utilizarlo. No habia forma de que lo rastrearan. Cogio otro del estante. Por un momento lo tuvo en la mano mientras pensaba en su proximo movimiento. Su respiracion era fatigosa.

Dominick habia cortado bastantes cabezas en sus tiempos, pero si marcaba el numero de los Gemelos, cruzaria una linea desconocida.

Penso en la sonrisa de su hija, en que habia tenido que usar aparato dental a los doce anos y en como llevaba el pelo, y la forma como le miraba, hacia mucho tiempo, siendo ella nina y el el hombre mas poderoso del mundo.

Dominick apreto las teclas. Despues de llamar, tendria que deshacerse del telefono. Esa era una de las reglas de los Gemelos, y cuando se trataba de esos dos, no importaba quien fueras, no importaba lo duro o lo mucho que te hubieras esforzado por conseguir aquella hermosa casa en Livingston, no se lleva la contraria a los Gemelos.

Descolgaron el telefono al segundo timbre. Sin saludo. Sin palabras. En silencio.

– Os voy a necesitar -dijo Dominick.

– ?Cuando?

Dominick cogio el bate de metal. Le gustaba su peso. Penso en el tal Bolitar, el tipo que se iba con una chica que desaparecia, y despues se buscaba un abogado y ya estaba libre viendo la television o disfrutando de una buena comida.

Eso no se deja pasar. Aunque fuera utilizando a los Gemelos.

– Ahora -dijo Dominick Rochester-. Os necesito a los dos.

18

Cuando Myron volvio a su casa de Livingston, Win ya estaba alli, echado en la tumbona del jardin, con las piernas cruzadas. Llevaba mocasines, una camisa azul y una corbata de un verde deslumbrante. Algunas personas pueden ponerse cualquier cosa y hacer que les quede bien. Win era uno de esos.

Tenia la cabeza ladeada hacia el sol, los ojos cerrados. No los abrio mientras Myron se acercaba.

– ?Sigues queriendo ir al partido de los Knicks? -pregunto Win.

– Creo que paso.

– ?Te importa que lleve a otra persona?

– No.

– Conoci una chica en Scores anoche.

– ?Es una stripper?

– Por favor. -Win levanto un dedo-. Es una bailarina erotica.

– Una mujer de carrera. Que bien.

– Se llama Bambi, creo. O puede que sea Tawny.

– ?Es su nombre autentico?

– En ella no hay nada autentico -dijo Win-. Por cierto, la policia ha estado aqui.

– ?Registrando la casa?

– Si.

– Se han llevado mi ordenador.

– Si.

– Maldita sea.

– No te preocupes. He llegado antes que ellos y he hecho una copia de seguridad de tus archivos. Despues he borrado el disco duro.

– Vaya -dijo Myron-. Eres bueno.

– El mejor -dijo Win.

– ?Donde los copiaste?

– En la memoria USB de mi llavero -dijo, meneandolo, con los ojos todavia cerrados-. Ten la bondad de moverte un poco a la derecha. Me tapas el sol.

– ?Ha averiguado algo la investigadora de Hester?

– Hubo un cargo de cajero en la tarjeta de la senorita Biel -dijo Win.

– ?Aimee ha sacado dinero?

– No, un libro de la biblioteca. Si, dinero. Parece que Aimee Biel saco mil dolares de un cajero unos minutos antes de que te llamara.

– ?Algo mas?

– ?Como que?

– Lo estan relacionando con otra desaparicion. Una chica llamada Katie Rochester.

– Dos chicas desaparecen en la misma zona. Es normal que lo relacionen.

Myron fruncio el ceno.

– Creo que hay algo mas.

Win abrio un ojo.

– Problemas.

– ?Que?

Win no dijo nada y siguio mirandole. Myron se volvio, siguio su mirada y sintio un vuelco en el estomago.

Eran Erik y Claire.

Por un momento nadie se movio.

– Vuelves a taparme el sol -dijo Win.

Erik desprendia rabia. Myron fue hacia ellos, pero algo le detuvo. Claire puso una mano en el brazo de su marido y le susurro algo al oido. El cerro los ojos. Ella dio un paso hacia Myron, con la cabeza alta. Erik se quedo atras.

Claire se acerco hasta la puerta. Myron fue hacia ella.

– Sabes que yo no… -dijo Myron.

– Dentro. -Claire siguio caminado hacia la puerta-. Quiero que me lo cuentes todo aqui dentro.

El fiscal del condado de Essex, Ed Steinberg, el jefe de Loren, la estaba esperando cuando ella regreso a la oficina.

– ?Y bien?

Ella le puso al dia. Steinberg era un hombre grueso, con un vientre prominente, pero tenia aspecto de osito al que se quiere abrazar. Por supuesto estaba casado. Hacia mucho tiempo que Loren no conocia a ningun hombre deseable que no lo estuviera.

Cuando acabo, Steinberg dijo:

– Yo he investigado un poco mas a Bolitar. ?Sabias que el y su amigo Win habian trabajado para los federales?

– Corrian rumores -dijo ella.

– He hablado con Joan Thurston. -Era la fiscal del estado de Nueva Jersey-. Hay mucho de cotilleo, supongo, pero en suma, todos creen que Win esta pasado de vueltas, pero que Bolitar es una persona decente.

– Eso es lo que me han dicho a mi tambien -dijo Loren.

– ?Te crees su historia?

– En general, si, creo que si. Es demasiado absurda. Ademas, como dijo el mismo, ?seria tan tonto de dejar tantas pistas un tipo con su experiencia?

– ?Crees que es una trampa?

Loren hizo una mueca.

– Tampoco parece eso. Aimee Biel le llamo. En tal caso tendria que estar metida.

Steinberg entrelazo las manos sobre la mesa. Iba remangado. Sus antebrazos eran gruesos y tan cubiertos de vello que parecian una piel.

– Entonces lo mas probable es que se haya fugado, ?no?

– Lo mas probable -dijo Loren.

– ?Y que utilizara el mismo cajero que Katie Rochester?

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