Capitulo XVI

UNOS ENTERRADORES IMPORTUNOS

Los relojes marcaban las diez de la noche cuando las conversaciones cesaron al fin y los exploradores se acostaron sobre sus sacos de dormir.

Por la manana, durante el desayuno, se discutio la cuestion de quien debia ir en busca del mamut y de si merecia la pena hacerlo o no seria mejor dedicarse a los preparativos de la marcha.

— Si estuviesemos seguros de encontrar mas mamuts — opino Kashtanov —, no valdria la pena volver a este, puesto que le hemos descrito ya y fotografiado. Pero como pronto ha de empezar la zona forestal, es posible que no volvamos a ver ninguno si viven unicamente en la tundra, al borde de los hielo.

Asi pues, se decidio que cuatro hombres saldrian para alla con tres trineos tirados por perros.

Junto a layurtaquedaron Gromeko, que queria recoger antes de marcharse algunos ejemplares mas de la flora primaveral de la tundra en aquellos parajes, y Kashtanov, con el proposito de perforar el suelo de la colina para determinar su composicion. Aquel monticulo solitario en medio de la tundra le parecia extrano.

El grupo se alejo, guiado por Papochkin, que conocia el camino. Durante la marcha mataron algunas aves acuaticas que andaban por la tundra cerca del riachuelo y una liebre muy extrana, que mas se asemejaba a un enorme gerbo y causo una gran alegria al geologo.

El cuerpo del mamut se alzaba a lo lejos igual que una eminencia en la tundra lisa. Cuando estuvieron mas cerca, Igolkin, cuya vista era muy penetrante, advirtio a sus companeros que unos animalillos grises andaban alrededor del mamut.

Los cazadores dejaron los trineos a cierta distancia y se acercaron con precaucion al mamut; pero pronto se detuvieron sorprendidos: los animalillos habian desapiarecido corno por ensalmo.

— ?Hombre! — exclamo Papochkin cuando todos estuvieron por fin cerca del mamut-. Desde ayer ha habido aqui alguien: fijense.

Parecia como si en torno al mamut hubieran trabajado unos topos gigantescos: montones de tierra y de raices de arbustos de un metro de altura habian sido levantados en torno al animal, cuyos cuartos traseros desaparecian ya casi por entero en el hoyo sin sobresalir apenas en la superficie de la tundra.

— ?Quien ha podido hacer esto? — se preguntaban los cazadores.

— Pues unos enterradores muy habiles. Debian tener el proposito de sepultar el cadaver, probablemente para que no lo descubran los lobos y tener asi provisiones de reserva — explico Maksheiev.

Igolkin trajo a uno de los perros que, despues de olfatear la tierra removida, lanzose de pronto bajo el vientre del mamut, extrayendo a un extrano animalillo que agitaba desesperadamente sus patas cortas grunendo como un cerdo. Lo remataron despues de quitarselo al perro y se pusieron a examinarlo. Por la forma y por el pelaje se parecia mucho a un tejon.

Luego descubrieron otros cuantos animales semejantes escondidos bajo el cadaver que, desde luego, se disponian a enterrar para devorarlo paulatinamente mas tarde.

La labor de aquellos importunos enterradores no permitio ya quitar la piel entera del mamut, y hubo que

limitarse al flanco izquierdo. Los viajeros inspeccionaron luego las entranas, le cortaron una pata de delante, otra de atras y un colmillo, enuclearon un ojo y extrajeron la mitad del cerebro, la lengua y dos dientes. Los perros comieron alli hasta saciarse. Unos cuantos grandes trozos de carne de la cadera y del lomo fueron tambien colocados en los trineos, despues de lo cual el grupo tomo lentamente el camino de vuelta. El enterrador, la liebre y las aves constituian el botin zoologico de aquella jornada y Papochkin podia estar satisfecho de el.

— Que los enterradores sepulten el resto — dijo Borovoi en broma-. Cuando nos falte carne para los perros, volveremos Igolkin y yo a buscarla aqui. Y es posible que lo hagamos incluso antes, mientras la carne no se haya podrido aun.

