uno, no soy un buen alumno. Al menos en esto. Y dos, os estoy mirando y memorizando vuestras caras, y si me atacais, aseguraos de que me matais porque si no, volvere a por vosotros, de noche, cuando durmais, y os atare, echare queroseno en vuestra entrepierna y le prendere fuego.
Myron Bolitar, Maestro del Melodrama. Pero mantuvo los ojos firmes y observo cuidadosamente sus rostros, uno por uno.
– Bien -dijo Myron-, ?es esa vuestra opcion numero tres?
Uno de los hombres se agito un poco. Una buena senal. Otro echo una mirada de soslayo al de al lado. El hombre de cabello oscuro tenia algo parecido a una sonrisa en la cara. Alguien llamo a una puerta del otro lado de la habitacion. El hombre de cabello oscuro la abrio un poco, hablo con alguien, la cerro y se volvio a mirar a Myron.
– Eres bueno -dijo.
Myron no contesto.
– Sigueme.
Abrio la puerta y le indico con la mano que pasara. Myron entro en una sala con las paredes rojas, cubiertas de fotografias pornograficas y posteres de peliculas de serie xxx. Habia un sofa de piel negra, dos sillas plegables y una lampara. Y sentada en el sofa, con expresion aterrorizada pero sana y salva, Katie Rochester.
43
Edna Skylar estaba en lo cierto, penso Myron. Katie Rochester parecia mayor y mas madura. Tenia un cigarrillo en la mano, pero estaba apagado.
El hombre de cabello oscuro le tendio una mano.
– Soy Rufus.
– Myron.
Se estrecharon la mano. Rufus se sento en el sofa junto a Katie. Le quito el cigarrillo de la mano.
– No puedes fumar en tu estado, carino -dijo.
Se puso el cigarrillo entre los labios, lo encendio, apoyo los pies en la mesita y solto una buena bocanada de humo.
Myron permanecio de pie.
– ?Como me ha encontrado? -pregunto Katie Rochester.
– No es importante.
– La mujer que me reconocio en el metro ha hablado, ?no?
Myron no contesto.
– Maldita sea. -Katie meneo la cabeza y puso una mano en el muslo de Rufus-. Ahora tendremos que buscar otro sitio.
– Como -exclamo Myron, senalando un poster de una mujer desnuda con las piernas abiertas-, ?y dejar este entorno?
– No tiene gracia -dijo Rufus-. Esto es culpa tuya.
– Necesito saber donde esta Aimee Biel.
– Se lo he dicho por telefono -dijo ella-. No lo se.
– ?Eres consciente de que tambien ha desaparecido?
– Yo no he desaparecido. He huido. Fue una decision propia.
– Estas embarazada.
– Es verdad.
– Aimee Biel tambien.
– ?Y que?
– Que las dos estais embarazadas, sois del mismo instituto, huisteis o desaparecisteis…
– Hay un millon de chicas embarazadas que escapan.
– ?Todas utilizan el mismo cajero?
Katie Rochester se incorporo un poco.
– ?Que?
– Antes de escapar, fuiste a un cajero.
– Fui a un monton de cajeros -dijo ella-. Necesitaba dinero.
– ?Por que? ?Es que Rufus no puede mantenerte?
– Vete al infierno -dijo Rufus.
– Era mi dinero -dijo Katie.
– No se puede decir que hayas llegado muy lejos.
– Eso no le importa. Nada de esto es asunto suyo.
– El ultimo cajero al que fuiste era un Citibank de la Calle 52.
– ?Y que?
Katie Rochester parecia cada vez mas joven y mas petulante.
– Que el ultimo cajero al que fue Aimee Biel antes de desaparecer fue el mismo Citibank de la Calle 52.
Katie parecia sinceramente despistada. No era fingido. No lo sabia. Poco a poco volvio la cabeza para mirar a Rufus. Entorno un poco los ojos.
– Eh -dijo Rufus-. A mi no me mires.
– Rufus ?tu la…?
– ?Yo que?
Rufus tiro el cigarrillo al suelo y lo aplasto con el pie. Levanto una mano como si fuera a atizarle un reves. Myron se coloco entre ellos. Rufus freno, sonrio y levanto las palmas de las manos fingiendo rendicion.
– No pasa nada, cielo.
– ?Que ibas a decir? -pregunto Myron.
Rufus miro a Katie.
– Nada, se acabo. Lo siento, cielo. Sabes que nunca te pegaria, ?eh?
Katie no dijo nada. Myron intento interpretar su cara. No estaba acobardada, pero habia algo, lo mismo que habia visto en su madre. Se inclino a su nivel.
– ?Quieres que te saque de aqui? -pregunto.
– ?Que? -Katie levanto la cabeza de golpe-. No, por supuesto que no. Nos queremos.
Myron la miro, buscando senales de ansiedad. No vio ninguna.
– Vamos a tener un hijo -dijo.
– ?Por que has mirado a Rufus de esa manera cuando he mencionado el cajero?
– Ha sido una estupidez. Olvidelo.
– Dimelo de todos modos.
– He pensado… pero me equivocaba.
– ?Que has pensado?
Rufus volvio a apoyar los pies en la mesita y los cruzo.
– No pasa nada, cielo. Diselo.
Katie Rochester mantuvo los ojos bajos.
– Ha sido solo una reaccion, ?sabe?
– ?Una reaccion por que?
– Rufus estaba conmigo. Solo eso. Fue idea suya usar ese ultimo cajero. Penso que al estar en el centro y eso, seria mas dificil relacionarnos con un lugar como este.
Rufus arqueo una ceja, orgulloso de su ingenuidad.
– Pero Rufus tiene a muchas chicas trabajando para el. Las lleva al mismo cajero y les hace retirar el dinero. Tiene uno de los clubes de aqui, un local llamado Barely Legal. * Es para hombres que quieren chicas…
– Creo que puedo deducir lo que quieren. Siga.
– Legal -dijo Rufus, levantando un dedo-. Se llama Barely Legal. La palabra clave es legal. Todas las chicas