Se volvio. Habia dos: un hombre y una mujer. La mujer era la que le habia llamado. Era menuda, no mucho mas de metro y medio. Myron media metro noventa y cinco. La miraba desde lo alto. Ella no parecia intimidada. El hombre que la acompanaba llevaba un corte de pelo militar. Tambien le sonaba vagamente.
El hombre saco una placa. La mujer, no.
– Soy Loren Muse, investigadora del condado de Essex -dijo ella-. El es Lance Banner, detective de la policia de Livingston.
– Banner -dijo Myron automaticamente-. ?Eres hermano de Buster?
Lance Banner casi sonrio.
– Si.
– Es un buen chico. Jugue al baloncesto con el.
– Lo recuerdo.
– ?Como le va?
– Bien, gracias.
Myron no sabia que ocurria, pero habia tenido experiencias con las fuerzas del orden. Por puro habito, cogio el movil y apreto una tecla. Era su marcacion rapida. Llamaria a Win. Win apretaria la tecla de «silencio» y escucharia. Era un viejo truco entre ellos que hacia anos que no utilizaba Myron, y ahi estaba, con agentes de policia, cayendo en las viejas costumbres.
De sus pasados tropiezos con la ley, Myron habia aprendido algunas verdades basicas que podian resumirse asi: que no hayas hecho nada malo no significa que no estes en apuros. Es mejor partir de esa base.
– Queremos que nos acompane -dijo Loren Muse.
– ?Puedo preguntar por que?
– No le retendremos mucho rato.
– Tengo entradas para los Knicks.
– Intentaremos no interferir en sus planes.
– Abajo. -Miro a Lance Banner-. En la fila de los famosos.
– ?Se niega a venir con nosotros?
– ?Me estan arrestando?
– No.
– Entonces, antes de acompanarles, me gustaria saber para que.
Loren Muse no vacilo esta vez.
– Se trata de Aimee Biel.
– ?Esta bien?
– ?Por que no nos acompana?
– Le he preguntado…
– Le he oido, senor Bolitar. -Le dio la espalda y empezo a caminar hacia la salida-. ?Por que no nos acompana para que podamos hablar?
Lance Banner condujo. Loren Muse se sento a su lado. Myron se acomodo atras.
– ?Esta bien? -pregunto Myron.
No le contestaron. Estaban jugando con el, Myron lo sabia, pero no le importaba demasiado. Queria saber como estaba Aimee. El resto era irrelevante.
– Diganme algo, por el amor de Dios.
Nada.
– La vi el sabado por la noche. Pero eso ya lo saben, ?no?
No le respondieron. El sabia por que. Por suerte el trayecto era corto. Eso explicaba su silencio. Querian grabar su confesion. Seguramente necesitaban toda su fuerza de voluntad para no decir nada, pero pronto lo tendrian en una sala de interrogatorio y lo grabarian todo.
Entraron en un garaje y le llevaron a un ascensor. Bajaron en el octavo piso. Estaban en Newark, en los juzgados del condado. Myron ya habia estado alli. Le llevaron a una sala de interrogatorio. No habia espejo ni por lo tanto cristal reversible. Eso significaba que la vigilancia se hacia a traves de una camara.
– ?Estoy arrestado? -pregunto.
Loren ladeo la cabeza.
– ?Que le hace pensar eso?
– No me venga con esas, Muse.
– Por favor, tome asiento.
– ?Ya me han investigado? Llame a Jake Courter, el sheriff de Reston. El respondera por mi. Hay otros tambien.
– Llegaremos a eso enseguida.
– ?Que le ha ocurrido a Aimee Biel?
– ?Le importa que filmemos la entrevista? -pregunto Loren Muse.
– No.
– ?Le importa firmar una renuncia?
Era una renuncia a la Quinta Enmienda. Myron sabia que no debia firmarla -era abogado, por Dios-, pero no lo tuvo en cuenta. El corazon le latia aceleradamente. Algo le habia ocurrido a Aimee Biel. Ellos debian creer que sabia algo o estaba implicado. Cuanto antes acabaran y le eliminaran, mejor para Aimee.
– De acuerdo -dijo Myron-. Digame que le ha ocurrido a Aimee.
Loren Muse abrio las manos.
– ?Quien dice que le ha ocurrido algo?
– Usted, Muse. Cuando ha venido a buscarme al aeropuerto. Ha dicho «Se trata de Aimee Biel». Y como, modestia aparte, tengo unos asombrosos poderes de deduccion, he deducido que dos agentes de policia no han venido a decirme que se trata de Aimee Biel solo porque ella a veces haga globos con el chicle en clase. No, he deducido que algo debe de haberle ocurrido. Por favor, no me castigue por tener este don.
– ?Ha acabado?
Habia acabado. Cuando estaba nervioso, se ponia a hablar.
Loren Muse cogio un boligrafo. Ya tenia un cuaderno sobre la mesa. Lance Banner se quedo de pie y en silencio.
– ?Cuando fue la ultima vez que vio a Aimee Biel?
Decidio no volver a preguntar que le habia ocurrido. Muse queria jugar a su manera.
– El sabado por la noche.
– ?A que hora?
– Creo que entre las dos y las tres de la madrugada.
– Entonces era el domingo por la manana y no el sabado por la noche.
Myron se trago el comentario sarcastico.
– Si.
– Ya. ?Donde la vio por ultima vez?
– En Ridgewood, Nueva Jersey.
Ella escribio algo en su cuaderno.
– Direccion.
– No lo se.
Dejo de escribir.
– ?No lo sabe?
– No. Era tarde. Ella me indico el camino. Yo solo segui sus indicaciones.
– Ya. -Dejo el boligrafo-. ?Por que no empieza por el principio?
La puerta se abrio de golpe. Todas las cabezas se volvieron hacia la puerta. Hester Crimstein entro como una tromba, como si la propia habitacion hubiera proferido un insulto y ella quisiera responder. Por un momento nadie se movio ni dijo nada.
Hester espero un instante, abrio los brazos, avanzo el pie derecho y grito.
