— Ademas — advirtio Papochkin —, ya saben ustedes que disparar contra estos animales tiene su peligro: un jabali irritado es un enemigo temible.

— No tenemos mas que subir a unos riscos donde no puedan alcanzarnos y matar un par de jabatillos — propuso Kashtanov.

Asi lo hicieron. Maksheiev cargo su escopeta con postas y disparo contra los jabatos. La manada, a excepcion de tres jabatos que quedaron debatiendose entre la hierba, se disperso en diferentes direcciones; pero pronto arremetieron el jabali y las jabalinas contra los riscos y empezaron a girar a su alrededor haciendo vanas esfuerzos por trepar a las rocas lisas, con lo cual aumento su furor. Este asedio permitio a los cazadores examinar a los jabalies desde muy cerca. Una vez satisfecha la curiosidad del zoologo, empezaron a preguntarse lo que mas les convenia hacer.

— Les advierto que pueden hacernos estar asi todo un dia. Ellos tienen la comida aqui mismo, pero nosotros no. Ademas, se esta muy incomodo — declaro Kashtanov-. Tendremos que ahuyentarlos con algunos disparos.

Pero en eso, Maksheiev, que llevaban un rato observando el lindero del bosque, exclamo:

— Hay un animal muy grande que se acerca hacia nosotros o hacia los jabalies por la orilla del lindero; no veo mas que el lomo amarillo.

— ?Donde, donde?

— Miren, alli se ve el lomo, delante de ese arbusto que hay en el calvero. Fijense ahora, mas a la derecha.

Las miradas de todos siguieron la direccion indicada y, en efecto, a lea derecha del arbusto descubrieron, avanzando lentamente, un bulto de color pardo amarillento, en el que se veian unas franjas transversales mas oscuras.

— Sera otro oso? — hipotetizo Maksheiev.

— Esta vez podria ser un tigre — replico Papochkin —, Tiene los aires de un felino.

— Me parece que ya es el momento de disparar — declaro Kashtanov.

— ?contra quien? ?Contra la fiera o contra los jabalies?

— Mejor sera contra los jabalies. Si huyen en direccion al bosque, tropezaran con ese carnicero que los perseguira. Si tuercen hacia otro lado, el animal cambiara de postura y podremos entonces examinarlo — en detalle y disparar contra el cuando nos sea mas comodo. En este momento no se ve mas que el lomo y podemos fallar.

— Vamos a hacer primero un disparo contra los jabalies y las tres otras escopetas apuntan a la fiera.

El zoologo, que estaba en un saliente de la roca, apunto al jabali cuando, erguido sobre las patas traseras, intentaba clavar los colmillos en una bota de Maksheiev. El disparo a quemarropa abatio inmediatamente al jabali y, los restantes, asustados, huyeron hacia el bosque.

Habian llegado casi hasta el lindero cucando, a la izquierda de ellos, surgio un cuerpo amarillo pardusco y, de un salto de varios metros, cayo en medio de la manada. Dos animales quedaron entre las garras de la fiera mientras los demas escapaban grunendo al bosque.

— No es un oso, ?es un tigre! exclamo Papochkin, que no habia dejado de observar a la fiera durante su salto.

— Naturalmente — confirmo Kashtanov-. Y probablemente de la raza de los macairodos, a juzgar por los enormes colmillos de la mandibula superior. Esta raza estaba muy difundida en el periodo terciario, y desaparecio quiza al terminar dicha epoca.

— Desgraciadamente, este se nos escapa. Fijense: se ha adentrado en el bosque con su presa, notando sin duda que nuestra vecindad es peligrosa — grito Maksheiev.

— ?Que importa! Por hoy hemos recogido bastantes datos — dijo Papochkin, que habia estado midiendo al jabali muerto-. ?Nos llevamos a este monstruo hasta las embarcaciones o nos conformamos con los jabatos?

— Si tiene bastante grasa, no estaria mal llevarnoslo — observo Gromeko-. Asi podriamos hacer carne frita. Bueno, ustedes lo despedazan mientras yo recojo algunas otras plantas.

* El cinturon olivino, segun hipotesis de los geofisicos, se encuentra a gran profundidad de la corteza terrestre, bajo una capa de rocas ligeras. Compuesto de minerales mas pesados (principalmente de olivina o peridoto), separa las capas superficiales ligeras del nucleo metalico de la Tierra.

Capitulo XX

AVIADOR A LA FUERZA

Kashtanov volvio al estudio de las rocas mientras Maksheiev y el zoologo despedazaban el jabali y los jabatos y Gromeko descendio lentamente la colina por la vertiente meridional absorto en la recogida de plantas, entre las cuales encontro muchas especies y generos desconocidos. Una sombra gigantesca se proyecto de pronto sobre la colina como si una nube hubiese ocultado el sol. El zoologo y su companero levantaron la cabeza estremecidos. Vieron un pajaro oscuro, de enormes proporciones, parecido a un aguila, que giraba sobre el calvero.

Subitamente el ave se dejo caer a plomo, agarro por la espalda al botanico inclinado, y se remonto con el. Pero la carga era demasiado pesada incluso para un pajaro de aquella fuerza. Agitando precipitadamente las alas, volaba a cuatro metros del suelo sin poder alzarse mas, aunque sin querer tampoco soltar la presa inerte que llevaba entre las garras.

Papochkin y Maksheiev echaron mano de sus escopetas, pero el primero dejo en seguida la suya diciendo:

— La tengo cargada con postas y podria herir a Gromeko.

Maksheiev, que habia cargado la escopeta con una bala destinada al tigre, apunto y disparo cuando el ave llego a su altura. El pajaro se desplomo, solto al botanico y fue a caer, despues de un breve aleteo, sobre unas rocas proximas.

Los cazadores corrieron a Gromeko, que yacia sin conocimiento boca abajo en la vertiente. Su gruesa chaqueta de punto estaba rota por las garras del ave. Pero, como no le estaba ajustada, sino amplia, las garras se habian clavado unicamente en ella, limitandose a aranar el cuerpo. Todos se apresuraron a reanimar al botanico y vendarle las heridas y, cuando hubo recobrado el conocimiento, Papochkin y Maksheiev subieron a la cresta en busca del ave. Era un grifo de tamano descomunal: mas de cuatro metros de envergadura y casi metro y medio desde el pico hasta el extremo de la cola. El plumaje, de color pardo oscuro en la espalda, era por debajo mas claro y con pequenas rayas negras. El nacimiento del cuello, casi desnudo, estaba rodeado de un collar de plumas grisaceas y en — el arranque del pico enorme se alzaba una gran caruncula.

Aquel ave podia facilmente levantar un cordero, una cabra o un cerdo de talla mediana, pero una persona de setenta kilos era carga superior a sus fuerzas. El botanico agachado le habia parecido, sin duda, algun cuadrupedo pastando.

El grifo fue medido y fotografiado con las alas abiertas sobre las rocas, adonde trepo tambien Gromeko para examinar de cerca a su enemigo. El medico explico a sus companeros que cuando el grifo habia caido sobre su espalda, produciendole un choque violento, penso que era atacado por un tigre y habia perdido el conocimiento.

— ?Y si volviesemos sal campamento? — propuso Papochkin-. Hoy hemos sido atacados por jabalies y un grifo y hemos visto a un tigre de cerca. No hay que jugar demasiado con el destino.

Cansados por la marcha y las emociones, todos emprendieron con placer el camino de vuelta llevando los jabatos, los cuartos traseros y el tocino del jabali, asi como muestras de minerales y plantas.

Вы читаете Plutonia
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×