— Entonces, llevense tambien el craneo — rogo Papochkin-. Me imagino que los enterradores lo mondaran a la perfeccion.

Cuando llegaron cerca de la colina, los exploradores vieron que Kashtanov y Gromeko se hallaban dedicados a una extrana labor. Extraian de un hoyo abierto en la pendiente de la colina unos bloques de piedra blanca que iban amontonando a un lado.

— Esta colina es un verdadero tesoro para nuestra expedicion — explico Kashtanov a sus companeros-. Queriendo determinar su composicion empece a cavar un hoyo y, al metro y medio aproximadamente, me he encontrado con un bloque de hielo pura. Lo mismo me ha ocurrido en otro sitio. Entonces se me ha ocurrido excavar en el hielo una camara que nos servira de nevera perfecta para conservar las provisiones y las pieles. ?Porque no van a venir todos los dias mamuts o rinocerontes para servirnos de cena!

— Sera posible que toda la colina este hecha de hielo y solo la cubra una capa de tierra? — pregunto Borovoi.

— Creo que si. En el Norte de Siberia se encuentran a veces glaciares fosiles de estos. Es un gran monton de hielo acumulado durante el invierno y que perdura casualmente o parte de la masa glaciar en retirada, que ha sido poco a poco recubierta de una capa de limo y de arena traida por los arroyos que fluyen del glaciar y se ha conservado asi*.

El descubrimiento de Kashtanov tenia un gran valor para el grupo que se quedaba alli porque les ofrecia una despensa inmejorable en el lugar mismo que iban a habitar.

— Mas tarde haremos una puerta y abriremos un nicho grande en el fondo — declaro Borovoi.

— Y, ademas, en otra parte de la colina excavaremos una segunda gruta en el hielo para los perros cuando haga demasiado calor — anadio Igolkin.

Una vez descargados los trineos, todos se pusieron a ayudar a Kashtanov y Gromeko a cavar una cueva suficiente para meter los restos del mamut que habian traido y los del rinoceronte. Cuando estuvo terminada y llena, se cego la abertura con bloques de hielo y se la protegio con los trineos y los esquis para impedir que penetrasen los perros.

A la manana siguiente se hicieron los preparativos de marcha. Toda la impedimenta fue distribuida: se metio las conservas, el alcohol y layukolaen la nevera y se cargo los trineos con las lanchas y los equipos necesarios para el viaje al interior de Plutonia. Los exploradores almorzaron por ultima vez juntos y se pusieron en marcha hacia el rio Maksheiev despues de despedirse de Borovoi, que se quedaba para cuidar de layurtay del deposito. Igolkin debia regresar con los trineos al terminar la jornada. Se habia decidido que los navegantes se llevarian a uno de los perros para montar la guardia

durante el viaje, y se eligio a General para este efecto. Fue esquilado a fin de que sufriera menos del calor y, perdidas las lanas. el perro tenia un aire tan divertido que nadie podia mirarle sin echarse a reir. Le dejaron un pompon en la cabeza, flecos en la parte alta de las patas y una bolita en el extremo del rabo. Maksheiev, autor del esquilado, declaro que le habia hecho aquellos adornos para que, con su extrano aspecto, el perro asustara a las fieras que pudiesen encontrar.

Una vez al borde del rio, que tendria unos seis metros de anchura y de uno a dos de profundidad, — echaron las lanchas al agua y subieron a ellas de dos en dos: uno empunaba el timon y el otro los remos. General salto a la proa de la lancha de cabeza donde se habian instalado Maksheiev y Gromeko. Por encima de la borda asomaba su estrafalario hocico con las grandes orejas tiesas y el pompon entre ellas.

Igolkin permanecio en la orilla hasta que desaparecieron a lo lejos ambas lanchas, arrastradas rapidamente por la corriente. Sobre layurtaque se divisaba en el horizonte Borovoi habia izado una bandera blanca. La expedicion, que hasta aquel dia habia soportado valientemente en comun todas las dificultades, quedaba dividida y cuatro de sus miembros bogaban hacia el centro del misterioso pais. ?Volverian? Y, si volvian, ?cuantos de ellos, cuando y en que condiciones?

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