rostro de Erik cuando solto la bomba:

– ?Alguno de los dos conoce a un hombre llamado Myron Bolitar?

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