— ?O algun otro animal antediluviano aun mas terrible de esta casa de fieras paleontologica!

— ?Cualquiera sabe! De todas formas, me parece que mas nos vale no acercarnos a aquel extremo del claro, porque el animal podria caer sobre nosotros de entre la espesura tan rapidamente que no nos diese tiempo ni siquiera a disparar.

— Entonces, vamos a ocuparnos de los ciervos: hay que medirlos, desollarlos y llevarlos hasta las lanchas.

Los ciervos pertenecian a una especie gigantesca desaparecida de la superficie del globo, donde existio en la misma epoca que el mamut, el toro primitivo y el oso de las cavernas.

Despues de haber desollado a los dos, los cazadores cortaron los cuartos traseras del mas joven y se encaminaron lentamente hacia el rio con su pesada carga, con tanto volver en busca de carne si sus companeros habian, tenido menos suerte y si la fiera desconocida, que probablemente rondaba cerca del claro, les dejaba algo.

*(Alerces = arbol caducifolio pinaceo, de tronco derecho y alisado, ramas abiertas y hojas blandas; su fruto es una pina menor que la del pino)

Capitulo XVIII

LA CAZA AL CAZADOR

Junto a la tienda encontraron a Gromeko, que les aguardaba con impaciencia. Despues de haber dado una vuelta alrededor del campamento recogiendo plantas, habia desplumado y puesto a hervir una oca matada por la manana De pronto se presento General solo. Traia, sujeta al cuello por un bramante, una nota donde Maksheiev escribia: «He matado un carnicero muy grande, pero no tengo fuerzas para arrastrarlo hasta el campamento. Que venga Sermon Semionovich a examinarlo aqui. Aunque General sabe el camino, les envio, por si acaso, el itinerario».

Detras de la nota venia, hecho a lapiz, un plano del itinerario recorrido por el cazador donde se indicaba la direccion seguida y la distancia en pasos.

Despues de descansar un poco, Papachkin y Gromeko salieron en busca de Maksheiev. General los guiaba bien pero, en las bifurcaciones de los senderos se detenia con frecuencia indeciso y entonces venia a salvarles el plano, donde figuraban todas las encrucijadas. Los cazadores marcharon rapidamente durante media hora y debian encontrarse ya cerca del lugar donde estaba su companero cuando oyeron dos disparos seguidos. General se lanzo ladrando como un loco y los cazadores corrieron tras el por miedo a que Maksheiev estuviera en peligro.

Pronto llegaron a un vasto claro en medio del cual crecia un grupo de arbustos y de arboles. Al lado yacia una masa amarillenta por encima de la cual asomaba la cabeza de Maksheiev. Delante corrian por el claro mas de una decena de animales de pelo rojizo en los que se reconocia facilmente a lobos.

General se detuvo al borde del claro, sin atreverse a atacar al enemigo tan numeroso.

Al ver desembocar a los exploradores en el claro, los lobos empezaron a retroceder y Maksheiev grito:

— Sueltenles un buen par de perdigonadas si tienen escopeta de dos canones, porque a mi me da pena gastar las balas explosivas.

Gromeko se apresuro a cargar su escopeta con perdigones e hizo dos disparos consecutivos contra los lobos. Los animales huyeron hacia los matorrales, perseguidos por General que, al pasar, remato a uno de los que estaban heridos. Los cazadores se aproximaron a Maksheiev, que les refirio lo siguiente:

— Me habia detenido al borde del claro porque el perro empezo a grunir y a temblar. Detras de este soto descubri a unos cuantos ciervos pastando y quise darles caza, ya que nunca habiamos capturado a un animal de este genero. Empece a deslizarme por entre los matorrales a lo largo del lindero cuando subitamente vi, al llegar al soto, a un gran animal amarillo que tambien espiaba a los ciervos y se arrastraba hacia ellos por detras de los arbustos… Considerando que esta presa era mucho mas interesante, me puse al acecho entre los. matorrales a unos cien pasos. Se conoce que, enteramente entregado a vigilar a los ciervos, el animal amarillo no me habia advertido o consideraba indigno de su atencion el ser bipedo que veia por primera vez. Se deslizo hasta el soto mismo y alli se irguio eligiendo capazmente una victima por entre las ramas que le separaban de los ciervos, que pacian tranquilamente sin sospechar nada. Entonces vi unas hayas oscuras sobre los flancos claros del animal y reconoci a un tigre de grandes dimensiones.

Me presentaba el flanco izquierdo, erguido en una postura admirable, y me apresure a dispararle una bala explosiva que le dejo en el sitio.

Asustados por la detonacion, los ciervos se lanzaron al galope por delante del soto, pero al ver al tigre todavia estremecido, dieron una brusca espantada y se dirigieron en linea recta hacia mi. Apenas tuve tiempo de apartarme. Eran unos animales esplendidos: un macho viejo de enorme cornamenta, varias hembras y cervatillos.

Al principio quise desollar al tigre yo mismo, pero al examinarlo me convenci de que pertenecia tambien a una raza desaparecida de la superficie de la tierra. Pense ir a buscar al zoologo pero, por temor a que cualquier carnicero descubriera — el cadaver y estropease la piel, se me ocurrio enviar a General, que ha cumplido perfectamente su mision. Y menos mal que no me marche de aqui porque, al poco tiempo, escuche aullidos. En el claro aparecio un lobo, luego otro, y otro, hasta que se juntaron una decena. Al principio, como me vieron junto al animal muerto, no, se atrevieron a acercarse, pero luego se envalentonaron hasta el punto de hacerme perder dos balas.

El animal matado por Maksheiev tenia un pelaje blanco y amarillo, con una raya de color pardo oscuro en medio de la espalda y otras cuantas rayas del mismo color en los flancos que le hacian parecerse a un tigre. Pero el zoologo, despues de haber examinado el craneo y el cuerpo, la cola corta y la estructura de las patas, exclamo:

— ?Esto no es un tigre: parece mas bien un oso!

Maksheiev quedo un poco decepcionado, pero, sal fijarse bien, hubo de confesar que solo las rayas pardas le hacian parecerse al mas feroz representante de la raza felina, porque todos los demas indicios eran los de un oso.

— Debe ser un oso de las cavernas, contemporaneo del mamut, del que solo se poseian hasta ahora ciertas partes del esqueleto — explico Papochkin-. Es mucho mas interesante que un tigre sencillo.

Despues de medir al animal, le quitaron la piel, que se llevaron, asi como el craneo y una pata trasera.

La cena fue suculenta: sopa de oca con cebollas silvestres, asado de ciervo y lonjas de oso. Pero este ultimo plato, por su sabor fuerte, no les agrado a todos.

Aquel dia, la niebla era menos densa y Pluton brillaba a traves de un galio ligero, desapareciendo por completo solo en algunos momentos. La temperatura se mantenia 13 sobre cero y el viento habia amainado un paco.

— Yo pienso — observo Gromeko— que dentro de un dia o dos se habra disipado la niebla del todo y veremos por fin el color del cielo de Plutonia.

No interrumpio el descanso de los exploradores mas que el aullido lejano de los lobos, que sin duda devoraban en el claro los cadaveres de los ciervos, del oso y de sus propios companeros. Pero ni siquiera General hacia caso de estos ruidos, tendido a la entrada de Ira tienda donde humeaba una hoguera que le protegia de los insectos.

El grupo volvio a ponerse en camino. El rio iba haciendose mas ancho y mas profundo. Las lanchas, con su pesada carga, no corrian ya el riesgo de pegar en la orilla con la popa o de clavar la proa en ella cuando llegaba un brusco recodo.

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